El gran engaño nacional o la Venezuela anormal
WILFREDO FRANCO | EL UNIVERSAL
jueves 30 de mayo de 2013 12:00 AM
No es normal que falten alimentos y productos industriales cuando
tenemos tantas tierras, aguas y recursos, y tantos desempleados; no es
normal que la maquinaria industrial se haya contraído en lugar de
crecer, no es normal que devalúen y falten divisas cuando el petróleo se
mantiene a precios tan altos, no es normal que haya tanto crimen y
ladronismo, no es normal que tengamos una inflación tan alta y el poder
adquisitivo de nuestra moneda se diluya día a día, no es normal tanto
conflicto y tantas protestas contra el Gobierno, no es normal que
tengamos tantos cubanos pagados con los dineros nuestros, no es normal
que las grandes obras, de costos colosales, las hagan sin licitación
pública unas pocas empresas amigas del Gobierno, además extranjeras; no
es normal que el oro esté en manos de chinos y rusos, no es normal que
las empresas de Guayana y muchas otras estatizadas deban ser subsidiadas
por el Estado, no es normal tener que "bajarse de la mula" para trámites
ante oficinas públicas, no es normal que el Gobierno controle tantas
emisoras de radio y televisión para atosigarnos con su propaganda
engañosa, ... y pare usted de contar.
En fin, no es normal que paguemos tanto en impuestos (IVA, Seniat) y
tengamos tanto ingreso petrolero y estemos tan mal y no veamos luz al
final del túnel. Una a una van develándose las verdades ocultas sobre la
podredumbre general que invadió los estamentos del Estado durante estos
14 años, y la conciencia del pueblo sobre el gran engaño nacional, se
hace cada vez clara. Ya este gobierno, cuya legitimidad no la cree la
gran mayoría del pueblo, no tiene argumentos ni capacidad de maniobra
para recuperar la enorme fe y confianza que una vez le concedió el soberano.
Estamos cansados y aburridos de tanta incompetencia, de tanta
corrupción, de tantas mentiras, de tanta vulgaridad, de tanto no hacer
nada por resolver los graves problemas del país. ¿Cómo ha sido esto
posible? La única explicación sobre el origen de la desastrosa situación
del país en un periodo donde el Gobierno recibió el mayor volumen de
ingresos petroleros de la historia y ejerció el poder más absoluto sobre
todas las instancias de la nación, es que no tuvimos ni tenemos un
gobierno propio. Nuestra situación es equivalente a la que viven las
naciones cuando carecen de soberanía. Hemos sido durante 14 años, y
somos aún, una colonia. Estamos supeditados a los designios no solo de
un país regente, que evidentemente y sin disfraz es Cuba, sino que
además estamos supeditados a los intereses de China, Irán y Rusia, por
una parte, y de Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Argentina por la otra, sin
contar otros tantos que se chulean los recursos del Estado venezolano a
cuenta de una tal "solidaridad internacional con la revolución chavista".
Todos vivimos esta situación como olla de presión a fuego lento, y
pareciera que con cada apertura de un huequito (léase apertura a la
podredumbre del Estado), sale un chorro de presión que se lleva un
pedazo. Ya antes volaron el magistrado Velázquez Alvaray y después el
magistrado Aponte y ahora la propia presidenta del TSJ y la gran voz de
la revolución Don Mario Silva; ministros han volado por montones,
enroques en el Gobierno ha sido la tónica y el envío a una embajada de
altos funcionarios embarrados también. Pero esos escapes de presión no
bastan, la olla sigue calentándose. Los procesos electorales y la
propaganda sobre la impecabilidad del CNE y el sistema electoral
"perfecto" fueron hasta ahora las principales válvulas para bajar la
presión y garantizar la continuidad del saqueo y el desgobierno
colonial. Pero esa válvula quedo inutilizada y ya no se podrá seguir
usando trampeada como hasta ahora. Venezuela toda, incluyendo al
gobierno cubano-venezolano, necesita un sistema electoral y un CNE
renovado. Esa medida por si sola contribuiría a estabilizar la endeble
plataforma democrática sobre la cual se sostiene esta endeble imitación
de Estado que tenemos. La no realización de la auditoria solicitada por
la oposición y la impugnación del proceso electoral tienen al gobierno
de Maduro sin piso, en una crisis socioeconómica de gran envergadura que
está afectando a todos los venezolanos. El Gobierno carece de la
fortaleza para resolver los problemas del país y solo podrá poner
algunos pañitos calientes a punta de realazos, pero, sin que nadie nos
lo haya explicado aún, parece que tampoco quedan reales en esta
Venezuela saudita, ¡como era de esperarse en una colonia! A Dios rogando
y con el mazo dando.
wfranco01@gmail.com
http://www.eluniversal.com/opinion/130530/el-gran-engano-nacional-o-la-venezuela-anormal
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