Thursday, September 8, 2011

Socialismo real y socialismo venezolano

Socialismo real y socialismo venezolano
José Guerra
Jueves, 8 de septiembre de 2011

El camino que ha tomado lo que en Venezuela se vocifera como socialismo
se parece a la experiencia anteriormente descrita. Se ha empecinado el
presidente Chávez en seguir estatizando la economía nacional mediante
expropiaciones y confiscaciones de medios de producción y de esta manera
empresas que en manos privadas eran productivas se han trocado en
rémoras para el Estado

Dice un amigo de origen germano que el socialismo no funcionó ni
siquiera en Alemania. Y tiene toda la razón. La expansión mediante la
ocupación por la fuerza de los países de Europa oriental por parte de la
extinta Unión Soviética supuso que buena parte del mundo se rigiera por
lo que denominó el socialismo real, con lo cual se hacía referencia al
modelo puesto en práctica por Vladimir Ilich, Lenin, a partir de 1917 y
posteriormente afianzado desde 1945, mediante dictaduras muy
sanguinarias. El socialismo eral era una especie de etiqueta adosada a
las naciones que constituían especie de satélites de la Rusia Soviética.

Comenzado por Lenin y consolidado por Stalin, el socialismo real tenía
varios elementos claramente visibles. En primer lugar, una economía
centralmente planificada por una burocracia que decidía qué se producía,
cuánto se producía y donde se producía. Los medios de producción eran
propiedad del Estado y los trabajadores tenían una relación casi servil
con su patrono. Había la ficción de que los trabajadores eran los dueños
de los medios de producción pero en realidad era la burocracia la que
adoptaba las decisiones fundamentales. Obviamente, la economía en manos
del Estado, era cuestión de tiempo para que el modelo colapsara como
efectivamente ocurrió en 1991, y lo que parecía un coloso se derrumbó en
un par de días.

En segundo lugar, un control político parte del partido dominante, el
partido comunista. No existía en el socialismo real el concepto liberal
de la separación de poderes que hace posible un equilibrio y control
institucional del Ejecutivo por parte de los poderes Legislativos y
Judicial. Todo lo decía el buró político del partido y jueces,
magistrados y legisladores eran simples fichas de la burocracia comunista.

De ser controlado el poder por el partido, aquel pasó a ser dominado por
su buró político y éste por el secretariado, especie de super cúpula y a
su vez el secretariado por el secretario general del partido. Así, se
fue entonces creando el culto a la personalidad al secretario general,
cuyas imágenes eran reverenciadas como un dios en la tierra. En tercer
lugar, en el socialismo real existía una especie de religión oficial, el
marxismo-lenisnimo. Llevado a niveles de adoración, la meca de esa
religión estaba en Moscú de donde se definían y dirigían las políticas
que la feligresía seguía uniformemente desde La Habana hasta Saigón.
Erigido en credo oficial, el marxismo-lenismismo era de obligatorio
aprendizaje en escuelas, liceos, universidades, centros de trabajo donde
había que seguir los cursos obligatorios de religión marxista. Todo el
espectro cultural estaba bajo la égida de esa ideología y la cultura se
valoraba no como expresión de la creación de los ciudadanos sino como
parte de un combate permanente para adoctrinar a la gente.

El camino que ha tomado lo que en Venezuela se vocifera como socialismo
se parece a la experiencia anteriormente descrita. Se ha empecinado el
presidente Chávez en seguir estatizando la economía nacional mediante
expropiaciones y confiscaciones de medios de producción y de esta manera
empresas que en manos privadas eran productivas se han trocado en
rémoras para el Estado que tiene que enjugar sus déficits sostenidos y
con ello ha sacrificado recursos que bien pudiesen ser aplicados al
gasto social.

Se ha convertido la economía venezolana en una especie de capitalismo
monopolista de Estado en la medida en que los sectores fundamentales
están pasando gradual pero sostenidamente a manos del sector público. No
hay que ser un avanzado en el campo de las finanzas ni ser clarividente
para anticipar que ese enfoque está haciendo aguas por todas partes y lo
que lo ha salvado de un naufragio más temprano es la cotización de los
precios petroleros por encima de los US$ 100 por barril, que ha
pospuesto el desenlace pero que no lo evita. Ello ha exacerbado la
dependencia de la economía nacional que para cualquier efecto práctico
lo único que produce es petróleo e importa el resto de los bienes que
consume.

Conjuntamente con ello, la hegemonía del partido de gobierno se siente
en todas las áreas de la economía y la sociedad. Cuesta diferenciar
cuando actúa el partido y cuando lo hace el gobierno y se ve a
funcionarios que se desdoblan permanentemente de dirigentes partidistas
y empleados públicos y ello ha tocado peligrosa e inconvenientemente a
ciertos factores de la institución militar que parecieran no haber
valorado la experiencia venezolana e internacional que aconseja mantener
a las fuerzas armadas alejadas de las disputas partidistas y de la
política cotidiana.

Dicho por la misma presidenta del TSJ, en Venezuela no debe haber
poderes independientes, sino un solo poder controlado por el Presidente
de la República. Ello es el paso más seguro hacía la conformación de un
tiranía. No cesa el esfuerzo del gobierno de llevar la prédica del
socialismo a todos los rincones e instituciones y empleados públicos son
obligados en unos casos a inscribirse en un partido o asistir a eventos
partidistas aunque ello no sea de sus simpatías. Estamos pues en
Venezuela ante una forma algo desfigurada pero no por ello menos
peligrosa de la tragedia que la humanidad padeció con el socialismo real.

joguerra@gmail.com

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/7547779.asp

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