Sunday, September 18, 2011

Privilegiados del siglo XXI

Privilegiados del siglo XXI
Fausto Masó
Domingo, 18 de septiembre de 2011

Chávez reconoce que los crímenes de cada fin de semana le quitan votos,
ordena medidas mediáticas, le echa la culpa a Adán y Eva, sigue creyendo
que cuando llegue el socialismo, en 20 años, desaparecerá la propiedad
privada y no habrá nada que robar

Engels recomendaba no confundir una crisis del capitalismo con el fin
del sistema, error típico de los malos lectores de Marx. El Gobierno,
que no lo ha leído bien, dice que Estados Unidos y Europa se hunden en
la miseria, ignora que al capitalismo del siglo XX le ha surgido la
competencia del capitalismo del siglo XXI, el brasileño, chino, turco e
indio. A nuestro lado crece un país, con la ayuda ingenua de Chávez, que
influirá decisivamente en el continente.

Si ocurriera una quiebra de nuestros clientes también Venezuela se iría
por el barranco.

Millares de italianos, franceses y estadounidenses no están llegando por
Maiquetía ni subiendo en caravana a Caracas, ni los encontramos
asombrados por la abundancia de aceite, queso, leche, productos
desaparecidos de los automercados europeos y norteamericanos... Ocurre
lo contrario, un millón de venezolanos ha abandonado el país.

A Venezuela no la amenazan los aviones de la OTAN, ¿para qué? Los países
del bloque BRIC (Brasil, Rusia, India y China), discuten comprar bonos
de Grecia o Italia para estabilizar la economía de sus principales
clientes. No les preocupa Venezuela, sino el destino del euro y la
crisis del dólar.

Brasil mira hacia Europa, China y Estados Unidos, defiende a sus
empresas, limita la importación de carros chinos.

Algún día, nuestros gobiernos comprenderán la imprescindible necesidad
de contar con verdaderos empresarios, como esos constructores,
financistas, ingenieros venezolanos, que están generando empleos bien
pagados en Panamá, Colombia, Argentina, Miami y hasta en Costa Rica.

El discurso lleva a Chávez a un callejón sin salida, aunque, como
publicó El Nacional haya comprendido que la administración de las
plantas eléctricas la hacen mejor las empresas mixtas. ¿Reconocerá
también que los constructores son los que saben construir, los
agricultores sembrar? La ideología ciega al que quiere perder.

La ley que regula las ganancias acabará con el empleo y la inversión, el
camino del infierno oficial está empedrado de leyes. El Gobierno habla
menos de socialismo, busca votos de clase media, pronto se convencerá
que al confundir a los constructores decentes con los malandros se
condenó a no construir viviendas.

Intenta privatizar a escondidas las plantas de la CVG y que los chinos
la pongan a producir.

Los trabajadores que defendieron la estatización añoran los tiempos de
Techint.

La charlatanería es el principal enemigo de Chávez, las exageraciones
tienen las patas cortas. En vez de construir 2 millones de viviendas,
los ministros recorren Venezuela inaugurando por aquí y por allá 40, 60
o 100 viviendas. Un buen recurso publicitario, pero que provoca la
desesperación de los damnificados que salen a protestar, porque suponen
que las están repartiendo sin que a ellos les toque ni una.

Chávez reconoce que los crímenes de cada fin de semana le quitan votos,
ordena medidas mediáticas, le echa la culpa a Adán y Eva, sigue creyendo
que cuando llegue el socialismo, en 20 años, desaparecerá la propiedad
privada y no habrá nada que robar, alquilar ni comprar. Mientras tanto,
diría Gonzalo Barrios, no hay razones para no asesinar, lo mismo en una
autopista a mediodía que en un barrio, en Falcón o en Puerto La Cruz.

Todos somos iguales, excepto ministros, burócratas y generales que andan
con escoltas. Privilegiados del siglo XXI, no los matan en las autopistas.

fausto.maso@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2945336.asp

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