Tuesday, September 13, 2011

La destitución de Eduardo Samán

La destitución de Eduardo Samán
Heinz Dieterich
Martes, 13 de septiembre de 2011

"Sin tetas burguesas no hay paraíso socialista", cantaba triunfante la
burguesía. El ángel caído fue destinado a trabajos "más importantes"
para la Revolución, es decir, al desempleo político


1. Sin tetas burguesas no hay paraíso socialista

Eduardo Samán había atribuido su brutal destitución de ministro de
comercio en el 2010 a un chantaje electoral de la burguesía
suministradora de alimentos. Pero, la trama era más compleja de lo que
Eduardo se imaginaba. Era, digamos, una variante venezolana de la
telenovela colombiana, "Sin tetas no hay paraíso". La suegra chavista
transnacionalizada, el gran capital farmacéutico internacional, la
Embajada gringa, los cortesanos del Palacio y la Asamblea Nacional
actuaban en los roles principales, preparando silenciosamente y con un
"lenguaje chavista" el fin político de Eduardo.

Cuando cayó el telón todos estaban contentos. "Sin tetas burguesas no
hay paraíso socialista", cantaba triunfante la burguesía. El ángel caído
fue destinado a trabajos "más importantes" para la Revolución, es decir,
al desempleo político. Y la viuda negra con doctorado en "lenguaje
chavista" tampoco se quedó desamparada. Sus servicios revolucionarios
fueron premiados con la nueva misión de defender a Venezuela en la Corte
de la Cosa Nostra en Washington, el CIADI (Centro Internacional de
Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones); ya que Venezuela, a
diferencia de Bolivia y Ecuador, nunca se desvinculó de ese organismo
supracapitalista.

2. Las fuerzas que acabaron con Eduardo

La inquebrantable voluntad de Eduardo de servir al socialismo y a su
Comandante Hugo Chávez lo convirtió en el enemigo número uno de la
oligarquía nacional. Actuaba como había actuado el capitán Vielma Mora
en el SENIAT y terminó igual. Los sectores que querían su remoción, eran
esencialmente cinco. 1. Todos los sectores de la pequeña y mediana
burguesía a los cuales la inepta burocracia estatal fijaba precios de
venta irreales, que los empujaba hacia el mercado negro y la actitud
ilegal. 2. El gran capital, como Siemens, Pfizer o Microsoft,
acostumbrado a determinar autónomamente los parámetros de su actuación,
dentro y fuera de la ley. 3. El capital vinculado al crimen organizado.
Como jefe del servicio metrológico (SENCAMER), Eduardo empezó a revisar
las máquinas de los casinos y antros lúdicos, que en todo el mundo son
refugios de narco-dólares y otros ingresos mal habidos. 4. Los burgueses
y oportunistas del Chavismo estatal y partidista. De hecho, Eduardo
había llegado a ser titular de la cartera, porque el anterior ministro
se quejó con el Presidente y le puso un ultimátum a Chávez: "O Samán o
yo." Chávez, por supuesto, lo mandó al diablo y escogió a Samán.

3. La ley de propiedad intelectual

La gota que derramó el vaso ---en la mitología azteca el quinto sol
que genera la oscuridad eterna--- fue la ley de propiedad intelectual.
Muchas veces conversé con Eduardo sobre el tema. Sin duda él tenía razón
en ver a la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) y el
sistema vigente de patentes y licencias como herramientas principales de
explotación del Tercer Mundo. Pero, su posición y propuesta eran
radicales. Tan radicales que a veces se quejaba que los delegados
cubanos a las reuniones de esos organismos defendían los intereses las
transnacionales capitalistas. Lo que le hacía peligroso para esos
intereses era su conocimiento científico de la materia, como profesor de
bioquímica, y la férrea voluntad de cumplir como Adelantado el mandato
del Rey.

4. La decisión de Chávez

La posición de Eduardo de que la monopolización mercantil del
conocimiento es contraria a una sociedad solidaria y emancipadora, era
correcta, pero imposible de implantar en un proyecto político y en las
condiciones de poder de Hugo Chávez. De ahí, que el radicalismo y la
honestidad de Eduardo ---virtudes por las cuales el pueblo lo amaba y
los buhoneros del Centro lo adoraban --- se convirtieron en centros de
gravitación para las fuerzas anti-oficialistas. Cuando esas fuerzas
acumularon una masa crítica de poder, el Presidente destituyó a Samán.

5. Lo normal y lo reprobable de la destitución

La destitución del ministro Samán por el Presidente Chávez es un acto
normal en todo sistema político y, de hecho, en toda institución. El
poder de un Presidente se basa en alianzas y cuando un subalterno pone
en peligro esas alianzas, se le da de baja. Pero, lo que convirtió ese
mecanismo normal de gobernar en un procedimiento inmoral en el caso de
Samán, fue la forma en que se dio. De la noche a la mañana desapareció
de la escena a través de un lacónico comentario de Chávez, que ante las
protestas populares empeoró la situación con la mentira de que Samán iba
a cumplir nuevas tareas importantes de la Revolución. Pero, al igual que
Vielma Mora se quedó sin nada, a diferencia de muchos militares
traidores del 2002, como Arias Cárdenas y Rangel que fueron reintegrados
y premiados posteriormente en las estructura de poder y prebendas del
Estado y del Partido.

6. El deber moral de Eduardo Samán

Injusticias sociales de este tipo son comunes en todo macro-proceso
político y, probablemente, inevitables. Lo que sorprende, sin embargo,
es, cuando las víctimas renuncian al análisis objetivo de lo que ha
pasado. Este es el caso de Eduardo. Como indica su entrevista de ayer
(aporrea.org), se niega a analizar su destitución como un conflicto
entre una praxis pretendida subjetivamente como socialista y
revolucionaria, y el carácter de clase del desarrollismo burgués
venezolano. Esto es lo que debe el amigo Eduardo Samán a los auténticos
revolucionarios venezolanos que vieron en él un líder que los llevará a
la nueva sociedad. No debería abandonarlos ahora.

hdieterich@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6698576.asp

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