Golpe preventivo
Octavio Lepage
Martes, 13 de septiembre de 2011
Chávez y su gente continúan empeñados en atribuirle a la oposición
democrática intenciones ¨desestabilizadoras¨. La presidenta del Tribunal
Supremo de Justicia, la inefable doctora Morales, chavista patria o
muerte, hasta considera desestabilizadora la apelación ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en casos concretos de
violación de derechos humanos en Venezuela.
Tal línea de ataque va a mantenerse pues la utilizará el gobierno cuando
decida aplicar medidas represivas contra el libre desenvolvimiento de la
campaña electoral. A pesar del apabullante aparato oficial de propaganda
resultará cuesta arriba engañar a la opinión interna pues son evidentes
e innumerables las evidencias de la inalterable posición cívica y
democrática de la oposición, representada en la MUD. En cambio, si
podría eventualmente confundir a la opinión internacional, a la cual
debemos prestar mayor atención y asistencia informativa para que no se
confunda. Es importantísimo mantenerla como observadora atenta e
imparcial de la realidad política y electoral venezolana.
Esta acusación insistente y sin fundamento se propone al mismo tiempo
esconder dónde está realmente el foco desestabilizador. Como Chávez y su
gente temen perder las elecciones y no están plenamente seguros de poder
ejecutar impunemente sus maniobras fraudulentas, deben estar
preguntándose qué hacer. Una respuesta a tal interrogante podría ser
aquella desconcertante declaración de Rangel Silva, que aunque usted no
lo crea le valió su ascenso a General en Jefe, de que la Fuerza Armada
no reconocerá un triunfo electoral de la oposición. Declaración
complementada por el hermanazo Adam, al insistir en que la electoral no
es la única vía para llevar adelante la ¨revolución¨. Por otro lado,
Fidel Castro, sobreviviente gracias a la inagotable ayuda de Chávez,
presiona para que los chavistas conserven el poder a cualquier precio,
incluso a la de la aventura golpista. A esto se añade que la aun
imprecisa enfermedad de Chávez es factor adicional de sobresalto.
Dentro de esta cuadre tan confuso cualquier fenómeno inesperado podría
producirse. Podría ser el llamado golpe preventivo, esto es, suspender
las elecciones y aplazarlas indefinidamente. Si el simulacro de golpe
policial contra el fanfarrón presidente Correa de Ecuador generó tanto
rechazo internacional, mucho más fuerte sería ese rechazo si los
militares gorilas dieran un golpe para suspender las elecciones en
Venezuela. Sería una prueba definitiva para el sistema latinoamericano.
Ni Lula ni Santos podrían lavarse las manos.
La ceguera histórica de la cúpula chavista podría arrastrarla a
cualquier aventura. Hay que permanecer alertas. A la oposición
democrática le corresponde permanecer unida, ateniéndose siempre dentro
de la Constitución, aferrada a la vía electoral. Eso sí, organizando,
concientizando y entrenando a sus cuadros para defender la democracia.
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