Juan Uslar Gathman
Miércoles, 14 de septiembre de 2011
La crisis que atravesamos desde hace ya algunos años se caracteriza, al
menos en los países avanzados, por un crecimiento lento por no decir
nulo y sobre todo por la casi imposibilidad de generar empleo de manera
masiva
Ya se habla en los círculos económicos más sofisticados de que el nuevo
mínimo de desempleo debajo del cual se genera inflación es de 7,5%,
cuando este nivel era de 5% hace menos de 10 años y de 3% hace 20.
En otras palabras que ya se considera normal la existencia de elevados
niveles de desempleo y, quizás lo más grave, que el tipo de empleo
generado encuentra poca respuesta en la población económicamente activa;
principalmente a causa de problemas educación y actitudes adecuadas. Si
esto pasa en los países desarrollados, ¿qué decir de algunos de nuestros
países? El tema del que hablamos es que crecimiento de oportunidades de
empleo sí existe a nivel mundial.
El problema es cómo se reparte porque el tipo de empleo ha cambiado y la
gente del 1er mundo no necesariamente se adapta, lo que trae desempleo,
desesperación e indignación. Por otra parte su sistema educativo sigue
preparando a los estudiantes para un mundo que pierde vigencia a gran
velocidad como es el del empleo público y, en general, el del empleado
vs. el del emprendedor.
Existe un descalce creciente entre la oferta y la demanda de empleo. Es
normal indignarse ante la falta de futuro pero, tanto la gente como sus
políticos, tienen que ir más allá de de intentar detener al mundo y
rechazar la globalización y más bien prepararse para lo que seguirá
sucediendo.
Y, por supuesto, si esto pasa en Europa y en los Estados Unidos, ¿qué
pensar de lo que ocurre en nuestro paísdonde ya vamos para tres décadas
casi ininterrumpidas de estatismo y de combate a la empresa y a la
generación de empleos privados (de calidad, no informales), y también de
falta de atención a la educación, que de por sí ya estaba bastante
divorciada de las transformaciones del mundo?
¿Es nuestro sector público el queseguirá generando empleo? ¿Debe ser el
sector informal de la economía el que ocupe a las grandes mayorías (y
gracias a Dios que existe)? Hace ya demasiado que el futuro nos pasó de
largo y, quienes pueden, emigran hacia él. Debe haber una reflexión
útil, más allá del "altermundialismo" estéril, sobre nuestro papel en
elmundo. Y sobre todo del de nuestra gente cuya creciente mayoría no
puede optar sino por el pico y a la pala.
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