Monday, September 12, 2011

El voto en el exterior y los temores del Iluminado

El voto en el exterior y los temores del Iluminado
Joaquín F. Chaffardet
Lunes, 12 de septiembre de 2011

Si solamente 500.000 venezolanos residentes en exterior se les
permitiera inscribirse o cambiar de residencia
en el REP, significarían por lo menos 450.000 votos contra el régimen y
un saldo neto en su contra de 400.000 votos

El asunto del voto de los venezolanos en el exterior es de importancia
capital. Los venezolanos nos hemos sumado, gracias a la Robolución, al
sinnúmero de millones de latinoamericanos que emigran a otras latitudes.
Se estima que el número de venezolanos que han salido de país en más de
600.000 adultos cuyo voto podría ser decisivo en cualquier contienda
electoral.

Las razones para esa súbita transformación en país generador de
emigrantes son muchas, todas atribuibles al régimen autocrático de Hugo
Chávez. En primer lugar el deterioro de la economía gracias a las
políticas oficiales destinadas a ahogar, con bastante éxito, toda la
actividad económica privada, particularmente en la industria, el
comercio, el campo, la salud, la construcción y el sector inmobiliario.

En segundo lugar, miles de venezolanos abandonan el país aterrorizados
por un hampa desbordada con el tácito beneplácito del régimen que se
manifiesta en las condiciones toleradas y estimuladas de impunidad que
permiten el aumento sistemático e indetenible del riesgo de perder la
vida que enfrentan todos los venezolanos día a día. En cifras la
impunidad alcanza al 92% de los delitos, incluida la muerte de 140.000
venezolanos desde que Hugo Chávez tomó el poder. Dentro de la categoría
de los venezolanos que huyen de la inseguridad se encuentran aquellos
que han sido víctimas de secuestros y amenazas contra sus vidas en el
medio rural por parte de los grupos irregulares armados de Colombia
(FARC y ELN) y nacionales como el FBL, que gozan de apoyo del régimen.

A estas circunstancias se suma la masiva fuga de profesionales de
distintas especialidades que han sido declarados contrarrevolucionarios
por el régimen y los más jóvenes que, además, no ven un futuro cierto en
el país. Algunos sectores profesionales han sido estigmatizados y
perseguidos como los médicos venezolanos, por lo que se les puede
encontrar en España, Estados Unidos, Canadá, Colombia y otras naciones
que los acogen con respeto por su alto grado de formación profesional en
detrimento de la salud en Venezuela. Igualmente estigmatizados han sido
decenas de miles de profesionales y técnicos de la industria petrolera
cuyo despido arbitrario por el autócrata, entre otras razones, ha
llevado al desastre que es hoy día lo que queda de PDVSA. Esos miles de
profesionales están hoy regados por el mundo: Dubai, Quatar, Arabia
Saudita, Angola, Egipto, Libia, Kuwait, México, Colombia, Perú, Brasil,
Argentina, Escocia, Noruega y especialmente Estados Unidos y Canadá,
entre otros, donde han encontrado reconocimiento y respeto a sus
capacidades técnicas.

Y finalmente, los miles de venezolanos que han sido amenazados en su
vida, su integridad física y su libertad individual por manifestar
pública o privadamente sus opiniones políticas o su desacuerdo con el
régimen o simplemente por protestar contra la permanente violación de
los derechos humanos o las condiciones desastrosas de los servicios
públicos o denunciar la corrupción de la cúpula gobernante o la ausencia
de justicia en el poder judicial, que son los exiliados políticos.

Resulta evidente, que la mayoría de quienes forman la diáspora
venezolana no pueden ser simpatizantes de un régimen que de una u otra
manera, directa o indirectamente, los han obligado a abandonar su
tierra, sus paisajes, sus costumbres y sus afectos. Solo los que han
vivido esa situación saben la repulsa y la ira que causa la sola mención
de quienes los han llevado al destierro.

Adicionalmente el régimen los acosa día a día y trata de ponerle todo
tipo de obstáculos en cualquier gestión que intenten ante los consulados
de Venezuela, que son los órganos encargados no de defenderlos y
protegerlos en el exterior, sino de ponerles trabas y amenazarlos.

Así, por ejemplo, para obtener un pasaporte o su renovación exigen
prueba de residencia legal en el país receptor y rechazan a su capricho
cualquier documento expedido por el gobierno local. Quienes han recibido
asilo político no pueden legalizar ningún documento ni acceder a ningún
servicio consular, menos a un pasaporte. Se les amenaza con denunciarlos
ante las autoridades de inmigración locales alegando que la sede
consular o diplomática este "territorio venezolano"[1], y que al entrar
en ese "territorio" están violando las condiciones de su asilo y serían
deportados inmediatamente.

El hostigamiento a los asilados y a la mayoría de los residentes en el
exterior por parte de los funcionarios consulares y diplomáticos tiene
numerosas caras y evidentemente obedece a una línea de acción
gubernamental, no se trata de caprichos de los funcionarios subalternos.
Es así como embajadas y consulados en lugar de proteger a los
venezolanos, cumplen el papel de agentes de inmigración de los países
donde están acreditados. Así, en Estados Unidos se jactan de ser agentes
del imperialista Homeland Security. !Paradojas de la Robolución!

Por todas esas razones la autocracia militarista trata por todos los
medios de reducir al mínimo la participación de la diáspora venezolana
en los procesos electorales. Sospecha el régimen con razón y por la
experiencia de los resultados de todas las elecciones en que los
venezolanos en el exterior han participado, que esa comunidad en una
mayoría aplastante, votará por el retorno a la democracia y la libertad.
El total de venezolanos registrados y con derecho a votar en el
exterior, no llega al 10% de los venezolanos que hoy se encuentran
viviendo o sobreviviendo más allá de nuestras fronteras. Miles de ellos
han tomado decisiones desesperadas y han emigrado sin obtener
previamente residencia legal en las naciones que han escogido como refugio.

En procesos pasados, el candidato o las propuestas del régimen sometidas
a votación no han podido superar, en ninguna ocasión, el 10% de los
votos, salvo probablemente en La Habana. Si solamente 500.000
venezolanos residentes en exterior se les permitiera inscribirse o
cambiar de residencia en el REP, significarían por lo menos 450.000
votos contra el régimen y un saldo neto en su contra de 400.000 votos,
cifra suficientemente importante como para decidir cualquier proceso
electoral. Y a ese voto es a lo que le teme el Iluminado de Sabaneta.

jchaffardet@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/5839445.asp

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