El flechazo de Chávez y Fidel
GINA MONTANER Actualizado: 05/03/2014 01:16 horas
Hugo Chávez y Fidel Castro. Lo suyo fue un flechazo en toda la regla.
Dos comandantes unidos por un Cupido ideológico.
La historia oficial de la alianza entre el dictador cubano y el
desaparecido presidente venezolano comenzó cuando en 1999 el líder
bolivariano fue elegido en las urnas por primera vez.
Pero es preciso rebobinar: el romance se había fraguado en 1994, poco
después de que Chávez fuera liberado tras cumplir dos años de prisión
por un intento de golpe de Estado. Fidel, contrariado por las buenas
relaciones que el entonces presidente Rafael Caldera tenía con
dirigentes del exilio cubano, recibió en La Habana al militar golpista
con todos los honores.
Era diciembre y en aquel encuentro los dos hombres se reflejaron en el
mismo espejo: perfil de mesías con el irreprimible afán de exportar su
revolución. Castro vio en el aprendiz de caudillo el arrojo y el
'antiyanquismo' ultra de su juventud. Y Chávez halló en él a la figura
paterna a quien emular. Sería el heredero de un modelo reinventado bajo
el lema del socialismo del siglo XXI.
Cinco años después Chávez ocuparía la casona de Miraflores y desde el
principio selló un pacto con su mentor. El discípulo aportó al Gobierno
de La Habana unos 100.000 barriles de petróleo diarios, tan necesarios
para mantener a flote la maltrecha economía cubana.
Según el economista Carmelo Mesa Lago Venezuela le suministra a Cuba
subsidios por valor de 13.000 millones de dólares anuales.
A cambio de ser el mantenido del chavismo, el régimen castrista, primero
con Fidel y después con su hermano Raúl al mando, ha llegado a colocar
en Venezuela unos 40.000 técnicos en distintos sectores: médicos,
expertos en telecomunicaciones, asesores militares y de inteligencia.
Fue tanta la compenetración, que Chávez llegó a proponer unir a los dos
países bajo una federación. Una idea descabellada que los venezolanos
rechazaron en un referéndum celebrado en 2007.
Para entonces muchos ya no ocultaban el descontento por los subsidios
millonarios a Cuba, mientras la economía venezolana se iba a pique y
aumentaba la inquietud por la presencia cubana en los altos mandos del
chavismo.
A la vez, su presidente cada vez pasaba más tiempo en la Habana.
Estancias que se fueron prolongando cuando los médicos cubanos le
diagnosticaron un cáncer en el verano de 2011.
Como todo romance de altura, el de Chávez y su preceptor tuvo un
desenlace dramático. Fue el propio Fidel quien dirigió los tratamientos
médicos para combatir el cáncer innombrable que acabó por vencer a su
mecenas.
Pero antes el enfermo planificó con sus anfitriones la continuidad del
chavismo en la figura de Nicolás Maduro, otro 'groupie' que había pasado
por la Isla. Estaban en juego la supervivencia del castrismo y el apoyo
logístico de los cubanos ante la eventualidad de una revuelta en Venezuela.
Chávez se fue de este mundo pensando que lo dejaba todo atado y bien
atado. Sin embargo, a tan solo un año de su muerte Maduro apenas puede
contener la caída libre del chavismo.
En este vendaval de protestas que se suceden y que en La Habana se
siguen con preocupación, cada vez son menos los que aplauden las ayudas
al parasitario Estado cubano cuya presencia, además, es percibida como
una injerencia en los asuntos internos de Venezuela.
Chávez nunca habría imaginado que un día los venezolanos gritarían
'Cubans Go Home'. No fue capaz de anticiparlo cuando abrazó a Fidel
aquel diciembre de 1994. Dicen que el amor es ciego.
http://www.elmundo.es/internacional/2014/03/04/5316080dca4741d9748b4583.html
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