Venezuela en el camino de la redención
[19-02-2014]
Pedro Corzo
Escritor, Periodista y Editor
(www.miscelaneasdecuba.net).- Interpretar y desarrollar actividades
contra un régimen despótico fundamentado en la legitimidad que otorgan
los votos de unos comicios plurales y secretos, es sumamente complejo y
ha de demandar una inventiva para la que los políticos de formación
genuinamente democrática pueden no estar preparados.
La mayoría de los que han hecho política o activismo social en una
sociedad democrática -siempre hay depredadores y corruptos que son los
que hacen posible las autocracias y dictaduras- son personas
comprometidas con la paz social, con la gobernabilidad y en la procura
de un entendimiento con sus adversarios por encima de las diferencias .
El compromiso de estos hombres y mujeres es evitar traumas que afecten a
la población. Fortalecer las instituciones del estado y la sociedad, y
procurar un equilibrio que beneficie a todas las partes.
Están formados en la confrontación democrática, donde las reglas son
básicamente iguales para todos los sectores, tanto para los que ocupan
el poder como para la oposición. Se esfuerzan por cumplir determinadas
pautas de conducta, y hasta cuando se confrontan como contendientes, se
miran como adversarios y no como enemigos.
El político de formación democrática es partidario del dialogo o el
debate, pero siempre en un ambiente de respeto y conciliación que
permita a las partes cuando termina la contienda electoral trabajar
juntos en la procura de beneficios para la comunidad que representan,
sin que eso implique el fin de las desavenencias o desacuerdos.
Sin embargo, aquí la paradoja, hay otros políticos o activistas sociales
que aunque igualmente comprometidos con los valores democráticos, son
conscientes de que las dictaduras de terciopelo legitimadas en el
despotismo electoral, demandan soluciones diferentes que en muchas
ocasiones exigen situarse sobre la propia línea de la precaria
legalidad que concede el régimen a los que se les oponen.
Comprenden casi instintivamente que las reglas de juego para enfrentar
una autocracia legitimada por el voto y con capacidad de sobornar a la
población manipulando sus necesidades más básicas, no pueden ser las
mismas que las que plantea una campaña electoral en la que los derechos
de los contendientes son respetados.
Saben que el control de las instituciones asfixia a la oposición y que
la disputa electoral está contaminada por el control que el ejecutivo
ejerce sobre la rama del estado encargada de esta actividad.
En una palabra, están a favor de las elecciones pero sin confiar en la
imparcialidad de los jueces electorales, por lo que se preparan para
demandar ante los tribunales las revisiones de los resultados.
Saben que los medios de prensa serán asfixiados y en consecuencia buscan
alternativas para informar y ser informados, cultivan las más modernas
redes sociales y por ellas divulgan hacia el interior y el exterior los
crímenes de los gobernantes.
Hacen conocer ante los organismos internacionales lo que acontece en su
país pero no esperan que desde el exterior se solucione el problema.
Preservan su identidad política. Defienden sus valores y principios sin
hacer concesiones a las propuestas populistas del gobierno, a la vez que
proponen soluciones viables a las dificultades que padece el país.
Estos hombres y mujeres tienen un temple especial. No son violentos,
dejan la violencia para el gobierno, pero aun así lo retan con el sano
temor de quien sabe qué está cumpliendo con el deber.
No temen salir a las calles para reclamar sus derechos. No temen tampoco
las consecuencias de sus demandas. Saben que son responsables por lo
que les suceda a ellos y lo que le pueda ocurrir a quienes les sigan,
pero asumen esa responsabilidad.
Luchan porque el gobierno respete a los gobernados y en caso de que no
lo haga, los reclamos sean tan fuertes que la ingobernabilidad les
impida continuar en el poder.
No claman venganza sino respeto e igualdad ante la ley. Saben que su
ejemplo de protesta no violenta, pero firme, y dispuesta a enfrentar
cualquier peligro puede ser contagiosa y que un pueblo decidido es capaz
de apagar el despotismo y repetir el ejemplo que Caracas dio.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5304635e3a682e0728476263#.UwSeGvldXg8
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