Sunday, February 23, 2014

Protestas opositoras en Venezuela preocupan a no pocos cubanos de a pie

Protestas opositoras en Venezuela preocupan a no pocos cubanos de a pie
IVÁN GARCÍA | La Habana | 23 Feb 2014 - 10:01 am.

De una forma u otra, en Cuba se toma nota de las protestas callejeras
que por estos días acontecen en Venezuela. Los más nerviosos son los
autócratas verde olivo.

Según un funcionario partidista de bajo rango, desde la muerte de Hugo
Chávez, ya el régimen tenía en su gaveta varios planes de contingencia,
en caso de que la situación en Venezuela no fuera favorable a los
intereses de la Isla.

"Si cae Maduro existe un plan B. En los corrillos, al menos en el nivel
donde trabajo, se daba por hecho que Maduro podría ser un presidente con
una trayectoria efímera. Aunque el PSUV tiene controlado gran parte de
los hilos de poder, hay opiniones divergentes dentro de los propios
seguidores de Chávez sobre la relación de su país con Cuba. Ese tipo de
socialismo, con vetas democráticas, no es de fiar. Maduro puede perder
el poder igual por un plebiscito revocatorio o dentro de seis años. En
reuniones de nuestro núcleo se comenta que el mandato de Maduro solo
sirve para ganar tiempo", acota el funcionario.

El terremoto de marchas, barricadas y protestas de la oposición sacude a
diferentes regiones de Venezuela, pero el epicentro estremece a las
instancias del poder en La Habana.

Los hermanos Castro aún se juegan mucho en Caracas. Por si acaso, Raúl
Castro le abrió una ventana a Brasil en el nuevo puerto del Mariel y una
Zona Especial de Desarrollo con una jurisdicción diferente.

Y casi suplica a Estados Unidos, su enemigo número uno, sentarse a
negociar. Mientras, la diplomacia castrista recorre la Florida,
intentando seducir a los acaudalados hombres de negocios de origen
cubano. Aunque los empresarios sensatos se lo siguen pensando. Cuando
miran al pasado cercano, solo ven manejos turbios y un socio sibilino
que a la primera de cambio transforma las reglas de juego. Por tanto, la
autocracia caribeña va a tener que pelear a cara de perro y con los
dientes bien apretados su posición estratégica en Venezuela.

La llave, se sabe, es el petróleo. 100 mil barriles diarios adquiridos a
precio de saldo permiten que los cubanos no sufran apagones de 12 horas
diarias. Cuando el paracaidista de Barinas llegó a Miraflores en 1998,
Fidel Castro comprendió que tras nueve años de una travesía por el
desierto, con finanzas en números rojos y enfermedades exóticas asolando
al país, llegaba la hora de su resurrección.

Cuba entró en una fase light del Período Especial. Después de la caída
del Muro de Berlín, el país seguía en una crisis económica estacionaria,
pero el fiel bolivariano compartía su caja de caudales. Y fue una pieza
importante en el proyecto antiimperialista que tanta ilusión hacía al
comandante.

La muerte de Chávez fue el principio del fin de la luna de miel. Maduro
es leal y se deja conducir. Pero no tiene carisma. Y tras 14 años de
disparates económicos en pos de ganar adeptos entre los más
desfavorecidos, las deudas, la violencia y la inflación le han estallado
delante de la cara al PSUV.

Maduro, terco y torpe, en vez de soltar el lastre incómodo y parásito de
Cuba, gobernar para todos y mirar más a Lula y Dilma que a los Castro,
movió fichas de manera incorrecta.

Pretendió seguir el joropo y la pachanga del camarada Chávez. Diseñó una
estrategia simple: se echó al hombro el ataúd del compadre y en su
nombre intenta gobernar.

Y está fracasando. En Cuba, por egoísmo o mentalidad a corto plazo, la
gente de a pie, cansada de 55 años de desastres, cruza los dedos para
que la crisis venezolana no cierre el grifo de petróleo abierto por PDVSA.

En un parque de la barriada habanera de la Víbora, varios jubilados
opinan sobre la situación en Venezuela. "Si aquello se jode, va a ser
tremendo lo que nos va a caer. Volverán los apagones, de nuevo se
paralizarán las industrias y volveremos a una fase igual o peor a la del
inicio del Período Especial, en 1990", opina un hombre de unos 70 años.

Otros son menos pesimistas. "Es verdad, será duro. Desde que triunfó la
revolución nos hemos acostumbrado a vivir a costa del sudor ajeno. Antes
fue la URSS, ahora Venezuela. Si pasa allá lo peor, aquí tendrán que
acelerar las reformas. Aunque esto ya es capitalismo, pero con salarios
bajos ", apunta una señora que se identifica como ama de casa.

Un estudiante universitario se suma a la conversación. "Ver en la tele
las marchas o huelgas es algo que envidio. Esa libertad de protestar
delante de las instituciones gubernamentales, como en Ucrania o
Venezuela, la estamos necesitando en Cuba". Y añade que "en las
reuniones de la FEU, la situación en Venezuela es un tema prioritario,
pero he escuchado rumores de que en algunos núcleos del Partido la
alarma es mayor".

En este febrero caluroso, a pesar de las noticias que llegan desde
Caracas, la gente de a pie sigue en lo suyo. Haciendo largas colas para
comprar papas, que habían desaparecido. Yendo a los agromercados en
busca de otras viandas, hortalizas y frutas. O sentándose en la esquina
del barrio a hablar de cine, moda, fútbol o béisbol.

Y es que para muchos en la Isla, Venezuela no está en su agenda.

http://www.diariodecuba.com/cuba/1393146114_7286.html

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