La Oposición ante el Socialismo del Siglo XXI
[17-02-2014]
Pedro Corzo
Escritor, Periodista y Editor
(www.miscelaneasdecuba.net).- La oposición venezolana enfrenta un reto
muy difícil, porque oponerse a un gobierno, sin importar sus
características es harto complicado, porque los que detentan el poder
cuentan con los numerosos recursos del estado para defenderse de los
actos de quienes quieren sacarlos del gobierno.
Por otra parte sin excluir la importancia de los electores que respaldan
la autoridad vigente, siempre hay un núcleo duro que por su proximidad
al gobierno está comprometido en su defensa, porque ese status quo
representa sus valores o intereses, factores que con mucha frecuencia
afectan negativamente a la nación y como secuela a la población,
incluyendo los electores antes mencionados.
En consecuencia enfrentar un régimen despótico con respaldo popular y
amparado en una seudolegalidad, es infinitamente más complicado, porque
las acciones legales en contra de la autocracia pueden dejar de serlo y
el opositor, por voluntad del gobierno, se convierte en un transgresor
de la ley que termina en prisión, lo que a fin de cuentas favorece al
gobierno.
Venezuela fue el primer país del hemisferio en el que se impuso a
través del voto un régimen que usando recursos legales, modificó las
leyes e instituciones del país para exclusivo beneficio del ejecutivo.
Las propuestas contaron con respaldo popular y con un notable apoyo en
la clase dirigente, empresarios, intelectuales y profesionales, porque
atacaban problemas reales del país que muchos ciudadanos deseaban resolver.
Hubo ciudadanos que disintieron, que se percataron de los objetivos
reales del nuevo brujo, pero su prédica no fue escuchada y el país apoyo
una nueva carta magna que daba oportunidad a una especie de refundación
de la nación al tener que elegir nuevos poderes públicos sobre
igualmente nuevos paradigmas legales.
La muerte de Hugo Chávez no afectó el fortalecimiento del régimen,
porque aunque está enfrentando graves problemas, no es consecuencia de
una labor efectiva de parte de la oposición, sino por la ineficiencia y
la corrupción existente en la clase dirigente del gobierno.
El sucesor de Chávez , Nicolás Maduro, un hombre con menos talento que
su predecesor y con mucho menos arraigo popular ha logrado mantener la
unidad de todas las facciones que sustentan su gobierno, y como colofón,
los esfuerzos de la oposición de restarle legitimidad a su mandato han
fracasado porque su imagen como gobernante legal de Venezuela se ha
consolidado ante gobiernos extranjeros y entre sectores de la oposición
que hasta hace muy poco lo acusaban de haber atropellado el estado de
derecho al asumir la primera magistratura del país.
Por todo lo antes expuesto la oposición venezolana está a la vanguardia
en la lucha contra el Socialismo del Siglo XXI, porque no hay
experiencias previas, al menos en América Latina, de cómo combatir una
dictadura de terciopelo que está ahogando a la ciudadanía.
El régimen cubano es una dictadura sin matices, pero el de Venezuela
aparenta que los ciudadanos pueden disentir, protestar y manifestarse
como lo estime conveniente en el marco legal existente, pero lo que
sucede es que las posibilidades de protestar se reducen hasta
desaparecer porque las fuerzas represivas amparadas en un poder judicial
sometido al ejecutivo, actúan en base a lo que la autoridad superior les
dicte sin violar la legitimidad que el gobierno se auto concede.
Sin dudas son los venezolanos los que marcaran pautas en cómo enfrentar
el despotismo electoral, por lo que de hecho el país se ha convertido en
un campo experimental en la lucha legal y no violenta contra el
Socialismo del Siglo XXI.
Los sectores de la oposición entre los que subyacen diferentes puntos de
vistas políticos y en consecuencia intereses distinto, están obligados a
concertar proyectos y actuaciones que no permitan al gobierno su
ilegalización, pero tampoco puede hacer concesiones que la desdibujen y
los lleve a perder su identidad.
Lo peor que podría pasar con el tipo de oposición que se está
practicando en Venezuela, transparente y legal, es que sus líderes
pierdan la confianza de la población, que los electores que se oponen al
régimen, pierdan las esperanzas y desistan de participar en la
reivindicación de sus derechos conculcados.
La diversidad en la unidad es imprescindible. La lucha no violenta
implica usar las leyes para la demanda de los derechos. Recurrir a los
derechos que otorga la constitución nacional en lo que atañe a actuar
contra el gobierno sin violentar el estado, es una prerrogativa que
implica riesgos, que los lideres deben estar dispuestos a correr
Si la oposición venezolana logra instrumentar una estrategia exitosa
contra el despotismo que reina en su país, será un precedente valido que
puede servir con las variantes del caso, a los sectores que en otras
naciones enfrenten dentro los márgenes legales el Socialismo del Siglo XXI.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5301ee1c3a682e0840604d4e#.UwH-cPldXg8
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