ESCASEZ | Sectores populares no consiguen alimentos básicos
Recorren la ciudad por comida
De Las Adjuntas para Catia, porque "por mi casa no hay nada"; o de
Petare hasta El Silencio, por la misma razón, los caraqueños han hecho
de la caza de productos escasos una labor cotidiana, en la que invierten
sus días libres o incluso pierden jornadas laborales. Hay quienes
señalan que se meten en las colas antes de saber qué se vende.
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
martes 8 de octubre de 2013 12:00 AM
Adolfo Osma, latonero, perdió ayer todo su día de trabajo por cuatro
paquetes de harina de maíz que le durarán como una semana, pues en su
casa son ocho bocas que alimentar.
Él vive en Las Adjuntas, pero como "por ahí no se consigue nada" madrugó
para buscar la ansiada harina en mercados de Catia. Se bajó en la
estación Agua Salud y fue primero a Unicasa, pero se dio cuenta de que
allí no encontraría nada, por un detalle crucial: no había cola en las
afueras. Luego fue hasta Mikro y allí hizo una cola de hora y media aun
cuando sabía que solo le venderían dos paquetes. Salió de allí y se fue
al Día a Día, en donde tuvo que hacer otra hora y media de cola para que
le despacharan otros dos paquetes. Eran casi las dos de la tarde cuando
llegó a su casa y ni siquiera había almorzado: ya era tarde para ir a su
taller.
Las colas para comprar productos básicos ya son comunes en la ciudad, y
muchos hasta las buscan a la hora de hacer mercado: le preguntan al
último de la fila qué venden allí ("¿Y aquí que están regalando?"
preguntan algunos con guasa). "Hay mazeite del chiquito, margarina y
harina pan", dice Eladia Serrano, del bloque 16 de La Cañada, desde el
último lugar de la cola del mercado Día a Día de Agua Salud, al tiempo
que siente alivio por haber tenido la previsión de traer un paraguas.
Ella también se había pasado por el supermercado y no quiso hacer la
cola de Mikro porque la vio muy larga. Dice que como es pensionada tiene
tiempo que perder.
Al menos ella no tuvo que caminar tanto como Alejandra González, quien
llegó a Mikro desde Ruperto Lugo por la misma razón que había dado Osma:
"Allá no hay nada". Cuenta que siempre aprovecha las mañanas para hacer
mercado, porque trabaja solo en la tarde: es buhonera en Capitolio.
Al otro lado de la ciudad, en el mercado Bicentenario de Terrazas del
Ávila, Marco Pereira se da el gran "lujo" de poder comprar cuatro
paquetes de harina de maíz sin hacer demasiada cola: "Eso porque es
temprano en la mañana y porque es lunes, pero en quincena puedes pasar
aquí tres horas". Y le molesta, claro, la restricción: "¿Si las estoy
pagando, por qué no puedo comprar doce paquetes como hice toda mi vida?".
Aunque venden hasta cuatro kilos por persona, aquí tampoco hay gran cosa
aparte de harina: nada de esos tesoros de la Caracas de hoy como leche
en polvo, azúcar o papel higiénico, por no hablar de "lujos" como rollos
de papel de cocina. Hasta algo tan típicamente local como los quesos
blancos son difíciles de conseguir más allá de los mercados municipales.
Claro que no todo el mundo tiene el tiempo suficiente para "sabanear" la
ciudad en busca de comida. No todos los caraqueños trabajan por su
cuenta como Osma, ni son pensionados como Serrano ni tienen las mañanas
libres como González.
María Eugenia Sánchez, que trabaja en un ministerio (no dice cuál)
cuenta que aprovechó que ayer le dieron el día libre por la marcha del
oficialismo, y se fue al mercado a hacer cola. Pero normalmente tiene
que dedicar a eso los fines de semana y perderse un día en colas en
lugar de estar en la playa.
En cuanto al ánimo que se percibe en estas colas, ahí hay de todo.
Algunos se burlan diciendo "por lo menos tenemos patria" (así dice
Serrano) solo para que Juana Chirinos se dé por aludida y empiece a
decir que la culpa la tienen los acaparadores. Otra señora zanja el
asunto: "Lo malo de esto es que ya vamos acostumbrándonos".
http://www.eluniversal.com/caracas/131008/recorren-la-ciudad-por-comida
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