Wednesday, May 1, 2013

El destino de los enchufachos

El destino de los enchufachos
MIGUEL E. WEIL DI MIELE | EL UNIVERSAL
miércoles 1 de mayo de 2013 12:00 AM

Han sido unos días complicados. Demasiado complicados. Las elecciones
han revuelto aguas que el gobierno creía tener encauzadas. Pero el agua
cuando se desborda, se desborda, y no hay quebrada ni represa que valga.
El triunfo de esa multiplicidad de partidos que se oponen al gobierno,
de la pluralidad opositora que incluye a casi todas las vertientes
democráticas de izquierda y de derecha es obvia como se ha comentado ya
bastante. Incluso con los resultados, mientras tanto, oficiales pero que
sabemos alterados, la oposición capitalizó. La MUD le dio un palo
colosal al PSUV, al ser la tarjeta más votada; ochocientos mil votos (y
sabemos que son más) fueron conquistados; etcétera.

Pero la victoria más contundente, el resultado político más beneficioso
ha sido el después. No son novedad el sometimiento del republicanismo,
pero ahora es flagrante. El irrespeto por la ley y el Estado de Derecho
era ya costumbre habitual, pero hoy es evidente y de frente. Lo que es
aún más grave: no niegan que ocurra, y no les importa. Son abiertamente
despóticos, y se regodean de ello, aun cuando se saben sin el apoyo
soberano del que disfrutaron otrora. Allí la gran diferencia.

Durante los 14 años de gobierno la legitimidad presidencial nunca fue
demasiado cuestionada. Las elecciones las ganaba el partido de gobierno
y no parecían existir elementos para demostrar que las irregularidades
eran tan enormes como para cuestionar los resultados. Demasiadas veces
se confunden los conceptos de democracia, Estado de Derecho, república y
derechos humanos que si bien pueden convivir los unos con los otros y es
así como mejor se desarrollan, también es cierto que la exacerbación de
alguno de ellos puede servir para reducir a los demás. Esa concepción de
la democracia, la mayoría, y del pueblo fue constantemente explotada y
utilizada como justificación para tomar decisiones que llevaron al
Estado de Derecho al atascadero, a la república abortada y los derechos
humanos a la guillotina. Por la voluntad popular.

Ahora, como fascista purista, Diosdado quita derechos de palabra y
sueldo a diputados apoyados por la voluntad popular; el ministro de
Vivienda confiesa que le importa un pepino la ley laboral y que él
despide según le parezca, y así todos los demás casos ya sabidos. Porque
el caudal que tanto aprovecharon para alimentar de electricidad sus
respectivos enchufes ha decidido que se acabó la represa. El agua corre
como le da la gana, aunque lo nieguen mil veces y de allí las
manifestaciones del grupito facho de enchufe enchufacho, de las semanas
pasadas: la evidente expresión de características y formas de llevar las
riendas de una nación que siempre han estado allí, pero que hoy se
tornan aún más descaradas porque no cuentan con el apoyo soberano.

La victoria, además de la objetiva y numérica, es el después:
desenmascarada una mentalidad que no calza con la de nuestra
venezolanidad, que solicita siempre legitimidad de alguna clase para
quien pretende mandar. La oportunidad de defenestrar la idea democrática
en la que no hay espacio para los otros elementos básicos del Estado
moderno ha llegado. La defensa civil y pacífica del voto y la exigencia
de la auditoría con pelos y señales es el medio. Tomará tiempo, pero
hacía mucho que no estábamos tan cerca de empezar a construir ese
sistema, en el que democracia, ley, república y derechos humanos
coexistan. Allí el miedo, porque si hay algo sabido por los enchufachos,
es que el enchufe ahora pueden perderlo, pero lo facho no se quita. Se
juzga.

miguelwd@yahoo.com

@weilmiguel

http://www.eluniversal.com/opinion/130501/el-destino-de-los-enchufachos

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