Sorpresas, trampas y 7K
CARLOS ALBERTO MONTANER | Miami | 5 Dic 2015 - 8:20 am.
Nicolás Maduro advirtió que en las elecciones del 6 de diciembre habrá
una sorpresa en Venezuela. (Tiene razón, pero no es la que se figura.)
Esta vez no se lo dijo un pajarito, sino sus laboriosos expertos
electorales. Aunque pierda claramente, declarará que volvió a ganar los
comicios por un estrecho margen, como sucedió en el 2013. Veremos si puede.
Si logran trampear las elecciones, piensa, el Congreso seguirá siendo
suyo o casi suyo. Hay chavistas que aseguran que no existe peligro en
conceder el parlamento por una mayoría simple. Diosdado Cabello, en
cambio, no quiere arriesgarse a perder la mayoría y con ella la
presidencia de la Asamblea Nacional. Le parece peligroso tras las
acusaciones de narcotráfico que le han hecho. Con el poder no se juega,
les repiten los Castro incesantemente.
Menuda sorpresa si ganara Maduro. Si ocurriera en buena lid demostraría
que los venezolanos no pertenecen a la raza humana. Algo muy extraño,
porque se parecen muchísimo a los otros bípedos. Comen, beben, bailan,
cantan, se enamoran y se pelean como el resto de la gente.
No obstante, según los chavistas, no castigan ni reemplazan a los
gobernantes que los han perjudicado al extremo de elevar el porcentaje
de pobres del 40 al 78% del censo, mientras millón y medio de almas en
pena han decidido emigrar porque ya no tienen esperanzas.
Es curioso. Donde los comicios son realmente libres, las personas,
excluidos los venezolanos, rechazan de plano a los políticos y
funcionarios corruptos, dilapidadores del tesoro público y culpables de
la inflación más alta del mundo. A lo que se agrega un brutal
desabastecimiento de bienes de consumo, y una sangrienta violencia
social que se ha llevado por delante a más de 200.000 personas en medio
de una orgía de atracos y extorsiones.
No hay duda de que la victoria de Maduro sería una inmensa sorpresa. Si
ocurriera, sería la prueba de que millones de personas no solo votan de
manera diferente a como lo hacen los demás mortales, sino que los
venezolanos son unos mentirosos patológicos que les mienten a todos los
encuestadores que previamente les han preguntado por quiénes van a votar.
Aseguran, masivamente, por una diferencia que a veces supera al 30%, que
lo harán por los candidatos contrarios al inmenso desbarajuste creado en
el país por los 16 años de vandalismo chavista, y luego traicionan ese
compromiso y lo hacen por el adversario que decían detestar.
¿Se trata, acaso, de oscuros problemas psicológicos? Si los venezolanos
nos dieran la sorpresa, y en realidad votaran mayoritariamente por el
chavismo, se verificaría que son masoquistas. En ese caso, el problema
no sería político, sino psiquiátrico. El 82% opina que Maduro y su
gobierno son pésimos, pero los respaldan en las urnas. El 76% piensa que
la situación va a agravarse, pero quieren que se prolongue. ¿Quién los
entiende?
La sorpresa que anticipa Maduro demostraría que a los venezolanos les
gustan la pobreza, la corrupción, las pandillas armadas, tener miedo de
salir a la calle, no poder comprar comida o medicinas y ser colonizados
y explotados por "los cubanos". Extraño proceder.
Seamos serios. A los venezolanos no les sucede nada. Son como todos. El
chavismo gana haciendo trampas. Esto es así desde el referéndum
revocatorio de 2004, cuando se negaron de plano a abrir las cajas con
las papeletas y hacer un recuento manual de los sufragios. Solo
accedieron a examinar las cajas que ellos escogieron, algo que
vergonzosamente aceptaron los expresidentes Carter y Gaviria.
¿Cómo lo hacen? Todo comienza con una encuesta. Poco antes de la
votación algún encuestador asegura que se ha invertido la tendencia y ha
comenzado a aflorar el voto prochavista. Luego acomodan los votos a los
resultados previstos para darle verosimilitud al fraude.
Esto acaba de denunciarlo el experto Joaquín Pérez Rodríguez en una
persuasiva carta abierta. ¿Cómo y por qué la hundida popularidad de
Nicolás Maduro 72 horas antes de los comicios mejoró súbitamente un 11%?
No es creíble.
El video anónimo 7K que circula profusamente por internet explicaría el
resto. Me ha dejado intrigado. 7K son las 7.000 personas que
supuestamente esta vez van a evitar el fraude. Según afirman, el
Gobierno dispone de 2.500.000 cédulas falsas —muertos, emigrantes,
desplazados, pertinaces abstencionistas— que introduce en miles de mesas
controladas por el chavismo en las zonas afines a ellos o alejadas de la
oposición.
7K asegura que esta vez no se va a dejar arrebatar la victoria porque
podrá contar todos los votos reales, de todas las mesas reales, en
tiempo real. Dice que llegarán hasta donde sea necesario para que se
respete el voto del pueblo. Los demócratas, con los 7.000 conjurados al
frente de la operación, están decididos a demostrar que los venezolanos
son seres humanos iguales al resto de la especie y no contradictorios
masoquistas. Necesitan, eso sí, que salgan a votar masivamente. Ellos
harán el resto. Esa es la sorpresa.
Source: Sorpresas, trampas y 7K | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1449299321_18601.html
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