Amnistía para Leopoldo López
Liberarlo, junto a todos los presos políticos venezolanos, debe ser una
de las primeras medidas del nuevo Legislativo
lunes, diciembre 14, 2015 | René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba.- Tras la aplastante victoria alcanzada por la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD) en las recientes elecciones legislativas de
Venezuela, la nueva mayoría deberá definir cómo enfocar su actividad.
Cuando el próximo 5 de enero quede renovada la Asamblea Nacional, deberá
procederse ante todo a elegir un nuevo presidente. En ese momento
terminará el reinado del cuartelario y controvertido Diosdado Cabello.
Se menciona como su probable sustituto a Henry Ramos Allup, autor de
unas declaraciones tajantes: "Lo primero que vamos a hacer, es abrir las
puertas de la Asamblea para que los periodistas puedan entrar
libremente", declaró el líder adeco, quien continuó: "Esto lo convirtió
Diosdado Cabello en un chiquero cerrado, donde sólo podía transmitir esa
vergüenza que es el canal de la Asamblea Nacional. ¡Eso va a cambiar!"
Cuando termine la breve fase organizativa, los parlamentarios deberán
afrontar los asuntos de fondo. Al abordarlos, parece justo que el nuevo
Legislativo venezolano, en primer lugar, empiece a resolver la situación
de los que ahora mismo están sufriendo en mayor medida las
arbitrariedades del régimen chavista: los presos políticos.
La situación de Leopoldo López y de los restantes patriotas venezolanos
hospedados en las cárceles chavistas por su activismo prodemocrático, ha
recibido un decidido rechazo de la opinión pública internacional. Son
innumerables las personalidades que se han dirigido al presidente Maduro
para solicitar su liberación. En el plano interno, cabe presumir que los
atropellos perpetrados contra esos valientes hayan sido uno de los
factores valorados por el electorado para votar en masa contra el chavismo.
El sostenido encarcelamiento de ellos ha sido denunciado de manera
argumentada como una flagrante injusticia. Ejemplo de lo anterior es la
carta que Luis Almagro, actual secretario general de la OEA, dirigió a
la señora Tibisay Lucena. Más de siete páginas del documento están
dedicadas a analizar la situación de ese líder opositor que es hoy –sin
dudas– el preso de conciencia más destacado del mundo.
La conclusión del señor Almagro es terminante: "Este fallo pone en manos
de interpretaciones judiciales muy subjetivas la interpretación de los
discursos políticos opositores y el derecho a la asociación que
significa la constitución de movimientos políticos". "La sentencia
contra un líder de la oposición es un asunto de funcionamiento de la
democracia".
Pero en adición a la endeblez de los elementos valorados por la jueza
que le impuso a López casi 14 años de prisión, está la conducta
observada a posteriori por el señor Franklin Nieves, fiscal actuante en
el caso. Como se sabe, este funcionario solicitó asilo en Estados
Unidos, y desde allí, con su conocimiento directo de las interioridades
del turbio asunto, denunció las insistentes presiones indebidas que
recibió desde el Ejecutivo.
Cualquier persona normal pensaría que, ante la existencia de esa gran
letrina rebosante, el actual Presidente –que se proclama tan creyente–
se pasaría las horas de rodillas, dando gracias al Todopoderoso por la
oportunidad dorada que le ha dado de salir de ese engorroso asunto de
manera discreta, a través del voto de la nueva mayoría opositora.
No es así en el caso de Nicolás Maduro. El heredero de Chávez ha asumido
una postura más propia del guagüero que fue, que del estadista que se
supone que sea ahora: "No aceptaré ninguna ley de amnistía porque se
violaron los derechos humanos". "Me podrán enviar mil leyes, pero los
asesinos de un pueblo tienen que ser juzgados y lo tienen que pagar". Es
así como el Jefe del Ejecutivo cierra los ojos a las tradiciones de
Latinoamérica y de la propia Venezuela, donde su mismo mentor –por no ir
más lejos– recibió un perdón de ese tipo tras la cruenta intentona
golpista que encabezó.
Según la "Constitución bolivariana", el Presidente de la República está
facultado para solicitar de la Asamblea Nacional que modifique lo antes
acordado por ella misma. Este veto podrá ser superado por la mayoría
absoluta del propio Legislativo. También el Jefe del Ejecutivo puede
alegar ante el Tribunal Supremo que el texto correspondiente es
inconstitucional.
Si —como todo indica— Maduro insiste en actuar de manera mezquina y
cruel, y en revolver el nauseabundo contenido de la letrina que su mismo
régimen creó, es de presumir que la inevitable excarcelación de Leopoldo
López y sus compañeros se demorará de modo innecesario. Esperemos que la
perversidad del Presidente sirva para enajenarles aún más, a él y a los
suyos, las simpatías de la opinión pública.
Source: Amnistía para Leopoldo López | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/amnistia-para-leopoldo-lopez/
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