Cubanos de la isla miran con temor hacia Venezuela
El tema de conversación fluctúa entre la fastidiosa carestía de la vida
y qué pasaría si Nicolás Maduro se ve forzado a abandonar el Palacio de
Miraflores
PREOCUPACIÓN
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
Esperando que ceda el intermitente aguacero otoñal, una decena de
personas se refugia en un portal de puntal alto donde caen goteras, en
la parte vieja de La Habana.
El tema de conversación fluctúa entre la fastidiosa carestía de la vida,
el toque concreto y mágico del tridente del Barcelona Fútbol Club y qué
pasaría si Nicolás Maduro se ve forzado a abandonar el Palacio de
Miraflores.
"Oye, de verdad que Maduro es un cara de tabla. La mayoría de la gente
no lo quiere y el tipo se empecina en hablar del pueblo y otras
sandeces. Tiene sus barbas en remojo. Dicen en TELESUR que con la
mayoría que tiene la oposición en el Parlamento el año que viene pueden
pedir una revocatoria y efectuar elecciones. Si Venezuela se jode, ¿a
qué brocha nos agarramos?", pregunta en busca de respuesta un negro alto
y flaco con un overol azul oscuro de mecánico.
"Caracas está peor que La Habana"
Un tipo con pinta de intelectual ofrece su versión de lo que puede
acontecer. "Nadie mejor que el Gobierno cubano, por su control dentro de
las instituciones venezolanas, sabe que aquello se puede ir a bolina en
cualquier momento. Me cuentan amigos que Caracas está peor que La
Habana. En el mercado negro el dólar está sobrevalorado como en Cuba en
los años 90. Maduro tiene sus días contados. El plan de Raúl ya se sabe.
Cuadrar con los yanquis. El Gobierno estaba esperando los resultados del
6 de diciembre. Ahora tendrán que ponerse las pilas. Pues si se corta el
petróleo de Venezuela, retrocedemos a los años duros del Período Especial".
En cualquier esquina o parque habanero la apabullante derrota electoral
del PSUV en Venezuela es tema de conversación. Para muchos cubanos,
Maduro es un tipo impresentable. Una mala copia de Fidel Castro y con
menos talento.
Hay quienes rezan para que pueda gobernar hasta 2019 y la Isla siga
recibiendo petróleo venezolano a precio de saldo. "Tú te imaginas si
vuelven los apagones, los bueyes y las bicicletas. Éstos (los del
régimen) se quedarían solos. Los cubanos se irían hasta en una tabla de
planchar", comenta jocoso un panadero.
Cincuenta y siete años de improductividad crónica y amamantada por el
subsidio soviético y el petróleo venezolano, ha cimentado una mentalidad
de zánganos en muchos compatriotas.
Probablemente un segmento mayoritario de cubanos sienta más repulsión
que los venezolanos al rigor y la escasez del socialismo caribeño. Lo
han sufrido en su pellejo por casi seis décadas.
La gente no es boba. Crecieron aplaudiendo el discurso delirante de
Fidel Castro prometiendo a la vuelta de unos años que Cuba tendría más
leche, carne de res y malanga que Estados Unidos.
Los nacidos después de 1959 pensaban que el imperialismo y el
capitalismo moderno se desvanecerían en el siglo XXI. Fue lo contrario.
Entonces las peregrinas teorías marxistas quedaron en tanga.
Durante años, Cuba vivió del dinero y el petróleo del Cáucaso. Cuando
Hugo Chávez llegó al poder, luego de la Isla cruzar el desierto durante
una década, regresó el subsidio para una parte importante de la economía.
Los Castro son los rectores de una nueva izquierda latinoamericana. En
un pase mágico proverbial, con una economía en ruinas y las cajas de
caudales en números rojos, han sabido exportar su mejor y más eficaz
arma: gobernar sin oposición por mucho tiempo.
Pero la realidad ha puesto en crisis a los modelos de la izquierda
populista en América Latina. Raúl Castro fue más previsor que su hermano
Fidel y pactó un trato ventajoso con Estados Unidos y la Unión Europea
sin ofrecer casi nada a cambio, al menos que públicamente se sepa.
Después del 17 de diciembre de 2014, en el imaginario popular se instaló
la teoría de que los yanqui pagarían las cuentas del desastre económico
y, al estilo de Tarzán o Superman, rescatarían lo poco que queda de la
industria nacional.
Las piruetas ideológicas del régimen desconciertan a algunos de sus
intransigentes partidarios, que odiaban a muerte a los yanquis,
homosexuales y negocios privados. A estas alturas del juego, son simples
daños colaterales.
Al Gobierno de Raúl Castro solo le interesa sostenerse en el poder.
Preferentemente con un aliado ideológico como Venezuela. Pero en caso de
perder el chavismo el mando, queda un plan B. Que es fácil adivinarlo:
se encuentra a 90 millas al norte de Cuba.
Source: Cubanos de la isla miran con temor hacia Venezuela :: Diario las
Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3509109_cubanos-isla-miran-temor-hacia-venezuela.html
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