Testimonio: "La invasión de Cuba a Venezuela"
Es el título de la autobiografía de Héctor Pérez Marcano, importante
exdirigente de la guerrilla venezolana del MIR. No se encuentra en
librerías, pero la entrevista que ofreció a El País ("Los cubanos son
los artífices del fraude electoral en Venezuela", 28/09/2013) basta para
iluminar los oscuros senderos del castrismo en América Latina.
Revelaciones. Fidel Castro trató de asegurar el suministro de petróleo
venezolano desde 1959, pero no convenció al presidente Rómulo
Betancourt. Años después, en el marco de la Conferencia tricontinental
de los movimientos revolucionarios en La Habana, Castro y el MIR
planificaron las expediciones de 1966 y 67 para instalar la guerrilla en
Venezuela con el mismo objetivo estratégico: su petróleo.
El autor recuerda que, poco después, el Che Guevara partió a Bolivia
para encender otro foco subversivo, y dibuja su contexto político: "...
la lucha revolucionaria en Venezuela y el proyecto del Che en Bolivia y
Centroamérica formaban parte de lo que he llamado el proyecto
continental de Fidel". Si bien, la aventura fracasó en Bolivia "(e)ra
evidente que Fidel (...) siempre buscó por otra vía el desarrollo
continental de su revolución. Esa otra vía es la que ahora vemos
desplegarse en América Latina en la era de Hugo Chávez y sus herederos".
Revela también que Maduro triunfó gracias a una refinada manipulación
electrónica del castrismo para asegurar Caracas, una base estratégica
vital. "Los cubanos son los artífices del fraude en Venezuela" porque la
inteligencia castrista controla el sistema de identificación, y así
pueden manejar también el registro electoral del país. Pérez Marcano
dice que este "no se corresponde con el crecimiento vegetativo de la
población venezolana" y que "allí hay varios millones de electores
virtuales". Es un secreto de vida o muerte para el chavismo que explica
el enorme esfuerzo del ALBA para imponer la farsa del "acompañamiento
electoral" de la Unasur, y cerrar el paso a mecanismos serios de
observación electoral.
La tenacidad de Castro, la megalomanía de Chávez, sus sobornos
petroleros, y la blandura geopolítica del vecindario latinoamericano han
fructificado: el ALBA devora al Mercosur, el kirchenerismo peronista es
yunta de Venezuela, y el pendenciero Evo Morales ha convertido a Bolivia
en uno de los focos más belicosos del castrismo en Sudamérica. Está al
otro lado de la frontera con Perú, un país recurrentemente ofuscado
sobre sus verdaderos intereses e hipotecado a la memoria de Bolívar, el
padre de esa Bolivia que, a través de Sucre, nos arrancó el Alto Perú,
promoviendo la desintegración sudamericana para sembrar una integración
bolivariana.
Con sus maneras deplorables, Evo ha hecho milagros. Bolivia es el único
país que, al mismo tiempo, es miembro pleno de la CAN y Mercosur
(incompatible, en rigor). Aunque Cochabamba será la sede del
problemático Parlamento de la Unasur, hay un candidato boliviano a la
Secretaría General en Quito. Tiene la Secretaría de la CAN en Lima,
aunque dirige la CAF en Caracas desde hace veintidós años. Y ahora
estarán en Ilo, explotando el mejor de sus muelles (prensa boliviana
dixit), un súper Ceticos y facilidades navales extraordinarias, e
inexplicables.
Nunca más oportuno citar a Alberto Ulloa, el mejor internacionalista que
ha tenido el Perú: "...una larga historia de aproximaciones y
apartamientos ha dado un carácter peculiar, en comparación a otras, a
las relaciones Perú-bolivianas. Aún cuando lo hayan sido francamente en
algunas épocas, sería tal vez exagerado decir que esas relaciones han
sido de mala vecindad, pero quizá sería más exagerado aún decir que han
sido de buena vecindad". (Posición Internacional del Perú, 1941).
http://diariocorreo.pe/opinion/noticias/6531956/columnistas/testimonio-la-invasion-de-cuba-a-venezuel
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