Publicado el martes, 10.01.13
¿Por qué odian a Estados Unidos?
NICOLÁS PÉREZ
La política internacional, como el estado del tiempo, tiene sus días de
lluvia y sus días de sol. También alimenta a la prensa con imitaciones
tan falsas como cuando pretenden venderte en una esquina un reloj Rolex
por $25, o cuando en un pulguero te ofrecen una cartera Louis Vuitton
por $27, o cuando te ponen frente a tus ojos un berilo o un circón
jurándote que es un diamante legítimo.
Creo que el ejemplo más típico de vender y comprar falsas imitaciones es
el Socialismo del Siglo XXI en América Latina. Imita al castrismo, que
una vez fue una revolución que puso a soñar a muchos y pronto se
convirtió en pesadilla. Se ha mantenido en el poder más de medio siglo
con acusaciones falsas como invasiones inexistentes y atentados absurdos
de Washington contra sus líderes, estrategia que lo han soldado al poder
en base de mantener a su pueblo durante años alimentándolo con un
nacionalismo de pacotilla y al borde de un ataque de histeria.
Entre los seguidores de La Habana hay grados de diferencias, hay
matices, la llamada integración regional es un chiste de mal gusto, en
el fondo, cada quien va lo suyo y lo que les sucede a sus vecinos les
importa tres pepinos.
Unos en la región intentan radicalizar el proceso como Nicolás Maduro,
que vestido con un cucurucho de cartón en la cabeza y con una holapanda
de color amarillo, como el más típico de los tontos de capirote, se
dirige sin que nadie lo empuje, humillado por sus necedades, remando
hacia el mar de felicidad de Cuba.
Tenemos otra joyita, Daniel Ortega en Nicaragua, cuyo antiamericanismo
siempre bordea el abismo, pero jamás da el salto al vacío porque sabe
que sin la ayuda de Occidente su país y gobierno se van al infierno.
¿Por qué sigue gobernando el sandinismo? Más claro ni el agua, porque
después del exilio de Miami, los nicaragüenses son una oposición más
desunida, y tuerce la jáquima para donde quiera que siga el desenfrenado
galope de su caballo rojo, y solo es feliz si llega al batey que él domina.
Tenemos un caso único en América: un dado redondo, Evo Morales. Ha
declarado que la carne de pollo posee hormonas femeninas y cuando son
ingeridas regularmente pueden ser la causa del homosexualismo. Quizá si
Evo le da un beso en la boca a Washington, con el cual mantiene una
relación de odio-amor, puede que le guste y se convierta en
proimperialista, naturalmente, sin ofender las preferencias sexuales,
cuyo derecho apoyo irrestrictamente.
Sobre Argentina, según los resultados de las últimas primarias no se
discute si el actual gobierno gana las presidenciales del 2015, sino los
problemas que tendrá que enfrentar una oposición triunfante para
mantener el país a flote. Las viudas han tenido mala suerte en América
Latina, la tuvo María Estela Martínez, viuda de Perón, y las tiene
Cristina, la viuda de Néstor, y Nicolás Maduro, la viuda de Hugo Chávez.
Y me pregunto, ¿por qué en vez de imitar a países triunfadores que han
tenido logros económicos como Indonesia, Filipinas, China y Perú, que
tuvo un crecimiento de un 5.7%, algunos siguen anclados en un
antiimperialismo que los hace arder en llamas.
Entiendo hasta a mis enemigos. Soy optimista. Como dijo en un libro de
Hemingway el poeta John Donne en la meditación VII Devotion Upon
Emergency Ocassions: "La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
soy parte de la humanidad. Por consiguiente, nunca preguntes por quién
doblan las campanas, doblan por ti".
Por mí doblan las campanas de la libertad y la democracia que es el
futuro bello de la humanidad, y entonces, ¿por qué tanto odio de cierto
sector enfermizo de América Latina contra Washington? En una época el
Departamento de Estado fue inepto y estúpido, pero su último error fue
cuando la invasión a Santo Domingo en 1965, ¿por qué un error que
ocurrió hace 48 años sigue hoy vigente como si hubiera sucedido ayer?
Entiendo las razones personales de Rafael Correa para ser
antinorteamericano, sobre su padre ha dicho: "No tengo nada que ocultar,
tuve una niñez muy mala. A los cinco años mi padre, un desempleado,
llevó drogas a Estados Unidos y cayó preso. Estuvo tres años en
prisión". Y aunque esta gimnasia no tiene nada que ver con la magnesia
de que Correa es el presidente latinoamericano que más persigue la
libertad de prensa, lo entiendo como hijo, no como gobernante.
En cuanto a Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Argentina, como me decía mi
padre, que era mi ídolo, en una frase críptica que nunca he entendido
del todo siempre sobre los que iban por un camino equivocado: "Que la
Magdalena los guíe".
http://www.elnuevoherald.com/2013/10/01/1580402/nicolas-perez-diaz-arguelles-por.html
No comments:
Post a Comment