Monday, April 29, 2013

Venezuela: Opresión o Libertad

Venezuela: Opresión o Libertad
La división de la nación no es exclusiva responsabilidad del flamante
Presidente. Su predecesor fue un generador de tormentas sociales y un
odiador de oficio.
Pedro Corzo
abril 23, 2013

Hugo Chávez cometió numerosos errores, pero creó una clase política y
económica que sin dudas estaría eternamente agradecida a su memoria sino
hubiera seleccionado a Nicolás Maduro como su heredero.

Maduro es un desastre en toda la extensión de la palabra. Como
presidente encargado incurrió en más pifias que Chávez en sus trece años
de desgobierno, que es mucho decir; pero como candidato su conducta fue
deplorable. Sus declaraciones, propuestas y conducta, fueron un
compendio de payasadas que es de esperar hayan avergonzado a sus propios
partidarios.

En consecuencia sus rivales y adversarios en el Estado mayor del
chavismo, deben estar haciendo una excelente cosecha de sus errores y
preparando estrategias que les posibiliten desplazarlo en cuanto les sea
oportuno. Tarea a cumplir cuando la sobrevivencia del incomprensible
Socialismo del Siglo XXI no esté en peligro.

Por supuesto, el que presumimos más importante adversario de Maduro,
Diosdado Cabello no quedo atrás. El despotismo y abuso de poder del que
hizo gala en la Asamblea Nacional, dejó apreciar a los más crédulos que
el oficialismo, sin importar tendencias, no respeta para nada los
valores democráticos ni las diferencias en las ideas.

Se vislumbra una lucha de extremos. Un populismo exacerbado que motive
las pasiones más bajas entre líderes. Ladrar alto, fuerte y morder con
furia, son fundamentales para comandar una oligarquía política económica
que no quiere perder los privilegios adquiridos a base de engañar y
manipular a los que están a favor de una sociedad más justa.

También se pudo valorar, como pocas veces en el pasado, el control que
ejerce el Ejecutivo sobre los poderes públicos. La conducta de las
presidentas del Consejo Nacional Electoral, como la del Tribunal Supremo
de Justicia, fue para favorecer únicamente al oficialismo, pero como la
voluntad popular se hizo sentir, las esferas más altas del oficialismo
debieron aceptar una auditoría que en principio rechazaron.

Maduro aceptó de mala gana un conteo que de resultar a su favor le
otorgará la legitimidad que necesita para gobernar un país profundamente
escindido.

Es de suponer que sus aliados extranjeros le forzaron a aceptarla y se
aprecia por declaraciones del presidente de Chile, Sebastián Piñera, que
un número importante de los gobiernos que integran UNASUR, a pesar de
que simpatizan con el chavismo, estuvieron a favor de la auditoría,
pero sin dejar de reconocer en Maduro el nuevo presidente de Venezuela,
algo así como estar conscientes de que no habrá revocación.

Una muestra de la doble moral que ejemplifica la decadencia de valores
de nuestro continente.

Maduro no ha dejado de ser procaz y agresivo, aún después de aceptar la
auditoría, una actitud contraria a los intereses de un proyecto político
que pretende imponerse en un país que está dividido como nunca antes en
su historia. Sus groserías y vulgaridades es de esperar vayan en
aumento. Su plan es imitar a Chávez en todo y considera que para
lograrlo, es primordial la procacidad en el trato y el lenguaje.

Por supuesto, la división de la nación no es exclusiva responsabilidad
del flamante Presidente. Su predecesor fue un generador de tormentas
sociales y un odiador de oficio.Chávez, fue el primer promotor de la
intolerancia y sectarismo que sufre Venezuela. Sus discursos fueron
agresivos y descalificadores de cualquier persona o institución que se
opusiera a sus proyectos y su delfín simplemente actúa en consecuencia.

Fue Hugo Chávez, hay que tener eso presente porque hay quienes pretenden
encontrar en el difunto virtudes que le faltan a Maduro, quien con la
complicidad de Nicolás, Cabello y otros muchos, incluyendo un amplio
sector de las Fuerzas Armadas, condujo al país a niveles de corrupción,
crispación social, inseguridad pública y una debacle económica que no
tienen precedentes en el país.

Por otra parte, numerosos estudiosos de la situación venezolana opinan
que si Nicolás Maduro ocupa en este momento la primera magistratura del
país no es exclusivamente por consecuencia del fraude ni de los abusos
de poder - porque no hay dudas que cualquier candidato oficialista
habría ganado gracias al control que sobre los poderes del Estado ejerce
el Ejecutivo- sino porque los Castro lo impusieron, ya que era el único
partidario del caudillo muerto que podía garantizar la continuidad de
los cuantiosos subsidios de Venezuela a la isla.

El futuro de Venezuela está en juego, pero también el del resto del
continente. La democracia es lo único que garantiza libertad y justicia
y en consecuencia, progreso económico.

Es necesaria la unidad de la oposición nacional y la solidaridad
internacional. Si en el siglo XIX, Simón Bolívar fue el más importante
promotor de la soberanía de nuestras naciones, en el XXI se debate en la
tierra del Libertador, si el modelo político de Fidel Castro, remozado
por Hugo Chávez, puede aplastar nuestros derechos ciudadanos, la
soberanía de cada uno de nosotros sobre nuestros actos.
Pedro Corzo

pcorzo@ocb.ibb.gov
Pedro Corzo, Santa Clara, 1943. Trabaja en Radio Martí desde 1998.
Conferencista y escritor. Residió en Venezuela durante doce años y
colaboró allí en varios medios de información.

Es presentador del programa Opiniones de WLRN, Canal 17 y columnista de
El Nuevo Herald. Ha producido varios documentales históricos entre ellos
Zapata, Boitel y Los Sin Derechos.

Entre sus libros se cuentan Cuba, Cronología, Perfiles del Poder, La
Porfía de la Razón, Guevara Anatomía de un Mito, Cuba, Desplazados y
Pueblos Cautivos y El Espionaje Cubano en Estados Unidos.

http://www.martinoticias.com/content/article/21841.html

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