Capriles resiste y los cubanos con él
Jueves, 25 de Abril de 2013 12:55
Escrito por Julio Antonio Aleaga Pesant
Cuba actualidad, Bayamo, Granma, (PD) Venezuela está en transición.
Despierta del largo sueño chavista. El presidente impuesto, Nicolás
Maduro, arrea leña al fuego del conflicto interno y el candidato
opositor, Henrique Capriles, que ya quemó sus naves a mediados de enero,
lo enfrenta con el valor y el carácter necesario para remontar las
empinadas cuestas de los Andes.
270 000 votos es suficiente margen para declarar un vencedor en una
elección presidencial, sea cual sea la magnitud del padrón electoral. En
el caso de Venezuela, es cerca del 1.5 % del total de votos. Más que
suficiente. Lo que avala la diferencia no es la cantidad de votos de
diferencia, sino la confianza en el poder electoral, en la tripartición
de poderes, en la madurez de los contendientes. Eso es lo que falla en
Venezuela.
En Estados Unidos George W. Bush ganó por un margen inferior y pocos
cuestionaron su victoria, de menos de 50 000 votos. Calderón Sol, en
México, también venció por estrechísimo margen, menor de 150 mil votos,
y tampoco se cuestionó razonablemente su victoria: los mexicanos y la
comunidad internacional apoyaron a la comisión electoral y las perretas
de López Obrador lo desbancaron definitivamente de la vida política azteca.
No es el caso de Venezuela. Desde principios de 2012 el gobierno
manipula los escenarios. Primero fue la enfermedad de Hugo Chávez. El
caudillo llanero se postuló a unas elecciones adelantadas, para que
pudiera presentarse, pues ya estaba muy enfermo. Chávez ganó por
apretado margen, usando su imagen de enfermo, mientras compraba votos
regalando, cuando menos, casas.
La enfermedad de Chávez se trató con deshonestidad, por su familia,
amigos y consortes del gobierno, con el fin de sacar ventaja. Y cuando
retrasó de manera indefinida la fecha de toma de posesión, prevista para
el 10 de enero, en componenda con la mayoría chavista en el parlamento,
la cúpula del gobierno sabía que estaba muerto. O casi.
Esa decisión apoyada por el Consejo Nacional Electoral, quebró
definitivamente cualquier confianza que existiera en el CNE.
Pero además ,-¿casualmente?- la muerte publica de Chávez ( el 5 de
marzo), combinó con el tiempo necesario para convocar elecciones que
coincidieran con la fecha de la revuelta del 11 de abril de 2002. Todas
estas anormalidades desacreditan al CNE. Pero si aún quedan dudas es
importante recordar que Jorge Rodríguez, el jefe de campaña de Maduro,
pasó en el año 2004 de Presidente del CNE a... vicepresidente de Hugo
Chávez.
Con ese dossier y los acontecimientos en pleno desarrollo, el incansable
Henrique Capriles fue elegido candidato por la MUD, con una concertación
de fuerzas y un "voto duro" significativo del más del 35 % del electorado.
En esas circunstancias, la oposición vio crecer su parque de seguidores
en seis años. Primero 4 millones, mas tarde 6, y en este momento 7 200
000 votos. Un crecimiento increíble, en cualquier organización política.
Pero al final, en Venezuela, los chavistas siempre se las arreglan para
ganar.
Capriles recogió el guante del 7 - O, y venció al canciller Elías Jaua
en los comicios para gobernador. Ante la muerte de Chávez, mantuvo una
presión activa pero decente. No se dejó amedrentar, respetó la decisión
del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de posponer la toma presidencial
de Hugo Chávez y esperó pacientemente por el día justo.
Elegido nuevamente como candidato presidencial por la MUD, Capriles nos
recordó la necesidad de mártires de nuestros pueblos definida por
Guillermo Cabrera Infante. Como Quijote, como Carlos Manuel Céspedes o
José Martí, se lanzó a la contienda, conociendo el fin, pues la lógica
emocional de la muerte del caudillo usada de manera indiscriminada por
el PUSV le garantizaba a Maduro una victoria aceptable. No obstante,
Capriles salio a la arena y dejó su piel en la batalla.
Como me dijo en burla el colega Nicolás Pérez, el jefe de campaña de
Capriles era... Nicolás Maduro. El ex güagüero usó inmisericorde la
muerte del caudillo. Dijo un disparate tras otro, hasta el cansancio. Si
al principio de campaña tenía hasta un 15 % de votos de ventaja, la
marea opositora la descontó día a día. Aun y con las encuestadoras
venezolanas controladas por los rojos, dando partes inflados.
El día después ya se sabe que pasó.
Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Elías Jaua desconocen el peso
político de la oposición, el 49 % de los votos emitidos, y lanzan al
país a la guerra civil. Capriles y su comando de campaña resisten la
furia chavista y el oportunismo internacional.
Como los demócratas cubanos, los venezolanos gozan del aislamiento
internacional. Solo Estados Unidos, Paraguay, Israel y Chile a media
máquina, resisten el empuje de los petrodólares chavistas. España
continúa la errática política comenzada por el PSOE, y cedió su espacio
por algo incomprensible.
El gobierno cubano ubica a sus mejores especialistas de inteligencia en
el área. Además mantiene a los médicos y personal civil, que pueden ser
víctimas del conflicto en el área. La intención es conocida: sacrificar
a sus ciudadanos p y jugar el papel de víctimas. Ya lo hicieron en Iraq,
durante las guerras del Golfo, en Granada, Panamá y otros tantos lugares.
La Organización de Estados Americanos (OEA), bajo la dirección de José
Miguel Insulza, es el trapo manoseado por los estados pretotalitarios
del área, empeñados en hacerla desaparecer. El 18 de abril la reunión de
presidentes de la UNASUR, en Lima fue el escenario, donde los
presidentes latinoamericanos se prestaron a la componenda chavista. El
hecho fue calzado por la declaración de la CELAC, escrita por la única
dictadura del continente.
El bochornoso día de la toma presidencial de Maduro auguró más violencia
para Venezuela. El duro discurso del usurpador, retomando la retórica
revolucionaria, olvidó que el 49 % de los venezolanos votó en su contra
y agregó más tensión a la oposición democrática. Mientras, el desfile
militar aclaró el mensaje de debilidad del gobierno y la decisión de
usar la fuerza si es necesario para imponer su voluntad contra el pueblo
y el candidato vencedor.
Capriles resiste y los cubanos con él y con el pueblo de Venezuela. Es
probable que Capriles sea llevado a juicio y también que intenten
destituirlo de su cargo de gobernador estadual. Pero él resiste y
nosotros con él.
Lo contradictorio del escenario venezolano será visible cuando bajen las
cortinas y desaparezca el humo de las elecciones. ¿Quién desmontará el
chavismo? Porque para los que no se dieron cuenta, nadie habla ya de
socialismo de ningún siglo, ni del Partido Socialista Unificado de
Venezuela, y hasta el viejo comunista Teodoro Petkof se opone al chorizo
de Maduro. ¿Será como en Cuba, donde los desmanteladores del castrismo
son sus propios seguidores_
Para Cuba actualidad: aleagapesant@yahoo.es
http://primaveradigital.org/primavera/internacional/52-mundo/7235-capriles-resiste-y-los-cubanos-con-el.html
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