Thursday, April 25, 2013

Venezuela y la lucha por el poder

Publicado el miércoles, 04.24.13

Venezuela y la lucha por el poder
Dora Fernández

Luego de catorce años de chavismo, aunque el ahora presidente Nicolás
Maduro ha logrado su cometido, no puede jactarse de ser un ganador en
buena lid, pues la oposición ha puesto en tela de juicio su elección, la
presión mediática ha sido tan fuerte que se ha visto obligado a aceptar
que el Consejo Nacional Electoral realice el reconteo del 46% de actas
electorales y es que pese a su inexperiencia como gobernante, no ha
pasado inadvertida la posición asumida tanto por la Unión Europea como
Estados Unidos, que reaccionaron con mesura y reserva ante los
resultados en las urnas.

El flamante heredero, consciente del panorama, tuvo que acudir a la
reunión de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), que siempre
constituyo el as usado por el propio extinto Chávez, cuando surgían
situaciones que requerían el quórum de una audiencia latinoamericana que
respaldara sus decisiones. No sería extraño entonces que al margen de
ello también estuviese asesorado por cubanos u otras naciones afines a
este régimen.

El chavismo no fue un invento del finado Chávez, un tema era el estilo
grandilocuente e impositivo que caracterizó al Comandante y otro el
asistencialismo desbordante que usó como arma efectiva para encandilar a
todos sus seguidores. Poseía poder absoluto sobre los ingresos que le
generaba el petróleo, una riqueza natural de su pueblo, que hipotecó y
utilizó para diseñar un sistema de subsidios del cual dependen millones
de venezolanos, acostumbrados a sumarle al haber básico el bono
alimenticio, los subsidios a la luz, el agua, gas, salud, educación y
hasta al transporte.

Un gran sector de la población venezolana cubrió sus necesidades básicas
con las donaciones del gobierno como apoyo social, pero este no es un
fenómeno reciente ni mucho menos original, en varios países
sudamericanos, la gente depende de los programas sociales y es que
muchos mandatarios, en vez de enseñar a pescar a sus pobladores,
prefieren darles el pescado. De esa manera tienen la votación cautiva de
sus ollas comunes, y los subsidian con alimentos o educación gratuita.

Con esta actitud propician que prosiga el subdesarrollo, pues en vez de
apostar por elevar el nivel cultural, el acceso a la innovación y las
nuevas tecnologías, implementar sus infraestructuras, generar empleos
con valor agregado o crear centros para formar técnicos entre los
jóvenes desempleados, la salida más barata es seguir alimentando el
bolsón de miseria, aunque esto signifique atraso y multitudes
acostumbradas a la mendicidad.

Venezuela acaso sería tan poderosa de no poseer petróleo en su
territorio. En ello radica su poderío e importancia, es estratégico
porque todos requieren de este vital elemento, lo que mueve al mundo es
el capital y el comercio, aunque suene inhumano son las reglas del
mercado. Lo lamentable es que el oro negro ha sido infrautilizado y la
producción ha empezado a mermar, la inflación y el déficit fiscal que
llega a 30 mil millones según América Economía muy pronto empezará a
asfixiarlos.

Lo que muchos se preguntan es si Maduro calcará totalmente el modelo
chavista y será inflexible con sus enemigos, perseguirá a la prensa
opositora, seguirá con el control de cambios y solo gobernara para sus
seguidores. Cómo enfrentará los problemas de inseguridad ciudadana y
delincuencia, si seguirá existiendo un dólar paralelo, y por último si
la magra producción petrolera de su país le permitirá seguir ayudando a
Cuba. Qué fórmula empleará para sacar del atolladero a esta nación.

Aunque la juramentación de Maduro ante la Asamblea Nacional legitima
ante el mundo su condición de Jefe del gobierno, los resultados
evidencian un profundo cisma entre los venezolanos. El número de los que
votaron por él solo llegó a los 7 millones, 575 mil mientras el
candidato opositor alcanzó 7 millones, 302 mil. Esta votación ofrece una
lectura inapelable: le tocará gobernar un pueblo escindido contra su
propia voluntad y al cual solo podrá doblegar con medidas radicales que
lo harán impopular y de seguir ese camino podría convertirse en un
dictador tirano que acabará arrasando con los derechos humanos. Muchos
dirán que Dios nos coja confesados, dado que Maduro no tiene formación
académica, pero algunos latinoamericanos tenemos la esperanza de que
dado su pasado sindicalista, pida consejos a Lula y lo emule a la hora
de gobernar.

Periodista peruana.

http://www.elnuevoherald.com/2013/04/24/1461730/dora-fernandez-venezuela-y-la.html

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