Es Cuba
El sello cubano está presente en la campaña de infamias lanzada contra
Henrique Capriles
MIGUEL SANMARTÍN | EL UNIVERSAL
sábado 27 de abril de 2013 12:00 AM
Dictadura castrocomunista? Algunos (¿ilusos o miedosos?) todavía lo
dudan a pesar de los niveles de intolerancia y represión ordenados por
un asustadizo poder. Esos "despistados" no lo admiten, aunque tampoco lo
comparten, pero eso es lo que hay. Tales escapistas prefieren fijarse en
las trazas del barniz seudo democrático (cada vez reluce menos) que
procuraba (a duras penas) mantener el Supremo que se ausentó.
También hay quienes niegan la presencia del castrocomunismo porque les
estremece admitir que en este país se entronizó un régimen forajido,
opresor, fascista y entreguista. Efectivamente, este siniestro proyecto
de poder omnímodo, etiquetado Socialismo del Siglo XXI, concebido a
perpetuidad y de corte cívico-militar, fue diseñado y es padroteado
desde La Habana. Por su "asesoría y servicios" Cuba percibe de Venezuela
10 mil millones de dólares anuales con los que aferra a la vida a su
decrépita dictadura. Para asegurar la perennidad de la revolución
vernácula y los beneficios que de ella obtiene, la gerontocracia cubana
minó con sus "técnicos" estamentos clave de la administración pública
local, desde donde desatan contra la sociedad democrática toda la
vesanía y saña vistas en los últimos días.
Signos de esa aberrante opresión (muy cubana, muy comunista) son la
campaña de infamias lanzada contra Henrique Capriles y otros dirigentes
de la MUD; los agravios contra instituciones como la Iglesia, gremios y
medios de comunicación; la brutalidad empleada para disolver
manifestaciones pacíficas y los vejámenes contra los estudiantes:
violencia física, maltrato moral, retención ilegal, amenazas a sus
familias y apertura de juicios con cargos simulados. También el
espionaje, el sapeo y el fusilamiento moral del adversario.
El declive de infraestructuras y servicios públicos no puede compararse,
todavía, con el de Cuba. Pero rodamos en esa dirección. Parte del
deterioro es intencionado para minar la moral de los ciudadanos
contagiándoles frustración e impotencia. Lo intentan bombardeando
consignas políticas en favor de una ideología. La suya, totalitaria,
castrocomunista. El colapso del metro, los apagones, la inseguridad, la
basura sin recoger y la anarquía en el tránsito son parte de la táctica
de socavamiento espiritual. Lo es también la informalización del
trabajo, la agresión a los espacios públicos, la conducta chabacana, la
escasez de productos (racionamiento) y el control de cambio que limita
la libertad de acción y movimiento de las personas.
Pero nada tan indignante y violatorio de los derechos y libertades
ciudadanas como la invasión de la privacidad con las cadenas de radio y
televisión para agraviar y amenazar a la gente en la intimidad de su hogar.
msanmartin@eluniversal.com
http://www.eluniversal.com/opinion/130427/es-cuba
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