Monday, April 29, 2013

Economía venezolana: ¿y ahora qué?

Economía venezolana: ¿y ahora qué?
Corresponde tomar medidas que hagan que la economía funcione sobre la
base de la productividad...
ALICIA SEPÚLVEDA | EL UNIVERSAL
lunes 29 de abril de 2013 12:00 AM

En los últimos tiempos es frecuente escuchar que los problemas
económicos se encuentran supeditados al quehacer político. En el
gobierno toda decisión económica pasa por hacer el análisis de su costo
político. Esta es la lógica que predomina porque el régimen lo que busca
es imponer su modelo socialista a toda costa.

Pues bien, pasadas las elecciones, y dada la cantidad de distorsiones
que acumula la economía, llegó el momento de tomar medidas coherentes
que permitan el despegue económico de una vez por todas. El gobierno
debería dejar de lado ese mecanismo de controles excesivos que se
transforman en una carga para la producción empresarial. Las
regulaciones asfixiantes deberían ser sustituidas por medidas que
fomenten la inversión, sobre la base del respeto a la propiedad privada,
que constituye el nervio que permite hacer crecer la riqueza nacional y
la bujía que propicia que cada quien pueda mejorar su calidad de vida.

En la actualidad son muchos los problemas en el área económica. Primero,
una tasa de inflación que en marzo se ubicó en 2,8% (casi dos veces la
de febrero), arrojando una variación acumulada en el primer trimestre de
2013 de 7,9%; este comportamiento de los precios es alimentado por un
veloz crecimiento en la liquidez monetaria y la restricción del acceso a
las divisas por parte del sector empresarial. Esta limitación se agudizó
desde octubre de 2012. El intento de corregir esta deficiencia mediante
la subasta y el Sicad, ha resultado ser un mecanismo, por decir lo
menos, opaco, y una fórmula subrepticia de devaluar la moneda. La
solución a la inflación (considerada por muchos economistas un problema
monetario) pasa porque el BCV ejerza un estricto control autónomo de la
cantidad de dine- ro que circula en la economía, y porque las formas de
acceso a las divisas sean despenalizados y transparentes, amén de la
creación de incentivos para producir.

El segundo problema se halla en el plano laboral, donde las políticas
públicas han promovido la precarización del empleo. Si bien el INE
muestra una reducción de la informalidad, esta ha sido absorbida por el
sector público; en el largo plazo el empleo improductivo se convierte en
una carga que presiona el círculo vicioso de gasto público, inflación,
devaluación, aumento del salario, más gasto público. En ese sentido, la
solución debería encaminarse hacia la creación de fuentes de trabajo que
agreguen valor a la producción, pues es bien sabido que el empleo
público destinado principalmente al servicio aporta al consumo, pero
contribuye poco o nada a la creación de bienes para satisfacer
necesidades materiales.

Podría mencionar como tercer problema la precariedad de la
infraestructura de servicios públicos (electricidad, puertos,
aeropuertos), déficit que debe ser abordado desde el plano de la
inversión tanto pública como privada, para lo cual se requiere del
diálogo y los acuerdos entre el gobierno y el sector privado. Las
respuestas ligadas a la militarización y el recurso de supuestos
saboteos en nada contribuyen a revertir el deterioro, que ha sido
resultado de la falta de inversión.

Hay quienes dicen que el problema económico de Venezuela no es tal,
puesto que consideran que existen recursos financieros suficientes para
tomar medidas cambiarias, fiscales y monetarias que reviertan los
problemas económicos mencionados. Esas mismas personas consideran que lo
que hace falta es una eficiente administración económico-financiera por
parte de las autoridades, que se concentre en sanear las finanzas
públicas y generar confianza en la gestión de gobierno. Estos procesos
de transformación eliminarían las distorsiones existentes en la economía
y modificarían rápidamente los precios relativos.

Siempre he creído que la economía -entendida como un gran conjunto de
intercambios libres y voluntarios, en el cual existe un orden espontáneo
que permite que cada quien, en la búsqueda de sus propios fines
beneficie al otro-, no se acaba, ni se destruye, ni toca fondo; ese
conjunto solo se hace más o menos transparente, solo tiene más o menos
mercados negros, y solo concentra en muchos o en pocos el bienestar, su
rendimiento depende de la calidad de las políticas públicas.

En el complejo escenario económico actual corresponde tomar medidas que
hagan que la economía funcione sobre la base de la productividad y el
respeto a la economía de mercado. ¿Será que le cuesta mucho entender eso
a las autoridades del régimen?

cedice@cedice.org.ve

@cedice

http://www.eluniversal.com/opinion/130429/economia-venezolana-y-ahora-que

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