¡Adictos al chavismo!
PEDRO BERNARDO CELIS | EL UNIVERSAL
lunes 8 de abril de 2013 12:00 AM
En el marco del pensamiento sistémico, el proceso de adicción o
dependencia conforma un arquetipo que atrapa al individuo en un círculo
vicioso del cual le es cada vez más difícil salirse. El mismo proceso
socava la capacidad del individuo para generar un comportamiento más
sano para sí mismo. Es sencillo entender el arquetipo de la adicción o
de la dependencia, a través de la asociación con propiedades adictivas
del alcohol, la nicotina, la cafeína, el azúcar, o la cocaína. Un
individuo con problemas en su vida, decide ahogar sus penas en alcohol,
comer desaforadamente dulces y carbohidratos, o consumir cocaína. Así,
encuentra la satisfacción pasajera de haber olvidado sus penas y sentir
bienestar temporal. Al pasarse el efecto, el adicto siente el impulso de
repetir ese mismo comportamiento. Se produce así un nuevo ciclo. Detrás
de este ciclo de adicción individual, hay una industria que apoya el
círculo vicioso para beneficio propio. Existen así, la comida chatarra,
las chucherías, el alcohol, y las drogas, con ejércitos beneficiándose
del mercadeo y la comercialización de sustancias más o menos adictivas,
algunas legales, y otras no.
Reconocemos el arquetipo de la adicción o de la dependencia, cuando cada
ciclo que se produce, se traduce en una menor capacidad del individuo
para sobreponerse al ciclo, a través de comportamientos más sanos y
positivos. Por ejemplo, el azúcar y los carbohidratos generan una
sensación pasajera de bienestar y energía. Esa misma sensación, pero más
permanente, se logra a través del ejercicio físico. Sin embargo, con
cada ciclo de adicción al carbohidrato, nos hacemos más gordos y nos es
más difícil hacer ejercicio. Necesitamos fuerza de voluntad y ayuda
externa, para romper con el arquetipo de la adicción, adelgazar, hacer
ejercicio y poder sentir el bienestar permanente de un comportamiento sano.
Comportamientos de adicción similares, pero más difíciles de romper,
ocurren con el alcohol o con las drogas. El alcohólico pierde su trabajo
y daña sus relaciones familiares. El drogadicto se aísla, recurre a
comportamientos violentos para mantener su vicio y pierde la capacidad
de vivir en sociedad.
El mismo proceso de adicción o dependencia, desde el punto de vista del
pensamiento sistémico, lo observamos en sociedades enteras, que viven
procesos de adicción y dependencia hacia políticas y procesos sociales.
Gran Misión Vivienda, dólares Cadivi, Mercal, Barrio Adentro, Misión
Sucre, entre otras, se constituyen en la droga de la sociedad
venezolana. Sabemos que existe la adicción o dependencia de la sociedad
cuando el acceso a este tipo de programas sociales nos debilita la
posibilidad de alcanzar esos mismos objetivos mediante mecanismos
sostenibles en el tiempo, y con base en el esfuerzo propio como
sociedad. Nos hacemos adictos a los dólares Cadivi, un subsidio del
gobierno, que nos hace menos capaces de producir por nuestros propios
medios. Preferimos importar con poco esfuerzo que producir en Venezuela.
Nos hacemos profesionales sin estudiar. Nos contentamos con ir a clases
de ideología chavista y ni siquiera aprender a estudiar. Preferimos no
trabajar, sino enchufarnos a una misión que nos permita los tres golpes
de comida diarios. Todas estas misiones y programas sociales nos hacen
la vida más fácil de forma temporal, pero a la vez nos quitan la
capacidad de producir y desarrollar nuestro propio bienestar. Es así que
afirmamos que la sociedad venezolana es ¡adicta al chavismo! Por
supuesto, aquí también existen grupos interesados en esta adicción y
dependencia de la sociedad venezolana para beneficio propio.
La trampa de la adicción y de la dependencia la vivimos en los programas
sociales chavistas que nos ofrecen la ilusión de bienestar temporal,
pero que socavan nuestra capacidad para la verdadera independencia
social, fruto del ejercicio del conocimiento y del desarrollo de nuestro
potencial humano.
Lo ideal, es evitar el ciclo de adicción y dependencia. Lamentablemente,
ya nuestra sociedad se encuentra inmersa en este ciclo. Para romperlo,
el pensamiento sistémico nos lleva al imperativo de reestructurarnos
como sociedad para fortalecer nuestra capacidad de progresar y
desarrollarnos antes de eliminar totalmente la fuente de la adicción y
de la dependencia. Y debemos romper el ciclo rápido, ya que el impacto
de romper el ciclo de adicción y dependencia se hace, cada día que pasa,
más doloroso y traumático.
Siempre requeriremos programas sociales, pero solo aquellos que nos
impulsen a ser mejores personas, a desarrollarnos y progresar como
sociedad. Henrique Capriles Radonski encarna la posibilidad, que tenemos
como sociedad, de dar un golpe de timón y finalmente montarnos en el
autobús del progreso. Rompamos el ciclo de adicción y dependencia.
Votemos este 14 de abril por el futuro de nuestra sociedad. Votemos por
nuestro progreso y desarrollo social.
Ph.D. Profesor
@ProfesorPBCelis - pbcelis@usb.ve
http://www.eluniversal.com/opinion/130408/adictos-al-chavismo
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