Tuesday, April 2, 2013

Cuatro caminos para los venezolanos

Cuatro caminos para los venezolanos
Juan Carlos Linares Balmaseda
2 de abril de 2013

La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – De ganar los
"chavistas-maduristas" en las elecciones del próximo 14 de abril (y todo
indica que quieren ganarlas a las buenas o por las malas), los
venezolanos tendrían inmediatamente tres posibilidades de vida.

El primer camino es que se radicalizara el denominado socialismo del
siglo 21, creando un nuevo orden institucional basado en las supuestas
comunas auto-gobernadas, y estas a su vez guiadas mediante un vademécum
con nombre de Libro del Pueblo, lo cual enunciara Chávez, tiempo atrás,
en una de sus alocuciones. Entonces, todos los venezolanos, de manera
voluntaria o involuntaria, se verían involucrados en una especie de
esperpéntica Revolución Cultural maoísta mezclada con la Jamahiriya
gadafista y su Libro Verde de cabecera. Un engendro inviable, pero que
les permitiría al Maduro presidente suprimir de cuajo el fastidioso
sistema electoral, cosa que no impediría la ya torcida Constitución
Bolivariana, implementándose un régimen parlamentario al estilo de Cuba.

El segundo camino es continuar con el proceso, a la misma velocidad y
dirección que lo dejó el "adalid Chávez". Con la diplomacia petrolera
marcando el paso, y fanfarroneando contra los USA en cada ocasión, sin
arriesgarse demasiado en discusiones vertiginosas que hagan perder a su
primer importador del oro negro (los USA). También se mantendrían los
contactos con la tremebunda yihad islámica, y la amistad con los
Ahmadineyad, y los Al-Assad y demás personajes alérgicos al sistema
democrático. Y de paso ir perfeccionando la maquinaria sediciosa
denominada ALBA. Ahora bien, se le interpondría en medio de este segundo
camino la crisis económica que Venezuela tiene encima, y que se va
agudizando, haciéndole desorbitar de este rumbo.

El tercer camino que les queda a los venezolanos si es que ganan los
"chavistas-maduristas" sería enderezar hacia una izquierda light. Ni tan
solidario (un concepto que se traduce en clientelista en este caso, algo
así como yo te doy y tú te subordinas a mí), ni tan "antiimperialista",
a fin de cuenta son los "yanquis" quienes les compran más del 70% del
petróleo y con ese crédito en dólares se financia el 70% del bienestar
del pueblo. En este tercer camino los maduristas, deben recular hasta un
cómodo atrincheramiento en el poder, echando tierras a las
expropiaciones de las empresas privadas, y facilitar y garantizar la
inversión nacional y extranjera, controlando y reduciendo la
representación nominal en las fuerzas armadas profesionales, y compartir
mucho más las ganancias con los partidarios del oficialismo.

Un quebradero de cabeza a esta tercera posibilidad llegaría desde Cuba.
Y la pregunta sería ¿cómo aguantar la mano al subsidio (casi escribo
suicidio) de Venezuela a Cuba, que ronda los 13 mil millones de dólares
anuales, incluidos 115.000 barriles de petróleos diarios? Un suculento
manjar económico que el gobierno castrista no toleraría verlo disminuir.

Ya en estos momentos de saqueo de las arcas públicas debido a los mil
planes inacabados de inversión populista, y el entremetimiento cubano
para intentar tener las situaciones "bien atadas" se vuelve indeseable
en muchos sectores de la población venezolana. No es nada nuevo. Al
gobierno cubano le ocurrió lo mismo en otros lugares donde pusieron en
práctica ese tipo de "internacionalismo". Tan solo tres ejemplos
latinoamericanos y caribeños lo confirman: el Chile socialista de
Salvador Allende, la Granada comunista de Maurice Bishop, y la también
comunista Nicaragua de Daniel Ortega en la década del 70.

Ante la premura que traen los acontecimientos (agitados por las
inmediatas elecciones) muchos diadocos del chavismo se alinearon con
Maduro para que éste agarre la presidencia y sostenga los gajos del
poder. Pero las cosas no están tan sólidas como parecen. Chávez
controlaba personalmente las divisas que provenían del petróleo,
herencia algo intransferible a sus grises herederos. Habría que esperar
cierto tiempo para ver si los ahora provisionalmente puestos de acuerdo
en aupar a Maduro están dispuesto a entregarle el manejo monopólico del
dinero. Una de las claves futuras que pudiera desatar la bronca entre ellos.

Un cuarto camino es votar por la oposición caprilista (del candidato
Enrique Capriles). Sin embargo, a pesar del error de la oposición de
retirarse de la contienda electoral por el Parlamento en el 2005, parece
que vuelven a incurrir en otra errática estrategia. Capriles debería
orientar su discurso no en destruir las Misiones sociales, y
suspenderles las grandes ayudas a los países satélites del ALBA, sino en
aprovechar toda esa herencia institucional chavista, en función de
adecuarla al acatamiento de los derechos humanos y a la instauración de
una democracia plena en el orbe latinoamericano y caribeño.

http://payolibre.com/articulos/articulos2.php?id=5525

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