Carlos Malamud: Venezuela desabastecimiento
Papel higiénico e industrialización por sustitución de importaciones (ISI)
El papel higiénico es un artículo de lujo en Venezuela.
Infolatam
Madrid, 22 septiembre 2013
Por CARLOS MALAMUD
En un país normal existen básicamente dos respuestas frente a la falta
de productos de consumo final. La primera, que permite afrontar la
escasez con resultados inmediatos, es abrir su importación con el fin de
satisfacer el exceso de demanda que pueda haber en un momento
determinado. La segunda, que durante largas décadas tuvo una fuerte
presencia en la mayor parte de América Latina y hasta fue enarbolada
como todo un programa de desarrollo, es producir en el país lo que hasta
entonces se importaba.
Esta solución conocida como industrialización por sustitución de
importaciones (ISI) se concentraba en los años posteriores a la
finalización de la Segunda Guerra Mundial en la producción de bienes de
consumo final. Cuanta menos tecnología se incorpore, como ocurre con el
papel higiénico, más fácil es producir determinados bienes.
En Venezuela el papel higiénico escasea de forma manifiesta y pese a
haberse convertido en un tema político de importancia ni se han abierto
de par en par las fronteras para importarlo ni se han adoptado los
estímulos necesarios para que emprendedores privados comiencen su
producción. Si bien en mayo pasado el gobierno aprobó la importación de
50 millones de rollos para solventar la crisis , las serias dificultades
que constriñen al comercio exterior impidieron una rápida normalización
de su abastecimiento.
En contra de la premisa inicial, Venezuela no es un país normal, al
menos en este sentido. Debido a una serie de políticas económicas
erróneas el mercado ha sido laminado y no existe ningún sistema racional
de fijación de precios, más allá de los decretos gubernamentales. En
aras de construir el llamado socialismo del siglo XXI en Venezuela se
han cometido verdaderas tropelías económicas, comenzando por las
frecuentes nacionalizaciones de sectores no estratégicos de la economía.
La última medida del gobierno del presidente Nicolás Maduro para paliar
los efectos de la falta de papel higiénico ha sido la ocupación militar
de la fábrica de Manufactura de Papel (Manpa) en el centro del país.
Teóricamente la maniobra tiene un carácter "temporal" y según la
Superintendencia de Costos y Precios Justos su objetivo básico es
"garantizar el abastecimiento normal de los rubros de primera necesidad
para el pueblo".
Un tweet del vicepresidente Jorge Arreaza, uno de cuyos mayores méritos
políticos es estar casado con una hija de Hugo Chávez, ha provocado
mayor confusión. Según Arreaza la medida se tomó "para verificar el
proceso de producción, comercialización y distribución de papel
higiénico". De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia (vigésima
edición, 1984) el verbo verificar tiene tres acepciones: 1) Probar que
una cosa que se dudaba es verdadera; 2) Comprobar o examinar la verdad
de una cosa y 3) Realizar, efectuar.
Vayamos por partes. En el caso de aplicarse la primera acepción el
gobierno trataría de comprobar que efectivamente en la planta de Manpa
se produce papel higiénico y no otra cosa, y no se estaría burlando la
confianza del consumidor. Con la segunda acepción presente uno podría
pensar en una auditoría en toda regla del proceso de producción,
distribución y comercialización (por este orden) del papel higiénico,
desde que la pasta de celulosa llega a la fábrica hasta que el
consumidor final tiene los rollos en sus manos.
La tercera es la más problemática, aunque es la que más condice con la
filosofía rectora del gobierno venezolano en los últimos 14 años: el
intervencionismo estatal. En este caso, el más probable de los tres, el
operativo militar tendría el propósito de ocupar la fábrica, bien para
que la producción sea controlada por el gobierno o bien para aprender
los arcanos secretos de la producción de papel higiénico. De este modo,
una nueva "Misión" bolivariana impulsaría la construcción de diversas
factorías de papel higiénico en los distintos estados venezolanos para
garantizar un abastecimiento normal y fluido.
La actual coyuntura no deja mucho margen para la sorpresa, dado el
lamentable estado del sector manufacturero privado, por no hablar de las
nacionalizaciones. A esto se agrega que Venezuela es el único importador
neto de materias primas agrícolas en América Latina. En 2012 sus
exportaciones agrícolas y de alimentos apenas sumaron u$a36,64 millones
gracias al ron, cacao, frutas tropicales y camarones. Esta situación se
complica aún más según reconoció el ministro de Agricultura Yván Gil, ya
que el país importa el 50% de los alimentos que consume, una cantidad
que fuentes privadas aumentan al 70 – 80% del total. El año pasado la
factura por importación de alimentos ascendió a u$a8.120 millones, un
58% más que en 2011, según el INE (Instituto Nacional de Estadísticas).
Siguiendo la misma receta aplicada durante muchos años por Hugo Chávez,
el gobierno venezolano busca resolver problemas políticos (y económicos)
con una metodología y tácticas militares. Por eso se define a lo que
está pasando como una "guerra económica" desatada por la oposición para
acabar con el gobierno legítimo. Pero la formación militar de Maduro, a
diferencia de su mentor político, es muy deficiente. De seguir por este
camino no sólo es bastante probable que pierdan la batalla contra el
desabastecimiento sino también la guerra por mantener vivo el proyecto
bolivariano e incluso la figura misma de Hugo Chávez.
http://www.infolatam.com/2013/09/22/papel-higienico-e-industrializacion-por-sustitucion-de-importaciones-isi/
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