Friday, September 20, 2013

Cuba y Venezuela juntas contra el despotismo

Publicado el jueves, 09.19.13

Cuba y Venezuela juntas contra el despotismo
PEDRO CORZO

Venezolanos y cubanos siempre han sido aliados en la lucha por la
libertad, así que saludamos las palabras de solidaridad del presidente
electo de los demócratas venezolanos, Henrique Capriles Radonski, quien
manifestó su voluntad de ayudar a los isleños a recuperar los derechos
que les ha conculcado el castrismo.

No obstante, no se pueden obviar partes de sus declaraciones, en
particular cuando dijo que Venezuela no era Cuba, lo que permite decir,
a quienes buscan pescar en ríos revueltos, que Capriles no valora como
corresponde la lucha de más de cinco décadas por la libertad de un
sector del pueblo cubano, por lo que es prudente hacer un poco de historia.

Cierto que Venezuela no es Cuba, pero no porque ambos pueblos se hayan
comportado de manera diferente en la lucha por sus derechos.

Los que asumieron el compromiso de batallar por sus convicciones tanto
en un país como en el otro, hacen lo que se ajusta a sus valores y
principios, aunque lamentablemente, las consecuencias de un empeño no
siempre se corresponden con los esfuerzos y sacrificios de los involucrados.

Muchos son los factores que determinan un resultado y no por eso tienen
menos importancia los bríos de quienes combaten por sus convicciones.

El escenario socio cultural y político en el que se implantó el
castrismo en Cuba, 1959, difería completamente del que le correspondió a
Hugo Chávez, 1998, cuando empezó a implementar una autocracia
fundamentada en una dictadura institucional.

En Cuba se estableció un régimen totalitario que eliminó los partidos
políticos. La prensa fue intervenida y expropiada. Se confiscaron los
bienes masivamente, desde una fábrica de azúcar a una barbería. La
economía pasó al control absoluto del estado.

La sociedad cubana perdió su independencia. Desaparecieron los colegios
profesionales y sindicatos. Hasta hace unos meses viajar y pronunciarse
contra el régimen sin consecuencias era imposible. Dar un acto político
en el exterior y después regresar al país era un sueño inalcanzable.

A los diez años de la dictadura de los hermanos Castro, habían perecido
en combate o ante el paredón de fusilamientos cerca de 5,000 hombres y
las cárceles estaban abarrotadas, al extremo que a finales de la década
del 60 y principios de los 70, se calcula que había aproximadamente
75,000 prisioneros políticos.

Aun así, a pesar de más de cinco décadas, en Cuba no ha desaparecido la
resistencia y en las cárceles nunca han faltado presos políticos.

Por otra parte, los años de exilio no han apagado el patriotismo de
muchos cubanos. Si miramos la historia, es difícil encontrar otro núcleo
de exiliados en el mundo que haya mantenido el compromiso de seguir
defendiendo sus valores y nacionalidad por más de cincuenta años.

Los demócratas de Venezuela encontraron refugio en la isla cuando la
dictadura de Marcos Perez Jiménez, y Don Rómulo Betancourt, insigne
venezolano, fue el aliado más firme de los cubanos en la lucha contra el
castrismo.

A finales de los 70 y los 80 miles de cubanos encontramos refugio en
Venezuela. Fuimos acogidos solidariamente. Trabajamos e hicimos una vida
nueva, sin imaginar que años más tarde miles y miles de venezolanos
tendrían que salir de su tierra porque un régimen que tenía como
objetivo el "mar de la felicidad de Cuba" los obligó a abandonar el país.

De catorce años a la fecha la alianza se ha reforzado, como consecuencia
de que el despotismo chavista se asoció con el totalitarismo castrista.
Cuba ha facilitado a la autocracia venezolana su conocimiento sobre
actividades represivas y control social, mientras Venezuela subsidia al
gobierno de los Castro.

El reencuentro en tierras estadounidense de cubanos y venezolanos es
fructífero. Exiliados de ambas nacionalidades llevan trabajando juntos
muchos años para llevar a sus respectivos países la democracia, algo que
todos, incluidos los más encumbrados líderes de cualquiera de las
partes, deberían tener presente.

Un dirigente político de la talla de Henrique Capriles es consciente de
los peligros de la manipulación y que en realidad lo que hace la
diferencia es como los déspotas usan los recursos del poder, porque
venezolanos y cubanos nunca dejaran de luchar por sus derechos.

Henrique Capriles es un experimentado político y conoce que el populismo
no se vence con más populismo. Que son necesarias propuestas firmes y
claras, que no se puede prometer el paraíso porque no está a nuestro
alcance, y que el discurso del contrario no debe determinar el propio.

Ojalá la democracia llegue pronto a Cuba y Venezuela y que jamás en
ninguno de los dos países se vuelvan a violar los derechos de sus
ciudadanos, y para eso es preciso conservar la memoria y no elegir,
nunca más, a déspotas como Hugo Chávez o canonizar a verdugos como Fidel
Castro.

Periodista de Radio Martí.

http://www.elnuevoherald.com/2013/09/19/1571141/pedro-corzo-cuba-y-venezuela-juntas.html

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