Sunday, October 14, 2012

Ganó Chávez, perdió Venezuela

Publicado el domingo, 10.14.12

Ganó Chávez, perdió Venezuela
Ricardo Trotti

La victoria de Hugo Chávez con un 55% del electorado a su favor fue
extraordinaria y categórica; pero no significa que ganó Venezuela. La
historia enseña que pese a los votos, ningún proceso fue democrático ni
un gobierno bueno, tras 20 años ininterrumpidos en el poder.

La derrota de la oposición, pese al 44% de votos, también fue
contundente. Es que Henrique Capriles tuvo que cargar con el lastre de
otras derrotas más decisivas que esta. Entre ellas, la del referéndum de
2004 cuando se aprobó que un presidente pudiera eternizarse en el poder
y cuando la oposición, también unida aquella vez, se retiró en masa del
Congreso permitiendo que por años, Chávez gobierne por decreto y a sus
anchas.

La fuerza del populismo, basado en el asistencialismo, la propaganda y
la adulación de las mayorías, hicieron que los tres períodos que gobernó
Chávez desde 1999, se vieran como buenos y democráticos. Pero fueron lo
contrario. Chávez gobernó y ganó elecciones porque sometió al resto de
los poderes e instituciones del Estado y porque se benefició en forma
absoluta de sus recursos.

La revolución de Chávez no ha funcionado. La pobreza es alta, el empleo
y la producción baja, la infraestructura inexistente, la inflación
galopante y la tasa de criminalidad exorbitante. Todos porcentajes
peores de los que tienen otros países latinoamericanos con menores
potencialidades que Venezuela. Por eso, la historia juzgará a Chávez por
los talentos y la riqueza que ha desaprovechado, la materia gris que se
ha escapado y por las inversiones extranjeras que ha espantado.

El futuro puede ser más sombrío aún. Chávez podrá escudarse detrás del
caudal de votos conseguidos para profundizar el nacionalismo, seguir
rescindiendo de la oposición y las minorías, promover más división de
clases y ahondar la polarización ideológica. Seguramente será un
gobierno más cerrado, menos transparente, con mayor control interno y
menos escrutinio internacional.

Es verdad que Chávez ha conectado mejor con los sectores más vulnerables
que otros gobiernos ignoraron, mediante programas y misiones de salud,
educación y bienestar social. Sin embargo, esas fórmulas de
asistencialismo por sí solas no bastan; Cuba, donde busca reflejarse, no
es buen ejemplo de desarrollo ni equidad.

Por otro lado, la oposición debe reconocer que el chavismo ya es un
movimiento político estable y legítimo, que no depende solo de su líder.
La elección del canciller Nicolás Maduro como vicepresidente, más
cercano a La Habana y los Castro que el propio Chávez, auguran una
continuidad de la política más allá de la suerte y la salud del primer
mandatario.

Con Chávez y Maduro el proceso revolucionario está garantizado hacia
dentro y fuera del país. Venezuela continuará subsidiando a Cuba,
endeudándose con China, comprándole armas a Rusia, abriéndole puertas a
Irán y vendiéndole petróleo a EEUU. En gran parte, Chávez depende de que
los precios del barril de crudo sigan razonables para seguir exportando
su revolución por el resto de América Latina. Pero una caída en los
precios, así sea por mayor estabilidad en el Medio Oriente, mayor
independencia energética de EEUU, o mejores tecnologías para la
extracción en otros países, harán que la revolución bolivariana sea un
sueño insostenible.

Mientras tanto, el chavismo seguirá expropiando y estatizando, acusando
al neoliberalismo de haber privatizado los recursos del Estado, sin
admitir que las privatizaciones se concretaron para detener la sangría
de empresas deficitarias, corruptas y burocráticas que otros gobiernos
populistas del pasado crearon. El manejo político de PDVSA, la mayor y
más estratégica empresa del país, confirma la regla de que los gobiernos
arbitrarios y populistas suelen ser malos administradores.

Capriles sabe que el populismo es un vicio de la democracia, pero que el
chavismo tiene un gran poder de convocatoria y movilización que no puede
desconocerse. Su mayor desafío es mantener a la oposición unida y que no
se desbande, al menos, hasta después de las elecciones legislativas de
diciembre. Aun sin la alternancia debida del poder, la creación de
contrapesos en el Congreso puede ser el único antídoto para que Chávez
se sienta fiscalizado y responsablemente obligado a rendir cuentas.

trottiart@gmail.com

http://www.elnuevoherald.com/2012/10/14/1320958/ricardo-trotti-gano-chavez-perdio.html

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