Un día más en la "guerra económica"
REINALDO POLEO, Caracas | Enero 27, 2016
Son las seis de la mañana. Como es usual, comienzan a sonar en la radio
las notas del himno nacional en la versión cantada por el difunto
teniente coronel. Un recordatorio más de que el presidente vive. Hemos
quedado sumergidos en una necrocracia.
Aunque dentro de mi auto parecería un día normal, definitivamente no lo
es. Desde las 3:20 de la tarde del día anterior, dejó de serlo.
Habitualmente, ya estaría llegando a mi oficina en el este de Caracas.
Sin embargo, en este momento voy rumbo al oeste, me dirijo a la ciudad
de Valencia, a 120 kilómetros de mi casa. Una aventura más, arrastrado
por las circunstancias que nos ha tocado vivir... ¿O tal vez las que
hemos permitido?
Para mayor exactitud, el miércoles 20 de enero, he recibido un correo
que dice:
"Buenas tardes, puede pasar mañana jueves 21 de enero por la tienda X a
partir de las 8:30 am para montar los dos cauchos que se le asignaron.
Su cita vence a las 10:00 am"
¡Vaya buena noticia!
Soy un hombre con "suerte", hace un año solo tardé cinco días en
conseguir una batería para mi auto. Ahora he conseguido dos cauchos tan
solo en mes y medio.
Decidí cancelar toda mi agenda del jueves. No había nada más importante
que obtener dos cauchos para mi automóvil. He corrido con la suerte de
recibir la mitad de lo solicitado, pero al menos ya solucioné dos
cauchos. Puede ser que me asignen los dos faltantes en alguna de las
cuatro listas más en las que me he inscrito.
Al igual que las baterías, repuestos y otras especies automotrices, los
cauchos se convirtieron en otro artículo regulado por el Estado en su
lucha contra la "guerra económica".
La radio permanece apagada, no puedo evitar que mi mano salte a callarla
cuando escucho lo que parece ser una eterna invocación de alguna secta
nigromante en busca de un futuro perfecto, tras un pasado imperfecto.
A esa hora debería estar en Maracay, sin embargo, mi ruta se extendió
186 kilómetros más. Una protesta por la escasez de agua ha cerrado
completamente la vía y me obliga a desviarme. En Venezuela, la protesta
es variable a tomar en cuenta al planificar cualquier cita.
Un día perdido, un día en el cual dejo de producir. Un día que se suma
al miércoles, que es cuando puedo conseguir, si tengo suerte, algún
producto de primera necesidad después de recorrer establecimientos y
hacer interminables colas. Por mi número de cédula, solo ese día puedo
aspirar a obtener alguno de los casi desparecidos artículos.
Un día más de "guerra económica". Una guerra sin prisioneros ni caídos
entre los ejércitos. Una guerra con solo víctimas civiles.
8:30 am. Estoy puntual en el local. Una cola de vehículos hace guardia
frente al lugar a la espera de su apertura. No puedo negar que siento
ansiedad, en estas circunstancias, el optimismo es difícil de sostener.
Una vez dentro del local, reviso la documentación exigida por el empleado:
"Debe llevar y entregar la cita que recibió vía electrónica impresa
obligatoriamente.
El día de su cita debe llevar:
*copia de la cédula de identidad del propietario del vehículo
*copia del carnet y/o documento de traspaso del vehículo
Debe llevar el vehículo para el cual hizo la solicitud
Debe asistir en la fecha en que se le ha asignado la cita, en caso de no
poder asistir debe hacer de nuevo todo el proceso de solicitud.
No vendemos cauchos para llevar."
Algunos elementos recuerdan que un día este fue un local espectacular.
Los equipos de montura, alineación y balanceo se mantienen operativos, a
pesar de que no se consiguen los repuestos para mantenerlos. El empleado
me comenta que "los usarán hasta que ya no funcionen". Las vitrinas que
una vez estuvieron llenas de cauchos variados de exhibición, rines y
otros productos se encuentran vacías, las paredes están manchadas y una
gran puerta con doble candado al final del local delata dónde se guarda
el tesoro en forma de caucho.
La amabilidad de los empleados, y la camaradería y jocosidad de algunos
de los presentes aligeran la cola. Todos somos víctimas, todos
coincidimos en que queremos un cambio.
Mientras tanto, para esa tarde, los venezolanos esperamos que
funcionarios del Gobierno, claves en el desarrollo del Decreto de
emergencia económica expliquen a los venezolanos, a través de una
interpelación pública solicitada por nuestros representantes en la
Asamblea Nacional, el alcance, funcionamiento, mecanismos y objetivos
del mecanismo. Apenas un día antes el Tribunal Supremo declaraba su
constitucionalidad.
11:36 am. Estoy listo. Me retiro del local. Aún tengo que seguir
buscando los dos cauchos traseros.
Quiero aprovechar mi estadía y parto a una de las grandes tiendas
departamentales que caracterizan a la ciudad de Valencia (Estado
Carabobo) para ver los precios de las computadoras. Me detengo en el
enorme estacionamiento ocupado tan solo por 10 autos. Mala señal.
Las puertas automáticas se abren al sentir mi presencia, el aire
acondicionado helado me recibe refrescante, afuera hace 31 grados
centígrados.
Un espacio impresionante, el mismo por el que un día caminaba entre
multitudes de compradores que inundaban los pasillos, entre televisiones
de última generación, computadoras, equipos de sonido, celulares y
tantos otros artículos de tecnología punta, hoy está salpicado de
sartenes, hornitos asadores o un solo tipo de impresoras, entre otras
minucias. Pocos clientes caminan entre los grandes espacios vacíos,
grupitos de vendedores conversan entre ellos... no se necesita mucha
asesoría para comprar una sartén. Por cierto, compré una. Tres
somnolientas cajeras mantienen operativas otras tantas cajas de las 12
que funcionaban incesantemente tiempo atrás. De computadoras no tienen
noticias, simplemente esperan que en algún momento vuelvan a llegar.
Pasado el mediodía, regreso a Caracas con dos cauchos, una sartén y
convencido de mi compromiso de recuperar mi país y de que el himno debe
ser cantado por un pueblo vivo y orgulloso de su herencia.
Esa misma tarde, mientras llegaba a mi casa, escucho la noticia. Los
ministros no se presentaron a la interpelación. Se niegan a que sea pública.
Lo que tienen que decir, no lo podemos escuchar las víctimas de la
guerra económica.
En su exigencia de hacer más de lo mismo, apremian a la Asamblea a
aprobar más de los poderes extraordinarios que han mantenido por 16 años.
Aún no despiertan a la realidad de haber perdido la Asamblea Nacional.
Source: Un día más en la "guerra económica" -
http://www.14ymedio.com/opinion/dia-guerra-economica_0_1933606621.html
Hola buenas noches, a través de cuales páginas puedo inscribirme para solicitar los cauchos? podrías orientarme? muchas gracias
ReplyDeleteHola buenas noches, a través de cuales páginas puedo inscribirme para solicitar los cauchos? podrías orientarme? muchas gracias
ReplyDelete