Thursday, January 7, 2016

El ocaso del socialismo del siglo XXI

El ocaso del socialismo del siglo XXI
Esta corriente ha sido un fracaso; sus líderes están desacreditados ante
el mundo
jueves, enero 7, 2016 | Alberto Roteta Dorado

QUITO, Ecuador.- El socialismo ha sido considerado como un sistema en el
que la propiedad y la administración de los medios de producción serán
de las clases trabajadoras, lo que supone una igualdad política, social
y económica de todas las personas. Esto pudiera resultar acertado, por
cuanto los propios administradores de los bienes resultarían
beneficiados con los elementos patrimoniales que estarían en su plena
posesión.

Este ha sido el móvil que ha llevado a muchos a la formulación de
ciertos criterios, que en el orden ideal resultan perfectos, pero desde
el punto de vista práctico ha sido insostenible, pues como diría el
genial cubano José Martí, "al llegar a ser tan varia, activa y dominante
la acción del estado, habría este de imponer considerables cargas a la
parte de la nación trabajadora en provecho de la parte páupera. Y es
verdad que si llegare la benevolencia a tal punto que los páuperos no
necesitasen trabajar para vivir, (…) se iría debilitando la acción
individual, y gravando la condición de los tenedores de alguna riqueza,
sin bastar por eso a acallar las necesidades y apetitos de los que no la
tienen."

La tendencia a asumir el modelo socialista como sistema tuvo su auge
durante el pasado siglo en varios países de Europa Oriental, los que,
motivados por la idea soviética de la existencia de un nuevo sistema,
teóricamente devenido en paradigma del bien y de la justicia social,
asumieron la propuesta de la URSS.

Después del colapso de la Unión Soviética y de los regímenes socialistas
de Europa Oriental, solo quedaron en el mundo cuatro países gobernados
por el Partido Comunista: China, Vietnam, Cuba y Corea del Norte. El
analista Pascual Albanese, declaró que "lo que hasta hace sólo dos
décadas constituía un fenómeno internacional gigantesco, cuyo poder
político abarcaba una superficie de 35 millones de kilómetros cuadrados
que albergaba a un tercio de la población mundial, se ha reducido a un
extraordinario ejercicio de supervivencia, en el que el dogmatismo
ideológico deja paso al pragmatismo".

En estas circunstancias y a pesar del demostrado fracaso, algunos países
de Latinoamérica hicieron intentos por adoptar formas socialistas como
sistema socioeconómico. El liderazgo del presidente Hugo Chávez y la
popularización que hizo del llamado socialismo del siglo XXI, cuyo
concepto tiene sus bases teóricas en las doctrinas del político alemán
Dieterich Steffan, fue determinante para la acogida del modelo en la
región. Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina, entre otros, siguieron los
pasos del exmandatario venezolano, aunque cada cual a su modo.

En breve la economía venezolana colapsó, alcanzó la mayor inflación del
planeta, la represión y la censura, el encarcelamiento de líderes
opositores, la implicación de sus actuales líderes en el narcotráfico,
los fraudes, y otras tantas formas de corrupción, son hechos innegables.
El revés sufrido el pasado diciembre por el gobierno chavista, presidido
por Nicolás Maduro, ha generado un resurgimiento fuerte de la oposición
venezolana, lo que ha sido un extraordinario paso y una verdadera
lección de democracia, no solo para el país sudamericano, sino para el
continente. La propuesta de Chávez de un modelo de nuevo tipo llevó al
país al abismo, lo que demuestra una vez más los desaciertos socialistas

Mientras en Venezuela se vivían momentos difíciles de represión en la
víspera de sus elecciones, en Argentina se alzaba triunfante Mauricio
Macri, como representante de una tendencia liberal-conservadora de
derecha, lo que significa el "arribo de la modernidad y el entierro de
una etapa populista" que desestabilizó al país. La expresidenta Cristina
Fernández, simpatizante de los sistemas socialistas de la región, ha
sido responsabilizada por una política inflacionaria de expansión
monetaria, de la falsificación de las estadísticas públicas, del
incumplimiento de las sentencias que protegen los derechos de jubilados,
de difamación de opositores y disidentes a través de los medios y
agencias de propiedad del estado nacional, del favorecimiento de una
oligarquía de empresarios y socios en todos los grandes negocios del
estado, entre otras tantas cosas.

En Brasil el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha,
autorizó la apertura de un procedimiento de juicio político contra la
presidenta Dilma Rousseff. Los partidos de la oposición intentan que la
Rousseff abandone su cargo. El pasado año la mandataria se tuvo que
enfrentar a las protestas de miles de manifestantes que la señalaban
como protagonista de sobornos en la petrolera estatal Petrobas, pidiendo
asimismo su destitución. Actualmente su popularidad es bajísima, a pesar
de una pequeña recuperación del 8% al 10%, según los últimos datos.

Ciertas autoridades políticas del país consideran que la crisis que
enfrenta su gobierno no solo es de tipo económica, sino que tiene
implicaciones políticas importantes ante la pérdida de la credibilidad
después de tantas acusaciones de malversación, robo, desviación de
recursos y acciones fraudulentas. Tengamos presente que esta situación
ha originado el descontento masivo de la población; lo que está teniendo
lugar bajo un sistema socioeconómico respaldado por un gobierno que
representa los intereses del Partido de los Trabajadores, de marcada
tendencia de izquierda.

La firme idea de "erradicación de la miseria", como objetivo de la
mandataria, trajo consigo la creación de programas sociales y la
realización de obras de infraestructura pública, lo que ha originado una
burocracia corrupta que se ha mantenido por años, denominador común de
todos los regímenes de izquierda que aspiran a manipular el capital a su
forma, en el caso particular de Latinoamérica, bajo el ropaje del
socialismo del siglo XXI.

¿Cuál será la nueva propuesta de los pocos líderes de tendencias
izquierdistas que se aferran a mantener lo inexistente? ¿Acaso no
resulta suficiente la renuncia de medio continente el pasado siglo XX
tras la caída del socialismo en la URSS? ¿Es que aún se puede continuar
confiando en los fracasados gobiernos de Cuba y Venezuela como
impulsores del movimiento socialista de América?

El socialismo del siglo XXI, como variante de esta corriente, ha sido un
fracaso; sus líderes están desacreditados ante el mundo. Esperemos que
el nuevo año, con sus buenas nuevas, nos proporcione cambios profundos
que impulsen el desarrollo de la democracia en el continente.

Source: El ocaso del socialismo del siglo XXI | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/el-ocaso-del-socialismo-del-siglo-xxi/

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