Chusmería parlamentaria "bolivariana"
La camarilla en el poder quiere torpedear la Asamblea Nacional
Eugenio Yáñez, Miami | 07/01/2016 2:41 pm
El pandillero Diosdado Cabello, que hasta hace muy poco presidió la
Asamblea Nacional más inmoral, chapucera, ilegal y deshonesta de la
historia venezolana, alegó que los diputados opositores, que ahora son
mayoría, habían violado reglamentos internos de la Asamblea, como
pretexto para que los oficialistas abandonaran la apertura de la nueva
legislatura, después tras fracasar en su intento de impedirla,
amenazarla o sabotearla.
El mismo Cabello que días antes instaló la absurda, inoperante y
provocadora "Asamblea Comunal" que solamente servirá para hacer
ridículos, crear problemas, perder tiempo, y engañar incautos. El mismo
Cabello que presidió, con su mayoría de diputados hasta hace unas horas,
la designación de jueces para el Tribunal Supremo seleccionados no por
méritos o capacidad, sino por plegarse a la "revolución bolivariana",
para crear una barrera supuestamente legal que desarticule decisiones de
la Asamblea Nacional que no sean del agrado de Miraflores… o de La Habana.
La maquinaria propagandística venezolana, siguiendo lo aprendido del
castrismo, se dedicó a desprestigiar a quien sería el nuevo Presidente
de la Asamblea Nacional, con insultos, manipulación de información y
todo cuanto resultara conveniente para sus objetivos. Los
"bolivarianos", como los castristas, no reconocen adversarios decentes:
siempre les acusan de mercenarios, vendepatrias, agentes del imperio,
provocadores, fascistas, golpistas, derechistas, "guarimberos",
gamberros. Las únicas personas decentes, según ellos, son quienes apoyan
a la tiranía en La Habana o en Caracas, aunque sean delincuentes comunes
convictos. Quienes enfrentan la arbitrariedad y el despotismo no son ni
seres humanos.
Y enseguida aparecen esbirritos digitales por estas páginas, repitiendo,
pero con faltas de ortografía, la propaganda "bolivariana", aunque fue
ayer por la tarde, después del aguacero, que vinieron a enterarse de la
existencia del sustituto de Cabello en el parlamento. Henry Ramos Allup,
nuevo presidente de la Asamblea Nacional venezolana, no es un arcángel
ni mucho menos: fue parte de las élites de Acción Democrática y COPEI
que llevaron a Venezuela a finales del siglo 20 a una situación tan
desesperada y sin futuro que facilitó que un golpista, demagogo e inepto
como Hugo Chávez ganara limpia y abrumadoramente la presidencia en 1998
y varias elecciones más, aunque no todas limpias como proclama la
propaganda oficial y repiten sus sicarios digitales.
Sin embargo, aún así, comparado con el facineroso Diosdado Cabello, el
nuevo presidente de la Asamblea Nacional venezolana, y todos y cada uno
de los diputados opositores, son más decentes, capaces y esperanzadores
que el pequeñuelo golpista, acusado también de narcotraficante, y
sospechoso de cuanto delito común exista o pueda existir en este mundo.
Los oficialistas se llaman a sí mismos "diputados de la patria", como si
los opositores fueran apátridas o marcianos. Cualquier parecido con La
Habana no es pura coincidencia. Para ignorantes e incautos, aferrarse al
chavismo falsificado es el camino para defender "los logros" de la
supuesta revolución "bolivariana". Pero para Maduro, Cabello, Cilia
Flores, y unos cuantos más, aferrarse al poder garantizaría no terminar
en un calabozo, no por venganzas políticas, sino por delitos comunes.
Ahora mismo en Panamá han solicitado investigar a Maduro y la llamada
"primera combatiente" Cilia Flores por presunto blanqueo de capitales en
ese país, a partir de dineros de Venezuela escandalosamente malversados
a través de una ilimitada corrupción durante años. A lo que hay que
añadir que la pareja presidencial tiene a dos sobrinos de la
"combatiente", criados en su propia casa, como huéspedes del
departamento de prisiones de New York, tras haber sido sorprendidos en
Haití intentando vender un cargamento de 800 kilogramos de cocaína.
Los diputados opositores en la nueva Asamblea permitieron, por primera
vez en más de 10 años, que la prensa no controlada por el Gobierno
estuviera presente en la sesión, lo que disgustó a los oficialistas. Con
su aplastante mayoría, juramentaron a tres diputados que el Tribunal
Electoral había pretendido inhabilitar con una burda e ilegal maniobra
de última hora ordenada por el gobierno, para impedir a la oposición los
112 diputados que le otorgan la "mayoría calificada". De inmediato, el
jefe de la chusma oficialista en el parlamento, Héctor Rodríguez,
declaró que eso era un acto ilegal y que a partir de ese momento todas
las acciones y decisiones de la Asamblea Nacional serían ilegales y sin
valor jurídico. ¡El burro acusando de orejón al conejo! Y Diosdado
Cabello anunció que denunciarían la situación ante el Tribunal Supremo
(nombrado por ellos mismos hace pocos días).
Esa parece ser la estrategia "bolivariana" para torpedear la Asamblea
Nacional. Deslegitimar acciones, lo que podrían lograr con un Tribunal
Supremo absolutamente controlado desde Miraflores; vetar
presidencialmente leyes que no convengan al proyecto "robolucionario";
requerir una decisión del Tribunal Supremo sobre la constitucionalidad
de las leyes, y ya sabemos cómo se pronunciará ese tribunal controlado
por los mafiosos; crear continuamente el caos para convertir la Asamblea
en un ente inoperante; gobernar por decreto desde Miraflores en todo lo
que se pueda, y si acaso se fuerza un poco alguna ley el Tribunal
Supremo se encargaría de "legalizar" la arbitrariedad; descalificar
continuamente a los diputados opositores; y buscar resquicios entre
ellos para intentar que no todos voten en bloque y no pueda funcionar la
mayoría calificada.
Evidentemente, nada de política seria, cohabitación, debate
constructivo, búsqueda de consenso, experiencia parlamentaria real,
Estado de Derecho. ¿Para qué?
Simplemente, chusmería parlamentaria "bolivariana".
Source: Chusmería parlamentaria "bolivariana" - Artículos -
Internacional - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/chusmeria-parlamentaria-bolivariana-324519
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