Thursday, March 19, 2015

Un fruto demasiado Maduro

Un fruto demasiado Maduro
Algunos piensan en Venezuela que Maduro ha comenzado a preparar a su
hijo como posible sucesor, aunque otros recuerdan al poeta Machado, y
dicen que "es una fruta vana"
Alejandro Armengol, Miami | 18/03/2015 1:18 pm

Los dictadores, grandes y pequeños, se repiten e imitan. Y sus hijos
también. Nicolás Ernesto Maduro Guerra, el único vástago del presidente
venezolano Nicolás Maduro, salta de un cargo a otro disímil con el fin
de enfatizar su ausencia de conocimientos —que le permite estar al
frente de cualquier cosa— y con la garantía de que siempre lo hará mal
gracias a la impunidad que le rodea. Se divierte como el heredero de una
gran fortuna mientras se define como "soldado de Chávez". Una y otra vez
exhibe la impudicia de quien sabe que su campo de batalla más cercano es
un estudio de televisión, junto a un presentador cómplice; una tribuna
amaestrada, un festival musical nacido del despilfarro o una fiesta
donde otros le tiran dinero. Por algo es hijo de quien es, debe pensar a
cada momento.
Un video muestra a Maduro Junior —como le conocen en Venezuela— bailando
al ritmo de música árabe durante la boda de José Zalt, un testaferro
chavista sirio dueño de la marca de ropa Wintex, celebrada el pasado 14
de marzo en el lujoso hotel de cinco estrellas Gran Meliá Caracas.
Tras la ceremonia y el banquete, Nicolás Ernesto se subió al escenario a
la vez que varios de los invitados arrojaban sobre él varias decenas de
dólares.., informa el diario español El Confidencial.
Si bien lanzar dinero es una costumbre en las bodas árabes, varios
medios de comunicación y opositores al régimen chavista han mostrado su
rechazo por el comportamiento del hijo de un mandatario cuyo país está
sumido en graves problemas económicos y sociales, y donde impera una
extendida escasez de bienes de primera necesidad.
Con tan solo 25 años, no se le conoce formación académica ni profesional
a Maduro Guerra, aunque su carrera meteórica en la administración
pública y en la política hace pensar que lo están preparando como
posible sucesor del mandatario venezolano dentro de varios años. De él
solo hay una referencia de que pudo haber estudiado Economía en la
Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada
Bolivariana y de que fue flautista del Sistema de Orquestas de Venezuela
entre 1998 y 2004, aunque luego no fue capaz de seguir estudios
musicales superiores.
Sin embargo, en esa breve carrera el hijo del presidente venezolano ha
desempeñado importantes cargos, siempre nombrado a dedo por su padre.
El primero de ellos fue el de jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales
de la Presidencia, para el cual apenas hizo un curso. En junio del
pasado año fue hecho director de la Escuela de Cine y en diciembre
designado coordinador general del Festival Suena Caracas.
Lo común en estos tres desempeños es la ineptitud del elegido.
Como jefe de inspectores tenía a su cargo un nutrido grupo de expertos y
especialistas —desde abogados y administradores hasta ingenieros— para
recorrer el país y perseguir la corrupción, Al final de cada viaje,
hacía un informe que enviaba directamente a su padre (si alguien
encuentra similitudes entre esta labor y la del hijo de Raúl Castro en
Cuba puede estar seguro que no son simples coincidencias).
Sin embargo, poco pudo hacer Maduro Jr. al frente del cuerpo de
inspectores, 10 sabuesos que durante meses aparecían en distintos
estados ("sin aviso previo, para evitar fuga de información") con el fin
de evaluar la gestión de las decisiones de su padre y perseguir casos de
corrupción y de burocracia excesiva.
Al frente de la Escuela de Cine Maduro Guerra logró suscitar los más
entusiastas comentarios en su contra, por parte de los miembros del gremio:
"La magia del cine da para todo", se quejó el actor Roberto Lamarca tras
conocer la decisión". "El hijo de Maduro no sabe nada del Séptimo Arte.
De lo que sí sabe es de robar cámara", acotó el dramaturgo José Tomás
Angola. "El colmo del desprecio y del cinismo", resumió Héctor Manrique,
director del Grupo Actoral80. "Imagino las clases: cine de torturas,
cine de propaganda, porno suave bolivariano, cine mudo", ironizó
Jonathan Jakubowicz, director y guionista.
Para el festival Suena Caracas el legislativo venezolano aprobó 168
millones de bolívares ($26,6 millones al cambio oficial y poco más de un
millón al paralelo), y con estos fondos realizar un evento organizado
por la alcaldía del municipio Libertador (centro de Caracas), feudo del
chavismo.
Es una "pomposa fiesta" que "ocurre mientras escasean medicinas para
tratamiento de epilepsia y enfermedades renales", señaló el entonces
alcalde de la Gran Caracas, el opositor Antonio Ledezma (hoy detenido)
en un artículo sobre el festival titulado Pan y circo.
Las críticas vinieron también de los partidarios del proceso iniciado
por el fallecido presidente Hugo Chávez. El politólogo y miembro de la
Marea Socialista, Nicmer Evans, quien en la página digital Aporrea
también se refirió al "pan y circo", expresó:
"Lo único que lamento es que se disponga de dólares para pagarle a
'artistas' que nada aportan a la cultura y mientras tanto, yo no pueda
conseguir pañales de adultos para mi madre", escribió.
Evans catalogó el evento de "un festival que a todas luces es un gran
negocio para unos pocos que tienen acceso, a diferencia de gente como
yo, a las divisas preferenciales para montar espectáculos",
Pero como suele ocurrir con los aspirantes a herederos del mando, las
críticas y los fracasos poco importan mientras se cuenta con el poder.
En agosto de 2014 Maduro Jr. viajó a Argentina y se reunió con diputados
y senadores de ese país, para contarles su experiencia aplicando la ley
de (des)abastecimiento en Venezuela, y con la urgencia de que imitaran
su labor. Nada dijo siquiera sobre su incapacidad para resolver el
problema del desabastecimiento de papel higiénico.
Sobre Suena Caracas no tuvo reparos en acudir a la televisión de su país
(favorable a su padre) y decir que el evento estaba a la altura de
festivales internacionales como Rock In Río y Viña del Mar.
Todo ello no pasaría de propaganda si al mismo tiempo no dedicara su
tiempo a "darse la buena vida", mientras miles de venezolanos, por
vocación, miedo o conveniencia se ven obligados a tareas más ingratas.
Solo pocas horas después del inicio del último ejercicio bélico
venezolano, con la participación de 80.000 militares y 20.000 civiles,
Maduro Jr. no estaba manejando un fusil, cavando una trinchera o junto a
un cañón al sol: se divertía en una fiesta de millonarios y bailaba
mientras otros arrojaban dinero. Los seguidores de Chávez podrán ser
iguales o parecidos, pero los hijos del chavismo son diferentes.

Vea al hijo de Maduro bailando aquí:
https://youtu.be/76bGZRWz-ws

Source: Un fruto demasiado Maduro - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro
-
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/un-fruto-demasiado-maduro-322286

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