La necropolítica de Chávez
Carmen Beatriz Fernández
Domingo, 16 de diciembre de 2012
Chávez ha excedido su puesta en escena y deja en evidencia que sus
preocupaciones personales poco tienen que ver con las preocupaciones del
venezolano común. El presidente está muy enfermo, pero no menos enferma
está la pobre Venezuela.
Desde 'El show de Truman' hasta ahora hemos visto casi de todo en la
pantalla: competencia extrema en 'Survivor', la gastronomía para
paladares insensibles de 'Amazing race' o sexo en directo en 'Gran
Hermano'. No había habido, sin embargo hasta la fecha, productor tan
escabroso que sugiriera seguir en tiempo real la evolución de un enfermo
grave. No lo hubo hasta que apareció el cáncer de Chávez.
El mediático y popular primer mandatario venezolano disfruta siendo el
epicentro de la vida nacional. Desde la campaña en que ganó su primera
elección en 1998 Chávez suele controlar cómodamente la agenda pública.
Igualmente ha sido suyo el enmarcamiento de los conceptos en las
discusiones claves. En cada proceso electoral el chavismo intenta (y con
frecuencia logra) convertir todo en un plebiscito que gira en torno a la
figura de Hugo Chávez.
Desde su primera aparición, hace año y medio, el cáncer presidencial no
ha sido excepción y ha capturado los focos del interés nacional. Chávez
puede hacer una cadena-episodio de TV y ser interrumpido por una
enfermera: se toma sus pastillas, una a una, ante todo el país, y hace
alarde de su disciplina como paciente. En otra cadena-episodio aparece
con el pelo rapado al cero, anticipándose a los efectos de la
quimioterapia. Adicionalmente, la ostentosa publicidad oficial se
regodea en la enfermedad, plena de testimoniales en los que el amoroso
pueblo anima la salud presidencial.
El pasado sábado en la noche el presidente Chávez sorprendió nuevamente.
En una muy valerosa declaracion hizo público quién sería su sucesor.
Tras una década satanizando el "chavismo sin Chávez" y acusando de
traidores a quienes entre sus filas estuvieran siquiera pensando en ello
como remota posibilidad, ahora el presidente habla de los liderazgos
emergentes. La gran debilidad de la revolucion bolivariana siempre ha
sido su carácter unipersonal y excesivametne centrada en el caudillo.
¿Hay tiempo para inventar el chavismo sin Chávez? Quizás. No será fácil,
pero tampoco luce imposible. Chávez está muy enfermo, pero no es un
moribundo, y ha escogido a su sucesor, pretendiendo con esa elección
ungirle de legitimidad popular en los meses por venir.
Un mando civil y otro militar
Además, y aunque no lo dijo explícitamente, la dupla que sugiere Chávez
es la de un Nicolás Maduro, civil y conciliador, como presidente y un
Diosdado Cabello como jefe militar. Que nadie crea que Diosdado está
fuera de la planificación sucesoria. Chávez quiere dejarlo todo 'atado y
bien atado'. Tal como lo hiciera el dictador español Francisco Franco
que en una de sus últimas apariciones públicas envió un mensaje a sus
seguidores, asegurando que el régimen y sus estructuras sociopolíticas
perdurarían aunque no estuviera él físicamente al frente.
El anuncio del sábado sorprendió a propios y a extraños. Dio inicio
formal así Chávez a su última campaña presidencial, en la que no será
candidato. Por lo pronto se apropió de la escena en la fase final de la
campaña regional y secuestró la agenda de discusión pública nacional,
alejándola de los temas regionales. Que la enfermedad exista, y sin
dudar sobre su gravedad, no impide que los momentos para visibilizarla
puedan ser cuidadosamente escogidos. La política contiene una buena
dosis de puesta en escena y todo político habilidoso hace uso de las
peores adversidades para convertirlas en oportunidades.
Chávez está gravemente enfermo, pero ni aún así deja de estar en
campaña. Este nuevo e impactante anuncio de la enfermedad podría tener
efecto cohesionante en los segmentos más chavistas de la población, que
están viviendo pugnas internas y desmotivación. De momento, el anuncio
ha hecho percibir la contienda regional en términos más relevantes,
augurando aumentar los niveles de participación. ¿En todos por igual?
Está por verse, la motivación relativa de los dos bloques políticos del
país ayudará a definir en sólo tres días el esquema nacional de
ganadores y perdedores.
Sin embargo la agenda de la gente está completamente divorciada de la
agenda de los medios. El pueblo se centra en los problemas reales del
país: inseguridad, fallos eléctricos, desabastecimiento… Esos son los
problemas. Chávez ha excedido su puesta en escena y deja en evidencia
que sus preocupaciones personales poco tienen que ver con las
preocupaciones del venezolano común. El presidente está muy enfermo,
pero no menos enferma está la pobre Venezuela.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8218475.asp
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