¿El enfermo es Chávez o somos nosotros?
Rafael Bello Rosal
Sábado, 1 de diciembre de 2012
El estado de salud del primer mandatario nacional es un "asunto de
estado" y debería ser de conocimiento público, sin embargo, en nuestro
país esta es una de las tantas contradicciones que forman parte de
nuestra cotidianidad.
Bien es sabido por todos que el tema del cáncer que sufre el presidente
de Venezuela ha estado envuelto en una maraña de rumores, debe haber por
ahí más de un doctor que se haya hecho famoso en las redes sociales o
entre sus pacientes asegurando tener información de alguno de sus
colegas que indica que la situación para el presidente pinta bien, mal o
muy mal, según sea su tendencia política. Porque cabe hacer la
aclaratoria que en Venezuela no existe gente sin tendencia, sólo que la
gran mayoría da muestras de ella coyunturalmente.
El tema está en que esta incertidumbre se ha convertido en un círculo
vicioso que nos tiene a todos dando vueltas intentando buscar alguna
explicación; explicación, que dicho sea de paso, nos corresponde por
derecho. Este asunto fue perdiendo fuerza en la campaña electoral,
cuando las ausencias fueron disminuyendo mientras nos acercábamos a la
recta final y eso significó para muchos la total recuperación para el
presidente y para otros un parapeto cubano que aderezado con un cóctel
de fármacos le permitía estar de pie a expensas de un inhumano dolor
físico. "El Cáncer Presidencial" retoma su espacio en el imaginario
colectivo de todos los venezolanos y mayoritariamente de quienes nos
oponemos a él, cuando luego de la reelección presidencial, las
apariciones públicas del presidente han sido escasas y escuetas. Pero
esta semana llegamos al clímax, luego de una "larga" estadía en el país,
el primer mandatario solicita ante la Asamblea Nacional, un permiso para
ausentarse de la nación para someterse a una serie de tratamientos para
consolidar su recuperación. Aquí se nos embochinchó el país nuevamente.
Ya salieron los profetas de la ciencia a asegurar, así como lo han hecho
durante año y medio, que los días del presidente están contados y eso ha
generado una nueva esperanza entre quienes vimos frustrados nuestros
sueños de cambio el 7 de octubre.
Señores, esto es como mínimo, una suerte de enfermedad que nos aqueja.
Depositar nuestras esperanzas en un hecho natural es la antesala a
darnos por vencidos completamente. Mientras perdemos tiempo averiguando
sobre el tratamiento de oxigenación hiperbárica, desaprovechamos la
oportunidad de convencer a más gente sobre la necesidad imperiosa de
construir una opción alternativa de país; mientras leemos a médicos de
Twitter, perdemos el foco de trabajar por consolidar los espacios
regionales que hemos conquistado. Mientras seguimos en esto, el mapa se
viste de rojo, los rojos acumulan el poder, olvidamos las comunas y la
postergación de las elecciones de los alcaldes, pasamos por alto la
devaluación implícita de nuestra moneda y sí, vale decirlo, nos
aferramos a una opción cobarde, olvidando que aquí el cobarde es otro.
No nos enfermemos, sigamos caminando el camino que hemos trazado. Tarde
o temprano el esfuerzo rendirá sus frutos.
@rafbello
Rafbello@gmail.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9597853.asp
No comments:
Post a Comment