Fausto Masó
Lunes, 26 de marzo de 2012
La actitud de Chávez no parece la de aquel que lleva 26 puntos de
ventaja; por eso, mejor reírse de esta campaña que amenaza con la
violencia al candidato de la MUD, primero con la agresión en Cotiza y
ahora con esa habladuría del atentado, pero, eso sí, cuidado, hay mucho
loco suelto por ahí.
¡ Milagro!, el tema no es Chávez, después de que durante 13 años acaparó
el debate político; ahora, asombrosa, tonta, ingenuamente, volvió a
Capriles el tema de estas elecciones: el canal 8 menciona a Capriles mil
veces al día. Parecen, a la inversa, los tiempos de la plaza Altamira
donde la oposición hablaba de Chávez sin cesar.
La actitud de Chávez no parece la de aquel que lleva 26 puntos de
ventaja; por eso, mejor reírse de esta campaña que amenaza con la
violencia al candidato de la MUD, primero con la agresión en Cotiza y
ahora con esa habladuría del atentado, pero, eso sí, cuidado, hay mucho
loco suelto por ahí.
Dicen que Capriles no tiene un voto, que odia a los gordos, rechazan que
sea venezolano en una actitud antisemita. En cualquier momento dirán que
le pegaba a su mamá.
Los estrategas chavistas les dan lecciones de campaña sucia a los
republicanos de Estados Unidos. Queman la guerra de las encuestas antes
de tiempo, cuando esas mentiras correspondían a la segunda quincena de
septiembre las lanzan en marzo. Grave error.
Se precipitan, arrancaron el cuento de las encuestas con una empresa de
Jesse Chacón.
¡Por favor! Cuando Rafael Caldera proclamó que su candidatura estaba
remontando la cuesta, aumentó en medio millón los votos de Jaime
Lusinchi, movilizó al país que no quería una victoria copeyana después
del gobierno de Luis Herrera. Este afán de proclamar que ya ganaron las
elecciones está convenciendo a los indiferentes de que el 7 de octubre
nos jugamos nuestro destino.
La experiencia en Estados Unidos, en Colombia y en otros países muestra
que las encuestas al comienzo de una campaña, fuera de contexto, no
indican demasiado sobre el resultado electoral, sobre todo, usadas
torpemente. Tampoco es creíble que la oposición aparezca con menos de
40% de intención de voto, después de que 3 millones de venezolanos
participaron en las primarias.
Con tal de que no se exceda, al Presidente lo ayuda la manipulación de
su enfermedad, que le sirvió para opacar los resultados de las primarias
de la MUD. El cáncer le proporciona por primera vez una épica a Chávez,
amenazado por una enfermedad terminal peor que el peligro que corrió el
4 de febrero, o el 11 de abril. Pero, como toda arma de doble filo, ese
tema en un descuido se volverá en su contra: le recuerda al elector que
el Presidente evitará los rigores de una campaña, y esto lo coloca en
desventaja frente a un hombre joven que visita casa por casa Venezuela,
juega fútbol o básquet.
El chavismo actúa como si estuviera perdiendo las elecciones, quiere
matar la candidatura de Capriles al nacer: busca convencernos de que esa
candidatura no pega, pero habla tanto del candidato de la MUD que lo
convierte, repetimos, por primera vez en estos 13 años, en el gran tema
electoral. No cesan de expresar el temor que les inspira ese candidato
unitario que se ha portado siempre con sensatez.
Sólo hay una respuesta a la ofensiva oficial: la unidad a toda prueba,
la movilización de los líderes locales y nacionales de la oposición que,
sin excepción, superan en popularidad a los alcaldes y gobernadores
chavistas.
Viviremos seis meses de palos van y palos vienen, tiempos peligrosos.
El verdadero fraude no son las fantasías sobre las maquinas de
Smartmatic, sino el ventajismo tan atroz del chavismo, la utilización
grosera de la Fiscalía.
Paciencia, el que tenga miedo que se compre un perro.
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