Juan Páez Ávila
Viernes, 3 de febrero de 2012
La creación de la Condecoración 4 de Febrero, para honrar a los
principales lideres que participaron en el frustrado Golpe de Estado que
él encabezó en 1992, es un indicador de que el Comandante Chávez
considera que su alzamiento contra las instituciones democráticas, tiene
plena justificación política e histórica y no una peligrosa exaltación
del golpismo
La celebración del 4-F como una fecha patria es una manipulación
inconstitucional de Hugo Chávez en un intento porque la Fuerza Armada
asuma como suyo un acto de insubordinación militar, del cual sólo el
grupo que se alzó en esa fecha, es el responsable ante el país y ante la
historia. Comprometer a la Institución Armada con una felonía que él
encabezó contra un gobierno electo por la mayoría de los venezolanos,
es además de una irresponsabilidad política, una maniobra artera contra
toda la Fuerza Armada, que no tuvo nada que ver con ese Golpe de Estado,
excepto la cúpula privilegiada que le es incondicional.
La creación de la Condecoración 4 de Febrero, para honrar a los
principales lideres que participaron en el frustrado Golpe de Estado que
él encabezó en 1992, es un indicador de que el Comandante Chávez
considera que su alzamiento contra las instituciones democráticas, tiene
plena justificación política e histórica y no una peligrosa exaltación
del golpismo.
El decreto y la celebración del vigésimo aniversario de la
intentona golpista de esa fecha, deja muy claro que el Presidente se
encamina hacia la consolidación de un régimen militar, impuesto por la
condición de Comandante en Jefe de la Institución, que le otorga su
cargo de Presidente de la República, aunque éste tenga un origen
electoral. La exacerbación del papel de los militares en América Latina
ha dado paso de uno a otro golpe de Estado.
Lo que la historia enseña es que la democracia sólo se fortalece
con la consolidación de sus instituciones cívicas y militares, en la
idea y convicción de que únicamente mediante el ejercicio del voto se
deben cambiar los gobiernos legítimamente electos por la mayoría de los
ciudadanos. De allí que el deber de un Presidente electo a través del
voto, es educar para exaltar la democracia y no la violencia mediante
el alzamiento de los militares, cualquiera sea la opinión que éstos
tengan de ese gobierno democrático.
De allí que manipular a los oficiales de la Fuerza Armada mediante
discursos ultra patrióticos, condecoraciones para exaltar las bondades
de un gobierno que tiende a utilizarlas para perpetuarse en el poder, e
incluso aumentar sueldos sin que formen parte de una política para todos
los profesionales y trabajadores del país, en plan de halago para fines
personalistas y autocráticos, si no se respeta la Constitución vigente,
deja al desnudo la intención de tratar de colocar a la Institución
Armada al lado de intereses contrarios a la democracia y las libertades
públicas. El resultado final suele ser el mismo en todos aquellos países
en los que un dictador o aspirante a dictador, apela a ese tipo de
maniobras para pedir obediencia y disciplina a la Institución Armada
para perpetrar fraude contra las mayorías que se expresen en unas
elecciones en contra de él. Y como Chávez luce agotado, no sólo por la
ya larga convalecencia para superar el cáncer que lo afecta o afectó en
los últimos meses, sino también porque la correlación de las fuerzas
políticas ya no le es favorable, y según las últimas encuestas, pierde
las elecciones el 7 de octubre, lo más seguro es que no tendrá apoyo de
la Institución Armada para desconocer los resultados, ni siquiera de la
mayoría de sus más cercanos colaboradores. Por lo que es de esperar que
no haya golpe de Estado contra la voluntad del pueblo, del soberano,
expresada en los próximos comicios.
Por último hay que registrar que el Comandante Presidente comete
varios errores más, al exaltar el 4 de Febrero como una fecha gloriosa
para las Fuerzas Armadas, primero porque fue derrotado por un Presidente
electo por la mayoría de los venezolanos y el Alto Mando Militar que
obedeció constitucionalmente al Jefe legítimo del Estado; segundo
porque olvida que la Fuerza Armada está llena de patriotas, que podrían
esgrimir sus mismos argumentos para atentar contra cualquier gobierno
electo, como el que él preside; y tercero, en el supuesto que existiese
un héroe el 4 de Febrero, sería Carlos Andrés Pérez, que no se entregó,
llamó desde una planta de televisión a la Institución Armada a que
cumpliera con la Constitución y enfrentara a los subversivos hasta
derrotarlos.
El 4-F no hay nada qué celebrar, ni que hubiera triunfado Chávez y
ejecutado un gobierno de progreso para el país, porque el 18 de octubre
de 1945, los militares encabezados por Pérez Jiménez sí triunfaron, y
aunque Rómulo Betancourt le dio un vuelco progresista al nuevo gobierno,
otorgándole el voto universal y secreto a los venezolanos, el voto a la
mujer, a los mayores de 18 años y emprendió una reforma económica,
social y política, acompañadas de la exaltación del papel de la Gloriosa
Juventud Militar, la pagaron bien caro, con otro golpe de Estado y el
establecimiento de una dictadura militar durante 10 años de violación de
los Derechos Humanos, miles de exiliados y asesinatos en las cárceles y
calles del país.
Para evitarle al país posibles males mayores, afortunadamente
tenemos abierto un camino para una Alternativa Democrática el 7 de
octubre, y un candidato electo en las elecciones primarias del 12 de
febrero puede triunfar en las elecciones para la Presidencia de la
República y retomar el rumbo de la democracia, de la civilización
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