17 febrero 2012
por Carlos Alberto Montaner
(FIRMAS PRESS) El multiplicador es 2.5 o 3. Depende a quién se le
pregunte. Es así como se suelen traducir los votos de las primarias en
las elecciones finales. Los expertos afirman que los tres millones de
sufragios obtenidos por Henrique Capriles en las primarias venezolanas,
pueden acarrearle entre siete y medio y nueve millones de electores en
los comicios contra Hugo Chávez. Suficientes para sacarlo del poder.
"Ocho y medio es una predicción razonable", me dijo Joaquín Pérez
Rodríguez, uno de los mayores conocedores del tema. Y luego agregó:
"dependerá de muchos factores, dado que faltan más de siete meses para
los comicios del 7de octubre, pero si las elecciones fueran la semana
próxima, y si se realizaran sin trampas, con el grado de entusiasmo que
se observa en la oposición, especialmente en la juventud, Chávez sería
claramente derrotado".
La Mesa de Unidad Democrática (MUD) guiada por Ramón Guillermo Aveledo,
un honorable político democristiano, escritor y profesor universitario,
ex presidente del Congreso, logró el milagro de poner de acuerdo a los
diversos líderes que aspiraban al poder para forjar una candidatura
única. Para conseguirlo, puso tres condiciones: él no aspiraría a ningún
cargo, no aceptaría un céntimo por el servicio que le hacía al país, y
todo el proceso debía ser equitativo y transparente.
Puro fair play, como dicen los norteamericanos. Hoy esa inmaculada
manera de actuar la estudian ecuatorianos, nicas y bolivianos a la
búsqueda de una fórmula que les permita ponerle fin pacíficamente al
neopopulismo colectivista del llamado Socialismo del Siglo XXI.
Tras su victoria por más del 60% de los votos, en la ceremonia de
investidura de Capriles como candidato, Ramón Guillermo Aveledo, que es,
además, un buen amante de la historia, calzó sus palabras iniciales con
una atinada frase pronunciada hace200 años por el patricio José Félix
Ribas: "¡necesario es vencer!¡Viva la República! ".
Bien elegida. Capriles no es el candidato de la tercera, la cuarta o la
quinta república. Es el candidato de la República a secas. La de la
separación de poderes para proteger los derechos y libertades
individuales. La de la autoridad limitada por una constitución sobria.
La de la subordinación de todos al imperio de la ley. La de los
funcionarios electos o designados que admiten que son servidores
públicos sometidos por un mandato del pueblo soberano. La de tratar al
adversario con respeto y dentro de las reglas de la cordialidad cívica.
La dela alternancia en el gobierno, porque en ese juego oposición-poder
suele producirse una mejoría gradual y constante de la calidad del Estado.
Eso es una República. Ése es el diseño institucional que pisoteó Hugo
Chávez hasta pulverizarlo. Ese espíritu es el que hoy se propone
rescatar Henrique Capriles al frente de los demócratas de país. Y ésa,
exactamente, es la alternativa planteada: o republicanismo o caudillismo
de corte populista. Republicanismo que era, por cierto, el ideal de
Bolívar, Miranda, Martí, Juárez, Alfaro y el resto de los grandes
próceres latinoamericanos.
Con sobradas razones, hay quienes piensan que los narcogenerales no
dejarán que Chávez pierda las elecciones y entregue el poder. Lo ha
advertido uno de ellos, Henry Rangel Silva, hoy Ministro de Defensa.
Pero en el ejército hay muchísimos oficiales que no son narcogenerales y
no tienen por qué dejarse arrastrar al abismo para proteger a un jefe
que, según alega Estados Unidos, ha mancillado el uniforme.
Hay otros analistas que temen que el gobierno cubano, totalmente
dependiente del subsidio y de los turbios negocios venezolanos, no
permitirá que se le escape su riquísima colonia petrolera y utilizará su
enorme capacidad de intriga para poner en marcha "medidas activas" que
le garanticen que en Caracas manda un gobierno títere, con o sin Chávez.
Es probable que La Habana lo intente, pero en el mundo real, haga lo que
haga la DGI comunista de Raúl Castro, una miserable metrópolis política
como la cubana, jamás podrá controlar a medio plazo el destino de una
sociedad cien veces más rica y compleja que la de la Isla.
Queda, por último, la posibilidad de que Chávez esté muy debilitado o
haya muerto cuando se produzcan las elecciones de octubre, debido al
peligroso cáncer que padece. En ese caso, el chavismo intentará buscar
un candidato de reemplazo o aplazar sine die los comicios. Si la
oposición se mantiene firme con los millones de personas que la
respaldan, y si continúa hablando con una sola voz, la de Henrique
Capriles, nadie podrá evitar que acabe imponiéndose la voluntad
democrática. Nada ni nadie.
http://www.elblogdemontaner.com/la-republica-contra-el-caudillismo-neopopulista/
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