Monday, February 27, 2012

La despedida

Venezuela

La despedida
Marcos Villasmil
Caracas 27-02-2012 - 9:00 pm.

¿Qué podrían pensar los escritores del llamado realismo mágico del
espectáculo protagonizado por Hugo Chávez despidiéndose rumbo a Cuba,
otrora paraíso transformado en Averno, a un nuevo encuentro con su
enfermedad? Esperpéntico Grand-Guignol tropical que muestra las
intuiciones éticas y estéticas de un desgobierno que, por más que lo
intente disimular, se está cayendo a pedazos. Invocaciones de todo tipo
a las diversas deidades del panteón sincrético chavista (¿alguien sabrá
quiénes son esos mentados "dioses de la sabana"?), apretando a la
realidad para que se rinda ante la voluntad del Líder Máximo. Confusión
de la historia con sus aspiraciones de ser mito, la pasión
sentimentaloide colocada por encima de una verdadera razón civilista y
republicana. (Chávez viaja a Cuba, mientras el macabro reporte semanal
indica que vamos con alas desplegadas a batir el récord del pasado año
en materia de asesinatos por parte del hampa organizada.)

El comandante-presidente-mártir, en plena temporada de Globos de Oro y
de premios Oscar, dentro de su batahola tropical rumbo al aeropuerto,
lucía cual pez en el agua. Y es que para dicho papel —el de supuesta
víctima que lucha contra un destino que se le atraviesa en sus designios
de poder— se ha preparado toda su vida. Porque, él así lo ha dicho, se
considera la reencarnación de Simón Bolívar. Y por ello, nada podría ser
más argumentalmente correcto que su desaparición sea como la del héroe
patrio. A Chávez —es muy sabido— le gusta citar a Bolívar, especialmente
al Bolívar "hombre de las dificultades", o al de la última proclama en
Santa Marta: "si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se
consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro."

Lo que pasa es que, enloquecido por su ego gigantesco, Chávez no se da
cuenta de que el papel le queda grande, que si algo se recordará de su
gestión presidencial es que en vez de unión impulsó el odio, en vez de
concordia, persecución y enemistad, en lugar de independencia, la mayor
dependencia posible frente al anciano dinosaurio de Cuba. Nunca, como
con Chávez, Venezuela fue menos independiente y más colonia, desde 1830
hasta la fecha.

¿Capriles contra el reemplazo de Chávez?

Sobre los temas de la despedida y del retorno, de la adversidad y su
confrontación, tratará Chávez de construir una narrativa para enfrentar
al joven líder de la república civilista y democrática, Henrique
Capriles Radonski. No le queda otra opción, ante la pérdida de vigencia
de sus dos tácticas convencionales de lucha electoral: la representación
del futuro frente al pasado, y la de la lucha de clases, pobres contra
ricos.

Ambas tácticas se derrumbaron el 12 de febrero, en las primarias
opositoras. Chávez es el pasado, frente a un enérgico, juvenil y exitoso
gobernador de Miranda, Capriles Radonski. Y es que Chávez no solo es ya
pasado después de trece años en el poder; él siempre significó el
retorno del pasado, de la Venezuela caudillista y militarista. Y el
argumento de la lucha de clases da risa cuando, una vez más, los barrios
de Petare, de Maracaibo, del Oeste de Caracas, se levantaron para votar
por los candidatos democráticos.

[Candidato de la oposición Capriles Radonski. (GETTY IMAGES)] Candidato
de la oposición Capriles Radonski. (GETTY IMAGES)

Capriles entra a la liza con la mayor de las legitimaciones posibles:
más de tres millones de venezolanos unidos en un nuevo pacto
republicano, quizá superior al Pacto de Puntofijo, que consolidara la
unidad democrática a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958.

Chávez, por ende, para sobrevivir e intentar recuperar el terreno que él
mismo se ha encargado de perder, está comenzando la Misión más
importante de su vida: La Misión Pobrecito Yo.

Con su Misión Pobrecito Yo, construida a la medida de su aparente
despedida política y personal, seguirán las manipulaciones, engaños y
mentiras acostumbrados por este gobierno. ¿Por qué los paraguayos,
argentinos o brasileños están informados día a día de los padecimientos
de sus mandatarios, y los venezolanos no podemos saber en verdad qué le
pasa a Chávez? El problema va mucho más allá de la burla y el escarnio
que generan sargentos como Cabello o Izarra, desautorizados por el
propio Chávez, luego de que llamaran "canalla" a la prensa
independiente, venezolana y extranjera, que sí sabía del nuevo viaje de
Chávez a Cuba, y de que era muy posible que se necesitara otra operación.

Cabello o Izarra no pueden decir la verdad porque no están acostumbrados
a negociar con ella, porque en la esencia misma del chavismo está el ser
falaz. Si Chávez llegara a afirmar que el sol sale por el oeste, toda su
corte de los milagros lo acompañaría en el error sin chistar. Este
gobierno ha sido prueba rotunda de la frase de Montaigne: "El reverso de
la verdad tiene mil formas y un campo ilimitado."

Frente a la agresión, la manipulación y la mentira, la oposición ha
construido un valladar impenetrable: el respeto a la constitución, punto
nuclear de cualquier reconstrucción nacional. Y la exigencia, en el tema
de la enfermedad presidencial, de transparencia. Como se afirma en un
comunicado reciente de la Mesa de la Unidad Democrática, "decir la
verdad es un deber democrático con el pueblo venezolano (…), las
perniciosas consecuencias de la opacidad informativa, se combaten con
información responsable, clara y oportuna". "Somos la alternativa
Constitucional. Nadie se pierde dentro de la Constitución, nadie gana
fuera de la Constitución. Venezuela es una República y la garantía de su
estabilidad, su paz y su progreso, está en el cumplimiento de la Carta
Fundamental. Allí está la seguridad para todos los venezolanos, civiles
o militares, investidos de autoridad o no. Las faltas de un Presidente
están reguladas por la Constitución. Ella nos dice qué hacer. Actuaremos
apegados a ella, como lo hemos venido haciendo, y expresamos nuestra
seguridad, que si así procedemos los venezolanos, Venezuela será siempre
el país para vivir y progresar en paz que todos aspiramos." Y es que la
verdad siempre es obstinada.

El triunfo popular del 12 de febrero descompuso mucho al autócrata. La
enfermedad física que retorna con su terrible sombra, la continua
preocupación por su salud política, las perennes molestias con quienes
le rodean, desconfianza ante todo y ante todos. Quizá tenga razón Lula
cuando afirmara, según el periodista Merval Pereira, que "Chávez se va a
perjudicar por su paranoia". Claro, por otra parte, Chávez a lo mejor
recuerda el caso del cabito Castro, quien yéndose a operar a Europa en
1908, le dejó el coroto para que se lo cuidara a su compadre Juan
Vicente Gómez, y más nunca pisó tierra patria en vida. Gómez,
entretanto, gobernó por 27 años. Pensar en un posible reemplazo debe
tener al Enfermo No. 1 muy angustiado. El actual vicedios pareciera ser
Diosdado Cabello. Pero nos recuerda Benedetti, "el vicedios siempre es
ateo".

Con todo eso tenemos que lidiar los venezolanos. Con la demagogia y la
soberbia de una revolución de cartón-piedra y engaño, de decadencia
civilista y cultura de cuartel, de individuos en el poder sin derecho a
biografía, en palabras de Luis Castro Leiva. Pero el 12F demostró que
estamos preparados. Es que los conocemos bien, como al alacrán del cuento.

http://www.diariodecuba.com/opinion/9812-la-despedida

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