Wednesday, February 11, 2015

Venezuela, el paraíso convertido en ruinas

Venezuela, el paraíso convertido en ruinas
[11-02-2015 10:51:03]
Carlos Alberto Montaner
Escritor, periodista y político

(www.miscelaneasdecuba.net).- (ABC) Venezuela debe ser el país peor
gobernado del planeta. El periódico «The Daily Telegraph» de Londres
describió el desastre en un reciente reportaje montado sobre ocho
gráficas espeluznantes.
En el 2015 la economía se contraerá en un 7% del PIB. Los venezolanos
serán notablemente más pobres y tendrán menor capacidad de consumo.

La inflación es la más alta del mundo. Los expertos de Caracas Capital
Market la sitúan en un 120% anual. Como la productividad es bajísima y
el aumento de los salarios no compensa, la vida cotidiana será mucho más
cara.

La caída del precio del crudo

El bolívar, la moneda nacional, tiene varios cambios. Oficialmente, está
a 6,30 por dólar. En realidad, se acerca a los 190 en el mercado negro.
La diferencia es el modo más directo de enriquecer a los corruptos
boliburgueses. Compran a 6.30 para importar, usan una parte y revenden
clandestinamente la otra. En pocas horas cualquier idiota con conexiones
puede hacerse millonario.

El valor promedio del barril de petróleo hoy está un 50% por debajo del
precio que tenía en enero de 2014. Eso es gravísimo en un país cuyo
ingreso en divisas depende en un 96% de las exportaciones de crudo.
Añadiéndole sal a la herida, la producción de PDVSA disminuye y anda por
los 2.4 millones de barriles diarios, cuando debería estar produciendo
entre 4 y 5. Esto sucede por una mezcla de incapacidad y falta de
inversiones.

Llenar el tanque de gasolina de un coche cuesta menos de un céntimo

Para agravar la situación, los venezolanos consumen diariamente algo más
de 700.000 barriles se petróleo por el que no pagan prácticamente nada.
Llenar el tanque de gasolina de un coche grande -allí casi todos son
enormes- vale menos de un céntimo. Ese subsidio a la clase media y alta
-los que tienen autos-le cuesta al país entre once mil y trece mil
millones de dólares al año, pero nadie se atreve a suprimirlo. ¿No
decían que el petróleo era de todos los venezolanos?

El gobierno en el 2014 importó bienes y servicios por un monto de 60.5
mil millones de dólares y exportó petróleo cobrable (hay otro
previamente comprometido) por treinta y nueve mil millones. La
diferencia, claro, se convirtió en parte de la deuda y es una de las
razones que explica el desabastecimiento. No tienen divisas para
importar los insumos que necesita un país en el que el chavismo ha
diezmado a la clase productora y ha cerrado siete mil empresas de todos
los tamaños.

Abocados a la quiebra

Venezuela probablemente no pueda afrontar el pago de la deuda y tenga
que declararse en quiebra, de acuerdo con las sombrías predicciones del
Banco Mundial. Este año la nación tendrá que abonar once mil millones de
dólares en intereses y obligaciones, y carece de liquidez para pechar
con ese compromiso. En el 2016 le volverá a suceder lo mismo. La
quiebra, posada como un buitre sobre los tejados de los bancos, le
encarecerá notablemente las líneas de crédito.

El crimen es la principal causa de muerte en Venezuela

Simultáneamente, el subsidio a Cuba, de acuerdo con el economista
Carmelo Mesa Lago, alcanza los trece mil millones de dólares al año, y
ahí se incluyen 107.000 barriles de petróleo que llegan diariamente a
Cuba, de los cuales la isla revende unos 40.000.

Venezuela se calcutiza, pero con un agravante, las ciudades no sólo
están cada día más sucias y llenas de escombros: el crimen es la
principal causa de muerte. Ni el cáncer ni los infartos, ni los
episodios cerebrales, por separado, matan tanto como lo que en ese país
llaman «los malandros».

Asesinar impunemente

El año pasado fueron asesinadas 25.000 personas y el 94% de esos
crímenes quedaron impunes. Es menos arriesgado pasearse con un ejemplar
de «Charlie Hebdo» en las manos por las calles de Damasco que ir a
comprar el pan en Caracas. Tal vez no haya pan, pero seguramente
encontrarán maleantes.

El gobierno, además, ha armado y convertido a los delincuentes en
milicias paralelas para controlar, acosar y, si es necesario, dispararle
a la oposición, como se ha visto en cien vídeos exhibidos por internet.
Cuando no persiguen a los opositores, persiguen los anillos, billeteras
y relojes de los aterrorizados ciudadanos.

Una buena parte de la vida del venezolano -sobre todo de las mujeres-
transcurre en las colas a la búsqueda y captura de cualquier objeto
necesario: comida, medicinas, útiles de aseo personal. A veces hay
peleas por unos muslos de pollo o por unos cartones de leche. Cada día
que pasa faltan más objetos. El papel higiénico se ha convertido en una
obsesión nacional. En Miami, los exiliados venezolanos, en venganza, han
hecho imprimir miles de rollos con la cara de Maduro para darle su
fétido merecido al presidente.

En esta atmósfera no es extraño que los venezolanos más educados quieran
marcharse del país. Ya lo ha hecho, afirman, millón y medio. Se les ve,
laboriosos y eficientes, en España, Panamá, Colombia, Ecuador y Estados
Unidos.

Ya se han ido de Venezuela un millón y medio de personas

En el gran Miami, la ciudad de Doral es fundamentalmente venezolana,
incluido su alcalde. A Weston, 20 kilómetros más al norte, la llaman
Westonzuela. En Aventura, un rico vecindario costero a 35 kilómetros de
Miami, se han asentado los judíos venezolanos, con el prestigioso rabino
Pynchas Brener a la cabeza, y allí han llevado sus saberes, sus
capitales y sus buenas costumbres empresariales y profesionales.

En Miami, además, los venezolanos han revitalizado el teatro en español,
poseen un diario, varias estaciones de radio y al menos dos canales de
televisión. La desgracia de Venezuela ha sido una bendición para el sur
de la Florida. Lo lamentable es que la mayor parte de esos refugiados no
regresarán a su país cuando amaine la tormenta. Se quedarán en EE.UU. a
generar riqueza, criar a sus descendientes y disfrutar de la
institucionalidad de la más vieja democracia del hemisferio.

Tal vez es importante preguntarse por qué uno de los países
potencialmente más ricos del mundo ha caído en ese abismo.

Se trata de una nación de más de 900.000 kilómetros cuadrados, y menos
de 29 millones de habitantes («supervivientes», dicen allí), dotada por
la naturaleza con todos los bienes imaginables: petróleo, hierro y otra
docena de minerales valiosos, tierras fértiles, agua potable en
abundancia, playas paradisíacas, fabulosas selvas vírgenes, y una
población educada en la que abundan los profesionales formados en
universidades nacionales y extranjeras en las que han adquirido su
postgrado.

¿Por qué ocurrió esta catástrofe?

¿Por qué semejante paraíso, al que durante décadas emigraban los
canarios y gallegos, los italianos y centroeuropeos, en busca de un
mejor destino, sufre hoy este descalabro?

Fundamentalmente, se debe a que en el país prevalecían varias ideas y
actitudes totalmente erróneas que pueden resumirse en una palabra:
populismo. Muchos venezolanos pensaban, porque así se lo aseguraban los
políticos, que el país era rico, y no que la riqueza se creaba mediante
el trabajo metódico. Creían que la pobreza de muchos venezolanos era
debida a la riqueza de los que habían conseguido prosperar. Bastaba con
arrebatársela a los pudientes para establecer una sociedad más justa.

Pensaban que esa situación cambiaría cuando un grupo de personas
bienintencionadas, dirigidas por un caudillo enérgico, acabara con las
injusticias. Ese personaje fue el nefasto Hugo Chávez. Los venezolanos
no eran capaces de advertir que los 25 países más prósperos y felices
del planeta son democracias regidas por la ley y sustentadas en
instituciones de Derecho.

Venezuela es hoy la nación más corrupta de América Latina

Estaban decididos a terminar con el bipartidismo y liquidar a los dos
partidos tradicionales, a los que acusaban de ineficientes y corruptos
-algo de eso había-, sustituyéndolos con los iluminados populistas
antisistema de Hugo Chávez, pese a que en los 40 años transcurridos
entre 1959 y 1999 -la etapa democrática- Venezuela había experimentado
el mejor periodo de su turbulenta historia. El resultado está a la
vista: Venezuela es hoy la nación más corrupta de América Latina según
Transparencia Internacional, en la que nadie sensato invierte un dólar,
de donde escapa todo el que puede, regida por un tipo estrafalario que
habla con los pajaritos y obedece a un comisario cubano, tristemente
patrullada por unas Fuerzas Armadas controladas por narcogenerales.

Tomen nota los españoles. En todas partes cuecen habas. Basta con que
prevalezcan las ideas populistas para que un país se hunda irremisiblemente.

Source: Venezuela, el paraíso convertido en ruinas - Misceláneas de Cuba
-
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/54db26073a682e0ca05fc936#.VNtLFvnF9HE

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