Culebrón con gorilas
RAÚL RIVERO
Actualizado: 21/02/2015 19:25 horas
LOS GOLPES de Estado y los planes de magnicidio que describe Nicolás
Maduro para desviar la atención de los venezolanos abandonaron la
estructura tradicional de los filmes de guerra y son ahora una copia de
los guiones de las telenovelas. Los divide por capítulos. El de esta
semana es el arresto brutal con golpes y empujones del alcalde de
Caracas Antonio Ledezma, pero el culebrón se estrenó el 12 de febrero
con el anuncio de que 11 militares de la aviación fueron encarcelados
por golpistas y porque, entre otras atrocidades, querían bombardear el
Palacio de Miraflores.
El presidente le ha puesto una etiqueta intemporal a sus relatos y ha
cambiado las formas verbales para un peligroso presente que puede ser
infinito: «Estamos desmantelando un golpe continuado promovido desde
Estados Unidos, alerto a gobiernos y pueblos del mundo, ya basta de
abusos imperiales».
Con las celdas preparadas y la calle a merced de comandos de gorilas
encapuchados y con armas largas como el que apresó a Ledezma en su
oficina sin orden judicial y con tiros al aire, la tensión de la espera
está garantizada y la difusión del miedo y la inseguridad también.
Al alcalde le acusan de participar en hechos conspirativos para
organizar y ejecutar actos violentos contra el Gobierno junto a otros
tres opositores: María Corina Machado, Diego Arria y el diputado Julio
Borges. Así las cosas, la oposición y los observadores internacionales
tienen la vista en ellos como probables protagonistas de un nuevo
capítulo represivo de los que concibe Maduro en medio de la crisis
financiera, la escasez y la pérdida constante de apoyos populares.
El novelón distrae de la escasez y las necesidades, enseña el poder y la
eficiencia de los servicios de inteligencia, atemoriza a la ciudadanía y
trata de fulminar a los políticos opositores que trabajan por cambiar el
país porque Maduro y sus compañeros se sienten débiles ante los comicios
parlamentarios señalados para el último trimestre de este año.
Los presidentes de los otros países latinoamericanos, con excepción del
colombiano Juan Manuel Santos, que mencionó el tema casi en un susurro y
con cautela, han dejado, como siempre, que la escalada de violencia
oficial en Venezuela se traspapele en sus mesas de trabajo. Silencio de
las democracias de todos los colores. Los gorilas están en las calle
pero todavía ninguna desemboca en sus palacios.
Source: Culebrón con gorilas | opinion | EL MUNDO -
http://www.elmundo.es/opinion/2015/02/21/54e8cd99268e3ef2578b457a.html
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