En Venezuela hay otros veinte etarras con causas pendientes
- Seis de los terroristas están acusados de la comisión de 22 asesinatos
- 11 miembros de la banda han vuelto a España porque no había ningún
sumario abierto contra ellos
- En Venezuela hay unos 40 etarras. Dos decenas, con reclamaciones
judiciales
ÁNGELES ESCRIVÁ Actualizado: 17/02/2015 11:31 horas
De todos los países en los que los etarras se han refugiado a lo largo
de los años, Venezuela es en estos momentos el país en el que más
cómodos se sienten. En la República Bolivariana, las Fuerzas de
Seguridad calculan que hay unos 40 miembros de la banda terrorista ETA,
de los cuales 21 tienen causas pendientes y otros 11 han pasado por el
consulado español en los dos últimos años para regularizar su situación.
Entre los 21 que tienen causas pendientes u órdenes de busca, además de
Iñaki de Juana, se encuentra Arturo Cubillas, el mayor referente allí,
tan bien relacionado con el Gobierno de Chávez que tenía un cargo
institucional como jefe de seguridad del INTI, y cuya esposa fue jefa de
comunicación del entonces vicepresidente. Cubillas empezó haciendo sus
pinitos con un restaurante al que, como De Juana, también puso el nombre
de un comando, en esta ocasión el de Oker, el suyo.
También residen allí, en esa situación, entre otros, Eugenio
Barrutiabengoa, Martín San Sebastián Aguirre, José Ángel Uriz, Odón
Ulibarrena, Miguel Ángel Aldana Barrena Askatu o Luis Elisardo Roncero.
Algunos pertenecen a la época en la que Felipe González solicitó ayuda a
Venezuela y a otros países para que mantuvieran en su territorio a los
etarras que Francia no quería entregar a España porque dudaba del
carácter democrático del recién estrenado sistema. Pero no todos. La
requisitoria de Luis Elisardo Roncero, por ejemplo, estaría fechada en 2011.
En diversas épocas, los nombres de estos terroristas, o de otros
relacionados con ellos, han sido el centro de la polémica entre los
gobiernos de España y Venezuela, sin que los etarras hayan tenido
motivos reales de preocupación. En 2002, por ejemplo, el Tribunal
Supremo de Venezuela ordenó la localización de seis etarras, entre los
que estaban Barrutiabengoa Zabarte o Aldana Barrena, cuya extradición
había sido solicitada por España. El entonces presidente Aznar había
conminado a Venezuela a dejar de ser "refugio de etarras" y el entonces
presidente Chávez declaró: "Si España tiene pruebas, que las envíe al
Supremo de Venezuela, y si los jueces fallan a favor de la extradición,
yo meto a los etarras en un avión al minuto siguiente". Nadie subió al
avión, ni en ese momento ni en otros.
El caso de Cubillas tiene una derivada reciente y puede resultar
indicativo. Su nombre apareció en los ordenadores de Raúl Reyes como
vinculado a la guerrilla colombiana de las FARC y dos terroristas lo
identificaron como uno de sus entrenadores. El chavista vasco, conocedor
del terreno, pidió personalmente que se le investigase y compareció ante
un fiscal, si bien nadie le vio entrar y salir de la declaración.
Tampoco ocurrió nada entonces, salvo que el presidente Chávez, ante la
petición de extradición fechada en 2010, acusó al Gobierno español de
realizar acusaciones "tendenciosas" en las que se "asociaba al pueblo de
Venezuela con ETA" como consecuencia del "fracaso cosechado contra la
banda".
El diagnóstico de fracaso realizado por Chávez resultó erróneo. De modo
que, dos años después, ETA, tras verse obligada a anunciar el "cese
definitivo", tuvo que dar permiso a sus huidos para regresar al sur de
Francia. Renunciaba así a uno de sus principios, el de evitar soluciones
individuales, y pedía a sus militantes que pasasen por los consulados
para asegurarse de que no había causas pendientes contra ellos y para
que recogiesen sus documentos de identidad españoles (unos 70 se han
sometido a este procedimiento).
De los etarras venezolanos, 11 comprobaron que no se les perseguía y
regresaron al País Vasco. Algunos se quedaron y otros van y vuelven como
si no estuviesen realmente adaptados en ninguna parte.
Curiosamente, ninguno de ellos se animó a formar parte del grupo de los
14 interlocutores que pretendían que se les "tuviese en cuenta en la
resolución del conflicto político". Un grupo cuyo único acto de
relevancia ha sido el celebrado en Biarritz en junio de 2013, en el que
unos 70 huidos -salvo excepción, sus causas habían prescrito- se pasaron
horas exaltando a ETA.
Sin embargo, la disciplina a las órdenes de ETA, en general, fue tan
escasa que hasta los organizadores del llamado colectivo de refugiados
se saltaron la prohibición de cruzar la frontera española, y lo han
venido haciendo furtivamente. Y la organización que montaron para tratar
de ayudar a los regresados que estuvieran en peor situación económica,
intentando facilitarles dinero de bolsillo, trabajo y algún lugar donde
quedarse, fue inoperativa y sigue siéndolo por falta de fondos.
En estos momentos, según fuentes de las Fuerzas de Seguridad, hay unos
200 miembros de ETA fuera de Francia, de los cuales el 20%, unos 40,
tienen causas pendientes. (En Francia habría unos 100, de los cuales 50
tienen causas pendientes). La mayor parte de ese número global está en
Venezuela y en México, y también quedan algunos en otros lugares en los
que hubo acuerdo previo entre los dos gobiernos, como Cuba, Cabo Verde,
Santo Tomé o Uruguay. Como lo fue República Dominicana, donde no queda
ya ningún miembro de ETA. La mayor parte de esos países, incluida Cuba,
ha ido modificando con mayor o menor decisión su postura, excepto Venezuela.
Según las fuentes consultadas, en México queda una comunidad con unos 45
ó 50 etarras. Sólo uno tiene causas pendientes aunque, según las citadas
fuentes, es difícil comprobar esas cifras con precisión. En cualquier
caso, hace mucho tiempo que, primero de un modo menos explícito y a
partir de 1996 de un modo absolutamente definido, las autoridades
mexicanas decidieron ayudar a las Fuerzas de Seguridad españolas sin
reservas y se dedicaron a hostigar a los terroristas con causas
pendientes que permanecían en su territorio. Los mexicanos llevan
décadas concediendo extradiciones o realizando expulsiones.
El caso más llamativo en los últimos meses fue el de Itziar Alberdi y
Jesús Narváez Goñi, dos de los terroristas más buscados de los últimos
20 años, autores de una campaña de 34 atentados con 22 asesinatos en
sólo dos años, y que se hacían pasar por una artista y un fumigador. Ni
su hijo Anouk, de 12 años, sabía en el momento en el que fueron
arrestados, hace ahora un año, que sus padres no se llamaban Eva y Pepe
y que, en realidad, eran asesinos múltiples.
De la hornada de los acuerdos trilaterales (España- Francia-terceros
países) quedarían cuatro terroristas en Cabo Verde, encabezados por
Tomás Linaza, según fuentes policiales. En realidad, el grupo de
deportados a aquel país no tuvo mucha suerte. Desde Patxi Rementería (al
menos 19 atentados con cuatro muertos), que regresó al País Vasco
después de una década en el archipiélago para apuntalar los comandos de
ETA que empezaban a flaquear, y saltó por los aires cuando iba a colocar
una bomba, hasta Ángel María Lete Patas (seis guardias civiles muertos),
cuyo cuerpo apareció en descomposición, pasando por Endika Iztueta
Barandika (siete asesinados, según fuentes abiertas), que falleció
después de que unos atracadores le agrediesen y le rompiesen una costilla.
En Santo Tomé queda uno de aquellos terroristas, en Uruguay otro y en
Cuba hay, en estos momentos, ocho etarras.
Excepto los terroristas residentes en Venezuela, curiosamente, los
etarras del resto de los países, tradicionalmente relacionados por uno y
otro motivo con su estancia, sí han querido participar en el "grupo de
los 14" con aspiraciones para "negociar el fin del conflicto". Josu
Lariz desde Uruguay, Tomás Linaza desde Cabo Verde, Alfonso Etxegaray
desde Santo Tomé, Eloy Uriarte, Lourdes Mendinueta, Jokin Arnalde, Oxel
Azkarate, Jon Garmendia, Xabier Mikel Ezkerra, Xabier Arin e Idoia
Espias desde Francia y Josu Abrisketa Korta -que desde hace muchos años
está considerado como un próspero empresario- desde Cuba.
El caso cubano encierra alguna peculiaridad. En Cuba llegó a haber 16
etarras que podían vivir a su aire y entrar y salir de la isla sin
demasiada dificultad. Sin embargo, a medida que el regimen castrista
evolucionaba, fue reduciéndose su libertad de movimientos hasta el punto
de crearse un cisma. En 2011, Elena Bárcena, la Tigresa y Javier Pérez
Lekue llegaron a llamar "carceleros" a sus antiguos benefactores en una
carta pública. Se dijo entonces que La Habana no quería comprometer su
relación con España por una organización terrorista que ya se daba por
desahuciada.
En estos momentos, en la isla hay ocho miembros de la banda terrorista.
La presencia de dos de ellos no es reconocida por las autoridades
cubanas. Se trata de los veteranos Miguel Angel Apalategi Ayerbe Apala y
de Joseba Sarrionandía. Fueron etarras muy sonados, pero no tienen ahora
mismo causas pendientes. De hecho, Sarrionandía, filólogo y escritor
premiado, que escapó de la prisión de Martutene en los bafles del
cantante Imanol, ha pasado por el consulado para regularizar su
situación. No así Apala, que fuera uno de los sospechosos de la
desaparición de Pertur.
Sí está reconocida en la isla la presencia de Txutxo Abrisqueta, José
Luis Rodríguez Muñoa, Arrugaeta San Emeterio, Urteaga Martínez, Iñaki
Etxarte Urbieta y Azkarate Intxaurrondo. Los cuatro últimos tienen
todavía abiertos procedimientos.
Source: En Venezuela hay otros veinte etarras con causas pendientes
|España| EL MUNDO -
http://www.elmundo.es/espana/2015/02/17/54e27ed922601d0d468b4575.html
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