Friday, February 20, 2015

La asombrosa capacidad de aguante de los venezolanos

La asombrosa capacidad de aguante de los venezolanos
JOSÉ GABRIEL BARRENECHEA, Santa Clara | Febrero 20, 2015

Hasta el afianzamiento del régimen chavista se justificaba que no pocos
demócratas latinoamericanos nos catalogaran como un pueblo de naturaleza
servil, amante de las "cadenas". Después de que el chavismo en
decadencia ha conseguido aferrarse al poder, aun cuando su apoyo no
rebasa la tercera parte de la población venezolana, con unas estructuras
de vigilancia, control y represión mil veces menos eficientes que las
del castrismo, y con muchas de las instituciones de una sociedad libre
todavía mal que bien en funcionamiento, ya no.

La Venezuela de Nicolasito Maduro, alias El Gran Timón, ha venido a
poner en ridículo ese aire de superioridad con que muchos demócratas
latinoamericanos nos miraban hasta hace poco, por encima del hombro. El
hecho de que un pueblo latinoamericano que había vivido en democracia
durante 40 años (por demás uno de los pocos en esos mismos años en que
por toda el área dominaban las dictaduras) aceptara así como así la
imposición de una especie de castrismo muy aguado, sin conseguir
evitarlo o luego sacudírselo cuando la euforia inicial del mismo ha
pasado irremisiblemente, es sumamente sintomático de que lo sucedido en
Cuba pudo, si no repetirse, al menos ser soportado con mucha más
facilidad en cualquier otro país latinoamericano. Aclaro que me refiero
a la capacidad de aguante. O sea, considero que los latinoamericanos la
tienen en sí mucho más acentuada que nosotros, los cubanos.

La otra diferencia que encuentro entre ellos y nosotros es que algo como
el castrismo solo podía darse en esta Isla, no en Argentina, México, o
en la misma Venezuela, en donde en considerable medida es algo impuesto
desde afuera. Desde la Cuba castrista, y mediante sus eficientes órganos
de inteligencia (en 1993, un par de compañeros de estudios estuvieron
sondeándome para ingresar en "algo" en la Seguridad del Estado, un
"algo" que tenía que ver con un viaje: años después supe que ambos
habían emigrado a Venezuela a poco de graduarnos en 1994).

Obsérvese el aparente contrasentido. Los demás pueblos latinoamericanos
son mucho más aptos que nosotros para soportar lo que solo nosotros
podríamos dar a luz: el castrismo. Con lo que se demuestra que, por otra
parte, Fidel Castro no estaba tan loco cuando quiso convertirse en un
Napoleón y transformar a los cubanos en los franceses revolucionarios de
las Américas: los hermanos lo hubiesen soportado sin armar Guerras de
Independencia, como la española.

Porque ese régimen totalitario, híbrido de fascismo y comunismo, solo
podía surgir en un país en que las grandes mayorías se prestaran a ser
movilizadas a conciencia, con el quijotesco fin de desafiar la hegemonía
de EE UU en las Américas. Esto es lo que sucedió en Cuba durante los
primeros ocho años de la llamada Revolución y que permitió que esas
grandes mayorías aceptaran desde un inicio la coartación de las
libertades civiles y políticas como un mal necesario para lograr el
propósito final. Cuba debía convertirse en una apretada falange para
conseguir sumar al Imperio Revolucionario Cubano las tierras de
Hispanoamérica y más allá...

Para que se entienda: el castrismo, producto exclusivo de la cubanidad,
solo se logra imponer en Cuba gracias a que las masas cubanas llegaron a
estar en la creencia de que se podía sacrificar momentáneamente las
libertades individuales con el objeto de recuperarlas multiplicadas
cuando Cuba llegara a ser el centro de un gran imperio latinoamericano.
En lo que tampoco estaban ellas tan descaminadas, porque no creo que a
nadie se le ocurra negar a estas alturas de la historia que las
libertades individuales suelen ser menos angostas en las naciones
centrales o hegemónicas.

Algo semejante, esa movilización debida a una creencia en que se está,
ese consiguiente sacrificio de las libertades individuales, no se ha
dado nunca en la América Latina; ni se dará tampoco, por cierto. Allí el
antinorteamericanismo no ha pasado nunca de la categoría inocua de
atrevimiento de café o de bravuconada literaria. Solo en Cuba, por una
serie de condicionamientos históricos para los que no tengo aquí
espacio, podía concretarse un régimen fascisto-comunista con semejante
capacidad movilizativa.

Si se observa a la Venezuela del Gran Timón ( El Guagüero en Jefe para
los cubanos), pero también la inmediata anterior, la del que terminó
convertido en pajarito consejero de este último, se confirma lo que
acabo de decir. el chavismo no consiguió jamás movilizar más que a
insignificantes minorías con sus llamados trascendentales o con su
retórica del sacrificio patriótico. El apoyo de una considerable y
activa minoría lo ha comprado no de otra manera que gracias a poner los
enormes recursos del petróleo en función de ello. Un petróleo que
durante el chavismo ha valido en promedio 6 o 7 veces más que durante la
cuarta República.

El chavismo (ahora madurismo), por lo tanto, no se sostiene como en Cuba
sobre la inercia de la euforia revolucionaria de unas mayorías que creen
todavía luchar por los objetivos de la Revolución, o que al menos no
acaban de hallarse a bien con ir en contra de esos ancianitos que,
maquiavélicamente, se hicieron identificar en el imaginario colectivo
con la Revolución que ellos mismos mataron y enterraron por tal de
permanecer en el poder, cuando los quijotescos objetivos iniciales se
transparentaron irrealizables. O sobre el eficientísimo tinglado de
vigilancia-represión que es capaz de identificar y "tratar" a la
disidencia incluso en estado potencial. Más bien lo hace sobre una
pantagruélica corrupción y un clientelismo nada nuevo en Latinoamérica,
es verdad, excepto por el desarrollo nunca antes visto que ha alcanzado
(a ratos pareciera que Venezuela más que nada ha sido secuestrada por lo
que Marx llamaba lumpemproletariado); y claro, también por un sistema
represivo, pero que es eficiente en alguna medida solo a pesar de los
venezolanos. Porque son los órganos de inteligencia cubano-castristas
los que en realidad sostienen aquello, no los maduro-venezolanos, cuyos
funcionarios están demasiado ocupados en sus negocios especulativos.

Cuba, mal que le cueste a algunos, no es una nación inusual dentro del
mundo hispanoamericano solo porque quien esto escribe sea un chovinista
(que será la manera fácil de descalificar mis argumentos en los
consabidos comentarios). Cuba es extraña porque así lo demuestra su
historia comparada con la de las demás naciones latinoamericanas. Aun la
de este milenio que recién comienza.

Source: La asombrosa capacidad de aguante de los venezolanos -
http://www.14ymedio.com/opinion/asombrosa-capacidad-aguante-venezolanos_0_1729027086.html

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