Friday, July 5, 2013

Las verdades de María Corina

Publicado el viernes, 07.05.13

Las verdades de María Corina
PEDRO CORZO

La diputada venezolana María Corina Machado ha demostrado defender sus
puntos de vistas sin importar las consecuencias. Posee convicciones y
valor para luchar por lo que cree, lo que la convierte en un ejemplo de
ciudadano.

María Corina enfrentó al difunto déspota en plena Asamblea Legislativa y
le dijo en la cara que su gobierno era un fracaso absoluto y que se
había dedicado a "expropiar y que expropiar es robar".

Después fue brutalmente agredida por los sicarios chavistas que heredó
Nicolás Maduro, que fingen ser diputados en el órgano legislativo
nacional, lo que tampoco la arredró.

Y recientemente ha criticado con mucha razón a los gobiernos
latinoamericanos cuando expresó: "Nos sentimos absolutamente
traicionados. No es comprensible ni aceptable que estados que han
suscrito la Carta Democrática Interamericana no tengan una respuesta
clara y firme. Es una vergüenza que el secretario general de la OEA, que
ha recibido de nuestra parte múltiples comunicaciones, no tenga ninguna
reacción. No es una traición solo a los venezolanos, es una traición a
los principios democráticos".

Las declaraciones de la diputada Machado son consecuentes con la
realidad que ha vivido este hemisferio, al extremo que se puede afirmar
que con la desaparición del presidente Rómulo Betancourt se extinguió la
visión de un continente comprometido con la democracia, los derechos
humanos y las libertades públicas.

El desaparecido mandatario era capaz de correr los riesgos que fueran
necesarios para defender la democracia mas allá de las fronteras
nacionales, lo que no deja de ser una paradoja porque fue el presidente
Hugo Chávez, otro venezolano, quien impulsó la solidaridad hemisférica
entre gobernantes populistas y autocráticos.

Cuando las dictaduras militares ensombrecían el continente, fueron pocos
los gobiernos democráticos que mostraron preocupación por lo que ocurría
en la casa del "hermano" y si lo hacían, era con extrema timidez.

Las contadas ocasiones en que un mandatario demócrata de América Latina
ha prestado apoyo a sectores opuestos a otro gobierno latinoamericano,
han sido por complacer a Estados Unidos, por compromisos ideológicos o
por algún otro motivo, muy encriptado en su decisión, por lo que valdría
la pena conocer si en alguna ocasión la solidaridad fue consecuencia de
las convicciones democráticas del gobernante.

Nuestros líderes tienen conciencia teórica de que la democracia debe ser
solidaria y que el despotismo es una especie de virus para el que ningún
pueblo está vacunado y en consecuencia han suscrito documentos como la
Carta Democrática Interamericana y la Declaración de Viña del Mar, que
apunta: "Reafirmamos nuestro compromiso con la democracia, el estado de
derecho y el pluralismo político, el respeto a los derechos humanos y
las libertades fundamentales, el imperio del Derecho Internacional y de
los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas", pero
lamentablemente no practican los compromisos que contraen en los
documentos que suscriben.

Sin embargo, aparte de la Venezuela que desgobernó Chávez y que destruye
Maduro, están entre otros, los ejemplos de Haití y Cuba, casos en los
que la solidaridad latinoamericana ha brillado por su ausencia.

Haití padeció la dictadura de los Duvalier por décadas, y lo más que
hacían los gobiernos del hemisferio, y no todos, era darles refugio a
quienes huían de los esbirros conocidos como tonton macoutes.

La desidia e intereses de José Miguel Insulza le llevan a ignorar las
múltiples violaciones de los gobiernos de Venezuela a su propia
constitución y a los convenios internacionales, pero ese mismo Insulza
fue quien promovió que Cuba fuera de nuevo aceptada en la Organización
de Estados Americanos sin que el gobierno de ese país respete los
postulados de la Carta Democrática Interamericana.

Cuba ha participado en todas las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de
Estado y de Gobierno sin haber acatado los Acuerdos de Viña del Mar. Aún
más, fue sede de uno de esos eventos, al que asistió la mayor parte de
los presidentes del continente legítimamente electos.

Después, en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños, con la complicidad de todas las democracias del continente,
Raúl Castro fue elegido para dirigir el organismo y ahora como colofón
esas mismas democracias están impulsando que el gobierno de La Habana
sea invitado a la Séptima Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá
en el 2015, a pesar que en la declaración de principios aprobada en su
primer encuentro en Miami en 1994, afirma: "Los Jefes de Estado y de
Gobierno elegidos de las Américas estamos comprometidos a fomentar la
prosperidad, los valores y las instituciones democráticas y la seguridad
de nuestro Hemisferio".

María Corina Machado tiene toda la razón, la doble moral asfixia la
democracia y nuestros políticos deberían asumir sus responsabilidades y
defender la verdad como lo hace la diputada venezolana.

Periodista de Radio Martí.

http://www.elnuevoherald.com/2013/07/05/v-fullstory/1514415/pedro-corzo-las-verdades-de-maria.html

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