Saturday, July 6, 2013

Independencia y desesperación

Publicado el viernes, 07.05.13

Independencia y desesperación
MANUEL CORAO

"¿Trescientos años de calma, no bastan?"
Simón Bolívar

Con motivo de cumplirse 202 años de la independencia de Venezuela es
propicio recordar una vez más el fecundo pensamiento y obra del padre de
la patria: mientras 40 diputados de las provincias reunidos en la
capilla de Santa Rosa de Lima en tal fecha para discutir y finalmente
firmar la declaración de independencia de la Corona española, en la
Sociedad Patriótica el joven mantuano Bolívar y Blanco, ante las dudas
de algunos presentes sobre el vital paso político, les formulaba la
anteriormente indicada interrogante. El apasionado y decidido residente
de San Jacinto en la Caracas colonial tendría que esperar, producto de
las vicisitudes, diez años para sellar la emancipación de la hasta ese
momento Capitanía General de Venezuela. También casi medio lustro sería
la espera, espera y más espera para ver rendidas ante los
latinoamericanos el arsenal de la corona en Ayacucho el 9 de diciembre
de 1824. Este llamado en interrogante del heredero Bolívar es la suprema
convicción de la evolución en justicia y paz. Al incipiente libertador
no lo abrigaba la violencia y menos ver su ejecutoria en manos de los
desadaptados.

La lucha por vigorizar la democracia plena contra quienes se escudan
tras esta para mancillarla luego, toma en Venezuela el camino de la
resistencia pacífica.

Tuvimos la oportunidad irrepetible de tomar las calles para reivindicar
el triunfo de Henrique Capriles Radonski en las elecciones
presidenciales del 14 de abril, cuando el candidato desconocido por el
CNE expresó estaría presente en el poder electoral para reclamar el
reconocimiento de su victoria.

Era ese el momento esperado por todos de apartar definitivamente al
usurpador enquistado en los niveles de comando para desgracia de
Venezuela. Por igual deslastrar a quien quebranta las instituciones
seleccionadas libremente en América Latina y crea zozobra en las
naciones libres del mundo.

Gobiernos amigos, indiferentes o adversos al comunismo no se atreverían
a criticar, en el peor de los casos, la convocatoria a unas nuevas
elecciones presidenciales. El aspirado peregrinar hasta las oficinas del
CNE no se llevó a cabo el 15 del mes cuarto del año por la unilateral
decisión de Capriles Radonski.

El burgomaestre venezolano actúa como un civilista formado al igual que
los hombres de armas en democracia con pleno respeto por la vida.
Contrario el capitalino a ponerla en riesgo y sustentando en valores
familiares, seguida capacitación escolar como académica, luego
universitaria, su actuación pública está signada por el desarrollo del
individuo y presente viva participación comunitaria.

Desde hace catorce años hasta nuestros días, mientras unos enarbolan los
derechos constitucionales y en consecuencia actúan bajo esta premisa,
otros acobijados en elecciones intentan deponer la democracia como
sistema de conducción y gobierno para instaurar un régimen autoritario,
en connivencia con otros magistrados.

Todo este accionar está sustentado en los colectivos y milicias formadas
en la isla de Cuba cual mercenarios sin valores ni banderas. Su fin es
el sometimiento o muerte de quien les adverse.

El 11 de abril del 2002 los venezolanos ejercieron lo consagrado en la
Constitución nacional, artículo 350, y exigieron la renuncia del
mandatario venezolano Hugo Chávez cuando un escuadrón de francotiradores
de cubanos comunistas y venezolanos ubicados estratégicamente en
edificios oficiales y públicas calzadas diezmaron la desarmada protesta
conforme reflejaron gráficamente los medios de comunicación social.

Solo un ser sin remordimiento alguno incitaría lanzarse a la calle a un
pueblo pletórico de ideales a sabiendas que será recibido por un poder
de fuego que raya en el exterminio.

La sociedad civil respalda la lucha incondicional de todos y sus fuerzas
armadas en la defensa de la democracia. Henrique Capriles es el líder de
la Constitución, los derechos humanos, el estado de derecho y el amor
entre los hermanos.

A quienes desde tribunas lejanas y micrófonos en la diáspora venezolana
claman que los parroquianos salgan a la calle y exigen la renuncia en
las posiciones de combate de los actuales líderes, los invito a emular
los perseguidos políticos de la década de los cincuenta, quienes
clandestinamente ingresaron a luchar contra el dictador Marcos Pérez
Jiménez al frente del conglomerado que convocaron en suelo patrio y no
desde las playas veraniegas de South Beach.

Henrique Capriles y el hombre de a pie van por el camino de la paz, el
reconocimiento y rectificación ante el fraude. Sigamos esa senda,
salvemos vidas por más frustración y desesperanza nos produzca ver pasar
el tiempo sin resultados perceptibles y ello nos provoque tirarnos a la
calle.

Director de Venenoticias.

http://www.elnuevoherald.com/2013/07/05/v-fullstory/1515613/manuel-corao-independencia-y-desesperacion.html

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