Fiesta de pobres
RAÚL RIVERO | Madrid | 27 Jul 2013 - 9:55 am. | 0
En los primeros 100 días de gobierno de Nicolás Maduro el país perdió
3.240 millones de dólares, se duplicó la inflación, la escasez se
incrementó en un 33 por ciento y se produjo un homicidio cada media hora.
Los venezolanos no hallan entusiasmo por ninguna parte para celebrar los
primeros 100 días de gobierno del presidente Nicolás Maduro. El país
perdió en esa etapa 3.240 millones de dólares, se duplicó la inflación,
la escasez se incrementó en un 33 por ciento y se produce un homicidio
cada media hora. Además, no hay harina para el pastel ni huevos para el
merengue y el principal homenajeado anda de paseo por Cuba con la
familia y unos amigos.
La fecha le ha servido a un grupo importante de expertos para un convite
amargo y realista. Ellos, economistas y catedráticos de renombre,
pusieron sobre la mesa esas y otras cifras desoladoras junto a la
certeza de que grandes sectores de la ciudadanía han dejado atrás la
pobreza y están atrapados en un quicio en el que carecen ya de lo mínimo
para vivir.
El acontecimiento se recibe en el escenario de un país atascado como una
carreta en un pantano, acosado por la ineficiencia, la corrupción y el
despilfarro proverbial heredado de Hugo Chávez cuya imagen de santo, por
cierto, se desplaza con discreción y premura de los altares principales
a las sacristías de las iglesias.
A este panorama, hay que añadir que Maduro y compañía han anunciado la
creación de unas Redes Estratégicas de Defensa Integral que dejarían a
Venezuela dividida en regiones dirigidas por altos jefes militares. Los
oficiales tendrán mayor poder que los gobernadores electos en los
comicios. Si esta decisión no es para garantizar la calidad de un
trabajo represivo ante posibles actos de rebeldía, es, por lo menos, una
forma de enseñarle a todos el pavón de los fusiles.
Para quienes conocen bien el paño, esa estructura es una copia del
modelo del país donde el joven sindicalista Maduro aprendió a repasar
los manuales soviéticos. Unos libros densos en los que aquellos teóricos
de apellidos duros, con demasiadas consonantes, aseguran que el ejército
es el pueblo uniformado.
El brindis privado que preparó para el ágape Diosdado Cabello,
presidente del parlamento, fue tétrico y también de resonancia cubana.
Juró que tiene pruebas de que se prepara un atentado para asesinar a
Maduro y otro para matarlo a él. "¡Ay, que no nos pase nada a ninguno de
los dos!", advirtió el teniente retirado.
En la fiesta de los primeros 100 días es peligroso sacar un cuchillo
para la tarta. Y no se sabe si quedan velas en el mercado.
http://www.diariodecuba.com/internacional/1374830860_4391.html
No comments:
Post a Comment