La libertad no lleva socialismo
[01-07-2013]
Ernesto Aquino
Hablemos Press
(www.miscelaneasdecuba.net).- El totalitarismo, como forma de poder, ya
no puede instalarse en la mentalidad de los pueblos desde la ideología
que lo justificaba.
Los "valores" del marxismo-leninismo, sucumbieron ante la incapacidad de
no poder demostrar la eficacia de su sistema para generar desarrollo y
bienestar; la falta de argumento para justificar el estado de miseria en
que viven los pueblos sometidos a la tiranía inescrupulosa de ese
esclavismo; y sobre todo, la absoluta falta de argumento para explicar
los múltiples genocidios cometidos bajo la bandera del "socialismo
redentor".
Por eso, la nueva generación de bribones -de la más retorcida de las
izquierdas estalinistas-, trata de legitimar el fanatismo de esa
ideología, falsificando las aspiraciones de los grandes próceres de la
independencia americana, y comprometiendo la pureza de su pensamiento
atribuyéndoles paternidades ideológicas ajenas a sus intereses
americanistas.
La estrategia no es nueva. Fomentar el descrédito -unas veces con
acusaciones groseras y otras asumiendo dentro de una falsa complicidad
a quien se quiere destruir- es el otro lado de la alternativa de los
regímenes totalitarios.
A partir del socialismo, la propuesta marxista sólo consiguió crear dos
monstruos: El Fascismo y el Comunismo, dos sistemas antinaturales que
para realizarse no pueden prescindir del genocidio; aunque es preciso
reconocer que a partir de los fracasos del Fascismo, el Comunismo
evolucionó hacia formas más elaboradas de esclavismo.
Sin embargo, con todo y la complicidad de organizaciones internacionales
corruptas y pusilánimes, que prefieren prescindir de la firmeza cuando
se trata de condenar las tiranías comunistas latinoamericanas, el
marxismo es una propuesta que ya no puede legitimarse sino involucra en
el fraude a los próceres de la independencia americana; a esos
libertadores monumentales que jamás consideraron ninguna forma de
socialismo como una alternativa para la libertad y el desarrollo de los
pueblos de América.
Recuérdese que mientras Carlos Marx, en carta a Pavel Annenkov, del 28
de diciembre de 1846, decía refiriéndose al esclavismo: "Es la
esclavitud lo que ha dado valor a las colonias; son las colonias las que
han creado el comercio mundial, y el comercio mundial es la condición
necesaria de la gran industria mecanizada. La esclavitud, por lo tanto,
es una categoría económica de la más alta importancia", Engels celebraba
la anexión de California por parte de Estados Unidos, luego de terminada
la guerra con México: "Hemos sido testigo de la conquista de México, y
nos hemos alegrado". -expresó- "Es en interés del propio México que
quede bajo la tutela de Estados Unidos".
Ese mismo Engels, que en 1849 -sin el menor pudor ni escrúpulo de
conciencia-, llamaba a la exterminación de los húngaros que se habían
rebelado contra el Imperio de los Habsburgo, y aconsejaba la
eliminación de los serbios, de otros pueblos eslavos, de los vascos, los
bretones y los escoceses, por considerarlos también "inferiores".
Ténganse presentes los múltiples genocidios llevados a cabo por órdenes
de Lenin, quien consideró -y así lo dejó escrito- todas las formas de
violencia (incluyendo el terror de masas) como las herramientas más
eficaces para conquistar el poder y conservarlo a perpetuidad; todo lo
cual, era consecuente con la creencia de Marx de que "Sin violencia
jamás se ha conseguido algo en la historia".
Estos padres del comunismo, a quienes sus seguidores más incondicionales
no sólo no les reconocen error alguno, sino que continúan venerándolos
como a dioses, son los maestros y guías ideológicos de la nueva
izquierda fanática que pretende perpetuar el fraude que ha costado a la
humanidad millones de muertes.
Claro que "los nuevos libertadores" de América no hablan de construir el
comunismo, sino el socialismo, un sistema que a pesar de conservar toda
la esencia brutal y esclavista que lo hace despreciable lo quieren
presentar ante los pueblos -recién estrenados en esa gran mentira-, como
un socialismo nuevo. El socialismo del siglo XXI.
Sin embargo, los grandes independentistas de América -verdaderos
Apóstoles de la libertad-, a quienes tratan de oscurecer presentándolos
como precursores de sus políticas totalitarias, dejaron un legado de
amor, justicia y auténtico sacrificio humano a favor del bienestar y el
desarrollo de los pueblos.
Así, mientras los padres de la nueva esclavitud -como llamó Herbert
Spencer al socialismo- murieron abrazados al apocalipsis de su doctrina
criminal, próceres americanos de talla excepcional, aún después de
muertos continúan alentando a los hombres y mujeres de bien en su lucha
por la independencia de todos los yugos, prisiones y tiranías amasadas a
la sombra de la mezquindad, la intolerancia y el odio de los hombres
sedientos de poder.
Baste como ejemplo la grandeza y el humanismo inmenso de Benito Juárez,
el Benemérito de las Américas, cuando afirmó: "Entre los individuos,
como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz" y de
nuestro Apóstol José Martí, quien aseguró -como quien jura sobre lo
sagrado- que "El respeto a la libertad y el pensamiento ajenos, aun del
ente más infeliz, es mi fanatismo: si muero, o me matan, será por eso".
Basten, como muestra, estos dos ejemplos, para desmentir a los que
tratan de legitimar el despotismo de sus "democracias" militarizadas,
sentando en el mismo trono a ángeles y demonios.
América tiene una larga historia de luchas para emanciparse del poder de
las ideologías esclavistas.
El empeño de algunos países -encabezados por Cuba-, de querer continuar
imponiéndole a sus pueblos el fracaso irreversible del proyecto
socialista, podrá levantar muchos muros de pólvora y silencio para
tratar de cortarle las alas al triunfo de los buenos; pero terminarán
cayendo, con toda la arrogancia de su maldad enfurecida, bajo la firmeza
de la majestad soberana de la libertad inclaudicable.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/51d19a0e3a682e09e458ccb6
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