Índice y decálogo de los países desdichados
CARLOS ALBERTO MONTANER | Miami | 7 Mar 2015 - 1:14 pm
¿Cuáles son los factores que explican la desgracia de una sociedad? El
'Misery Index' contabilizada dos. Aquí se agregan ocho.
Bloomberg Business reveló recientemente que Venezuela es el país más
"miserable" del mundo. La traducción es demasiado literal. En español
sería más apropiado decir que es el más "desdichado".
La aseveración de Bloomberg surge de la aplicación de una simple fórmula
acuñada hace más de medio siglo por el economista norteamericano Arthur
Okun: se suman el nivel de desempleo y el índice de precios. Con esos
elementos se compila el Misery Index.
Venezuela, en efecto, tiene la inflación más alta del planeta, lo que se
refleja en el índice de precios, pero su nivel de desempleo es bajo:
menos de un 7%, aunque la mayor parte de los puestos de trabajo han
surgido en el sector público, dado que miles de empresas han debido
cerrar sus puertas por las desquiciadas medidas antieconómicas del
Gobierno chavista.
El segundo país en ese "Índice de Desdicha" es Argentina. A una escala
menor, el gran país sudamericano también es víctima de una altísima
inflación. Nada nuevo bajo el sol. Lleva décadas de intermitentes malos
gobiernos. Como el bandoneón que tanto gusta en aquellos parajes, se
expande o contrae frecuentemente. Ahora está en una fase aguda de
contracción.
La inflación y el desempleo son dos flagelos que explican la desgracia
de una sociedad, pero no son suficientes. Yo agregaría otros ocho
factores para construir el decálogo de las desdichas capitales.
El desabastecimiento sería el tercero. Pasarse la vida en una fila
esperando para poder comprar algo es una maldición que suele
materializarse en los países socialistas de economía centralizada y
controles de precios. Los venezolanos ya han descubierto el horror de
pelearse a puñetazos por comprar unos pollos o tres rollos de papel
higiénico.
El cuarto sería el porcentaje de delitos. Es espantoso vivir con la
guardia en alto, encerrado en la propia casa, sometido a un virtual
toque de queda porque tan pronto se pone el sol los ladrones, asesinos y
violadores salen a cometer sus fechorías. Según el International Crime
Index, que computa una docena de graves violaciones de la ley, Venezuela
es el segundo país del planeta en número de delitos (84.07). El peor es
Sudán del Sur (85.32), un país recién estrenado en medio de una guerra
civil. Más de 50 se considera una sociedad peligrosa. Singapur, la menos
peligrosa: 17.59.
El quinto es el nivel de corrupción de la administración pública. Como
se trata de delitos ocultos, hay que confiar en la opinión general de la
gente. La institución dedicada a medir estas percepciones es
Transparencia Internacional. De acuerdo con ella, Venezuela es una
pocilga. Es el 160 de 175 países escrutados. El peor, con mucho, de
Hispanoamérica.
El sexto es la protección y la calidad de la justicia. Si cuando usted
tiembla, llama a la policía para que lo proteja, es una buena señal. Si
cuando la policía se acerca, usted tiembla, la situación es muy grave. A
la labor de los agentes del orden se agrega la existencia de leyes
razonables, jueces justos, procesos rápidos y cero impunidad.
El séptimo es la movilidad social. La posibilidad real de mejorar la
calidad de vida por medio del esfuerzo propio. No hay situación más
triste que saber que, hagas lo que hagas, tu vida seguirá siendo pobre,
y lo más probable es que mañana será peor que hoy.
El octavo es el PIB per cápita. Es decir, la suma del valor de los
bienes y servicios producidos por una sociedad durante un año. Se podrá
alegar que la repartición es desigual, pero hay una evidente correlación
entre el PIB per cápita y la calidad de vida. Como regla general, los 20
países con mayor PIB per cápita del mundo son los que encabezan el
Índice de Desarrollo Humano que publica la ONU.
El noveno elemento es la libertad. Aunque no se menciona, los países
menos libres, aquellos en los que la camarilla del poder toma todas las
decisiones, aporta todas las ideas e impone sus dogmas por la fuerza,
son los más pobres y los menos dichosos.
El décimo, por último, es la cantidad de emigrantes. No hay síntoma más
elocuente del fracaso de una sociedad que el porcentaje de gente que
tiene que escapar de ella para sobrevivir. Mientras más educada es la
emigración –como sucede con la venezolana—más evidente es el desastre.
Cuando emigran los emprendedores, los ingenieros, los médicos, las
personas que teóricamente pudieran labrarse un buen porvenir en la
patria en que nacieron, es la señal de que estamos ante sociedades fallidas.
Hay que compilar ese índice. Cruzar esas variables sería muy útil.
Source: Índice y decálogo de los países desdichados | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1425730441_13275.html
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