Publicado el viernes, 06.07.13
Globovisión en el garrote vil
Pedro Corzo
Controlar los medios de comunicación siempre ha sido uno de los sueños
más preciados de los autócratas sin que importe la ideología a la que
responden o si el poder que usurpan se originó en los cuarteles.
La censura, la confiscación de las ediciones y los atropellos contra el
comunicador siguen siendo una práctica de los enemigos de la libertad de
prensa, pero hay que reconocer que los déspotas que se inspiran en el
denominado Socialismo del Siglo XXI han agregado al arsenal represivo
nuevas variantes que encubren con relativa eficacia las violaciones a la
libertad de expresión e información.
El primer paso de estos gobernantes es procurar legislaciones que
limiten el ejercicio del periodismo, una gestión en la que el difunto
presidente Hugo Chávez fue muy creativo, ya que sin recurrir a la
expropiación sistemática de los medios como hizo su maestro y guía Fidel
Castro en Cuba, pudo de forma progresiva imponer restricciones que han
disminuido los derechos a una libre información que también ha
favorecido a la autocensura.
El populismo chavista encontró un serio rival en el mundo de la
información. En los tiempos en los que muchos empresarios y líderes
políticos depositaron toda su confianza en el proyecto que promovía Hugo
Chávez, una buena parte de los periodistas, editores y propietarios de
medios, a pesar de las frustraciones por los fracasos de los gobiernos
anteriores, se situaron a la vanguardia y alertaron de los peligros que
entrañaba elegir a un gobernante con antecedentes golpistas y de
características populistas.
Entre las prácticas habilidosas del chavismo está el imponer a la
empresa privada la transmisión de los actos oficiales y las
comparecencias públicas del Presidente. La omnipresencia de Hugo Chávez
afectaba seriamente la capacidad de exposición de la oposición y le
permitía manipular a su conveniencia los acontecimientos nacionales e
internacionales.
Otro método usado por el oficialismo venezolano fue impulsar la
fundación de nuevos medios de comunicación siempre y cuando estos
estuvieran administrados por sus partidarios.
Para esta misión los incondicionales del chavismo recibieron apoyo
económico del gobierno y la asesoría de técnicos e ingenieros cubanos
que viajaron a Venezuela para facilitar la constitución de la red
extraoficial de comunicación que tenía como fin servir al gobierno.
Sin embargo, los medios que criticaban con severidad las acciones del
gobierno, entre otros Radio Caracas Televisión y Globovisión, estuvieron
entre los primeros centros en ser atacados por las turbas chavistas en
abril de 2002, cuando el frustrado golpe de Estado contra el presidente
Hugo Chávez.
Lo que ocurrió aquel día, intimidación, chantaje y represiones contra
los informadores, se ha repetido durante todos estos años y hay que
admitir que el régimen ha tenido un relativo éxito porque aunque muchos
periodistas y directivos siguen enfrentando las presiones, algunos
medios se han replegado en sus líneas editoriales, con honrosas
excepciones como Globovisión, que no ha disminuido ni en un ápice su
defensa de la libertad de expresión.
La primera gran víctima de la información venezolana fue Radio Caracas
Televisión, que había cumplido 53 años de operaciones y que tenía una
audiencia del 47 por ciento de la población, según encuestas. Las
instalaciones y los equipos pasaron al control del gobierno y son usados
en el nuevo canal oficial Televisora Venezolana Social.
El método usado fue novedoso. El régimen de Chávez canceló a RCTV las
licencias de trasmisión, lo que limitó severamente las posibilidades de
informar u opinar sobre acontecimientos que afectaban negativamente al
gobierno.
El fin de Globovisión estaba pautado, durante años denunció los abusos
del chavismo. El canal fue objeto de multas millonarias. Sus periodistas
asediados y acosados por el régimen y sus partidarios. Varios directivos
renunciaron, el presidente de la corporación debió abandonar el país por
el acoso judicial a que fue sometido. El círculo se cerró y la venta o
cierre del canal era un final anunciado.
El coraje de la mayoría de los periodistas venezolanos, con las
excepciones de rigor, es notable, pero la dedicación y entrega de los de
Globovisión ha sido ejemplar, por eso su actual presidente, Juan Domingo
Cordero, al concluir una entrevista con Nicolás Maduro dijo "Este canal
nunca más se comportará como un partido político", una expresión que se
ajusta a declaraciones del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado
Cabello, quien manifestó: "Ellos vendieron porque no tenían plata,
tenían al canal como un partido político".
La venta de Globovisión solo redunda en beneficio del gobierno. El
periodismo libre ha perdido una gran batalla, pero en Venezuela hay
periodistas que seguirán la guerra contra la mentira y la opresión.
Periodista de Radio Martí.
http://www.elnuevoherald.com/2013/06/07/1493856/pedro-corzo-globovision-en-el.html
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