Publicado el martes, 06.11.13
Sobre la solidaridad y el karma
Nicolás Pérez
Si me preguntaran cuál es el cáncer que corroe hoy a los países de
América Latina, respondería sin dudarlo un instante que la ausencia de
solidaridad. Una lástima que hayamos dejado de ser niños, abandonando el
duelo con espadas de madera durante el cual todos a una sola voz, en la
defensa de un ideal, repetíamos la consigna de los Tres Mosqueteros de
Alejandro Dumas "Uno para todos y todos para uno". Eso el viento se lo
llevó.
Cuando despunta nuestra barba nos convertimos en seres egoístas, sin
fuego en el alma y solitarios sin convicción. Crecer en política es una
de las maldiciones que guarda el diablo debajo de su capa para
envilecernos. En lo que a mí respecta jamás hubiera querido dejar de ser
niño, perder la ingenuidad, dejar de creer que todos los hombres son
buenos, pero sobre todo no hubiera querido nunca crecer para que mi
lengua no hubiera perdido su inocencia, y en días como hoy, utilizarla
como un látigo que no funda, sino solo deshace. Pero soy de carne y
hueso, y como dijo Julio Fernández Camacho hablando del hombre en un
poema inolvidable "un ser con algo de humano terriblemente inconcluso".
No creo en la reencarnación por un problema matemático, pero sí creo en
el karma de las religiones dhármicas, en la retribución de la causa con
el efecto. El error que has cometido la vida te lo devuelve, el pecado
cometido te lo tienes que empinar en una tacita de porcelana hasta el
último buchito. Trato de no cometer canalladas no porque sienta miedo de
vulnerar los Diez Mandamientos de la Ley de Dios y cocinarme en el
infierno, sino que para el mal que haga en esta vida no me lo devuelva
el karma histórico.
Hoy en el continente americano, sin excepciones, cada cual va a sus
conveniencias nacionales, mirando hacia otro lado cuando las fechorías
se cometen contra el vecino, sin entender que pueden estar comprando
soga para su propio pescuezo.
Nos preguntamos, ¿cómo es posible que gobiernos democráticos de América
se niegan no solo a protestar por unas elecciones fraudulentas, sino ni
siquiera a recibir al líder político que obtuvo en las elecciones,
aunque amañadas, un elevado respaldo de su pueblo? ¿Por qué tanto
pánico, por qué tanta renuncia a ideales democráticos? Muy fácil,
tenemos que remontarnos a cuando la campaña de Bill Clinton utilizó la
frase: "Es la economía, estúpido", solo que ahora el mismo perro tiene
otro collar: "¡Es el petróleo, estúpido, el oro negro!". Es decir, al
carajo los principios, aquí lo que importa es el cash.
También ejercen un gran peso en América los problemas políticos
internos. Hoy si para llevar adelante mis programas me deja gobernar en
paz la oposición de una izquierda majadera y vociferante, si se calla
ante mí la izquierda interna, yo me callo ante los desmanes de la
izquierda internacional.
Sobre los cubanos exiliados hemos defendido a la Venezuela oprimida no
por solidaridad, no somos ángeles, sino porque nos cogió la confronta en
Miami y hace medio siglo esperamos por la guagua que nos lleve de
regreso a Cuba.
En cuanto a karmas, me pregunto, ¿qué hicieron los presidentes
venezolanos Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, Luis
Herrera Campins, Rafael Caldera y otros políticos venezolanos para
condenar la tragedia cubana? Solo emitieron el dulce susurro de un
silencio cómplice. ¿No temen chilenos, uruguayos, peruanos,
costarricenses, colombianos, mexicanos y dominicanos que a mediano o
largo plazo se repita en sus países el crimen cubano y venezolano debido
a su actual cobardía moral?
Y ahora el último salto de los monos. Al sur del río Bravo se está
filmando una película pornográfica, no porque haya desnudos ni escenas
sexuales explícitas, sino por su alto contenido de traición y violencia.
Barack Obama no quiere manchar sus alas y le ha entregado el trabajo
sucio a Joe Biden. Este se acaba de entrevistar con el ministro de
Relaciones Exteriores de Venezuela, Elías Jaua, y han acordado
"reapertura de diálogo para restablecer relaciones". Y en un artículo en
esta misma sección de Perspectiva el pasado viernes Biden ha advertido
sobre América Latina: "Las elecciones que antes eran excepciones ahora
son mayormente la norma" (sin nombrar ni de juego las elecciones
fraudulentas), y más tarde añade: "La pregunta definitoria para la
política de EEUU deja de ser "¿qué podemos hacer por las Américas?", y
ahora es: "qué podemos hacer juntos?".
¿Qué puede hacer Washington, Fidel Castro y Nicolás Maduro juntos?
Absolutamente nada. Por lo que cubanos y venezolanos a montarnos en la
bicicleta, a apretar el trasero, y a pedalear bien duro porque el camino
que nos llevará a la libertad y a la democracia de nuevo, cada día que
pasa, es más largo y escabroso.
Nicop32000@yahoo.com
http://www.elnuevoherald.com/2013/06/11/1497542/nicolas-perez-diaz-arguelles-sobre.html
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