Sunday, June 2, 2013

De la impugnación a la escasez

De la impugnación a la escasez
Los bloqueadores no están en la restricción de dólares del gobierno...
Plata hay
LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
domingo 2 de junio de 2013 12:00 AM

El problema del gobierno de Maduro migró del tema de la ilegitimidad de
las elecciones al manejo de la compleja situación de abastecimiento que
afecta al país.

No deja de ser interesante que ya muy poca gente esté hablando de los
procesos de impugnación en el TSJ y que las expectativas de que eso
tenga algún resultado positivo sean prácticamente nulas. El mismo debate
sobre la escasez y las acciones de respuesta del gobierno buscando
negociaciones con el sector privado para desanudar su generación de
oferta ha llevado a múltiples acciones de reconocimiento directo e
indirecto de la investidura presidencial, incluso por actores que le
adversan. Una parte del país apoya a su presidente y la otra lo critica,
pero el debate de si es o no legitimo se acabó y la oposición deberá
moverse a otro tema en breve, incluyendo procesos electorales para los
que deberá motivar la participación, si quiere mantenerse conectada.

No obstante, la crisis económica es un riesgo para las conexiones del
gobierno con las masas. La escasez ha demostrado ser el problema
económico más costoso políticamente. El hecho de que Maduro se vea
envuelto en esta crisis al arranque de su gestión, proviniendo de un
triunfo estrecho, hace que la solución de la escasez, aunque sea
artificialmente, se convierta en prioridad.

Si apartamos los análisis viscerales y tratamos de entender lo que el
gobierno está haciendo, encontramos la puesta en escena del modelo de
moderación bipolar en el que se mezcla la radicalización política con la
negociación con el sector empresarial.

En el plano de la radicalización las acciones están claras. El gobierno
aprovecha el no reconocimiento de la oposición a la legitimidad de las
elecciones para desconocerla a ella con una lógica de retroactividad. El
tema es que el hecho de que la oposición no reconozca al gobierno no le
impide a Maduro gobernar, pero el no reconocimiento de la oposición por
parte del gobierno si complica su participación institucional y reduce
la capacidad de negociación democrática. El radicalismo gubernamental en
el plano político no se circunscribe a su relación con el liderazgo
opositor y sus partidos, sino que se manifiesta en sus acciones para
incrementar el control sobre los medios de comunicación y una posición
diplomática inflexible que intenta criminalizar cualquier relación de
otros países con el problema político venezolano y con los líderes
opositores, convirtiendo la política exterior del país en un carrito
chocón. Pero mientras eso pasa, las relaciones con el sector privado
aparecen en el centro de interés. Las reuniones del gobierno con los
empresarios han sido positivas y las nuevas autoridades económicas han
reconocido en privado (y hasta en público) que deben flexibilizarse en
términos de precios y cambio para poder avanzar en el rescate de los
equilibrios a futuro. Sin embargo, hay una brecha gigante entre lo que
dicen que harán y lo que han hecho y cada día el problema se agiganta, y
la solución de fondo se hace más costosa y remota. Es un avance que al
menos reconozcan que el control de precios es absurdo, la restricción
primitiva de divisas y las expropiaciones locas que han dejado parte
importante de la producción del país en manos de la ineficiencia y la
corrupción no son la vía para resolver nada sino la causa del desastre,
pero más vale que avancen a solucionarlo o el problema nos llevará a
todos por los cachos. En mi opinión, los bloqueadores no están en la
restricción de dólares del gobierno que han esgrimidos algunos de mis
colegas. Plata hay. Tiendo a pensar que son mucho más fuertes los
problemas políticos frente a los grupos radicales internos del chavismo
que la falta de divisas. De eso hablaremos la próxima semana.

@Luisvicenteleon

http://www.eluniversal.com/opinion/130602/de-la-impugnacion-a-la-escasez

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